David Granger 2 C.jpg

En las últimas semanas todos hemos sido testigos de las actitudes racistas y xenófobas que ha profesado el recién electo presidente de la República Cooperativa de Guyana, David Granger, contra el Estado y, en especial, contra el pueblo de Venezuela. Sus comentarios han trascendido la supuesta reclamación de un territorio (en este caso el Esequibo) y se han ubicado más allá de los límites de lo aceptable.

Recientemente, específicamente el día 3 de julio de 2015, durante la última reunión de la Caricom, Granger se refirió a nuestro país tildándolo como un mono sobre su espalda. «Ese mono es la carga insoportable de una reclamación opresiva y desagradable sobre nuestra tierra y nuestras aguas», expresó. Inclusive, ha llegado a calificar a nuestra patria como mezquina e imperialista.

Lo más curioso de todo es que los ataques de este gobernante se suman y pretenden abonar un contexto ya crítico, en el que persisten y conviven la guerra económica promovida por los grandes empresarios, los intentos de derrocamiento del presidente de la República, Nicolás Maduro, por parte de la ultraderecha nacional y transnacional, la especulación y el bachaqueo de nuestros productos básicos y el terrorismo financiero.

Ante este escenario es pertinente preguntarse: ¿Son inocentes y gratuitas las actuales posiciones provocadoras del presidente de Guyana? No, por supuesto que no; mucho menos puede utilizarse semejante argumento luego de conocerse las verdaderas pretensiones de los gringos sobre el territorio Esequibo.

Recordemos que el propio Departamento de Estado de los EE.UU., a través de su portal web, informó que el servicio geológico del norte identificó un potencial de recursos en la cuenca de Guayana, éstos podrían significar el segundo más importante entre las cuencas petroleras inexploradas del planeta. A eso debe sumarse el hecho de que la Exxon Mobil, presuntamente, habría hallado 1,5 mil millones de barriles de petróleo recuperable en la Guyana Esequiba.

Pero más allá de todo esto, es necesario hacer una breve recapitulación cronológica a fin de visualizar el verdadero rol que juegan David Granger, diversos funcionarios norteamericanos y, en este caso, la propia Exxon Mobil. Sus actuaciones en lo que va de 2015 nos permiten armar un rompe cabezas que deja en evidencia el nivel de complot y de enredo en el que pretenden hacer caer a nuestra patria.

En primer término hay que destacar que desde febrero de este mismo año el gobierno anterior al de Granger ya había acusado a Venezuela de supuestamente impedir su desarrollo y le exigían a nuestro país dejar de «obstruir su exploración petrolera». Lo que no destacaban los funcionarios guyaneses es que estas exploraciones se realizaban en zonas en disputa.

Posteriormente, y sin permiso de las autoridades venezolanas, el día 6 de marzo la Exxon Mobil inició sus exploraciones en el bloque Stabroek, ubicado en aguas por nosotros reclamadas. Este hecho, paradójicamente, casi coincide con la firma del decreto mediante el cual Barack Obama declarara a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria contra la seguridad de los Estados Unidos. Esto ocurrió, como todos sabemos, el día 9 de marzo de 2015.

El mismo día 12 de ese mes, el secretario de Estado, John Kerry, antes de celebrarse la cumbre de la Celac en Panamá, manifestó que si Petrocaribe llegase a caer debido a los acontecimientos en Venezuela, esto provocaría una crisis humanitaria en nuestra región. Estas declaraciones fueron seguidas, el día 15 de marzo, por lo expresado por el comandante del Comando Sur, John Kelly, quien alertó que un grupo de terroristas estaban siendo entrenados por el EI, con el objetivo de regresar y operar desde países como Jamaica, Trinidad y Tobago, Surinam y Venezuela.

En el mes de abril, en este caso el día 4, autoridades guyanesas visitaron las instalaciones de la Exxon en las aguas del Esequibo. Al mes siguiente, esta compañía anunció el descubrimiento de supuestos yacimientos de petróleo en dicha zona.

David Granger, es necesario precisar, fue electo como presidente de Guyana el 11 de mayo de este año. El 21 de mayo, varios días después de su proclamación, este exmilitar visitó la nave de exploración petrolera Deepwater Champion, ubicada a 120 millas de la costa guyanesa, en pleno Esequibo. Allí se fotografió con diversos oficiales de la Exxon y con varios integrantes de su nuevo gobierno.

El colmo del descaro, y el hecho que evidencia la confabulación gringa con este jefe de Estado, ocurrió pocas horas después, cuando Granger abandonó Georgetown (capital de Guyana), sin ofrecer explicaciones, para asistir a una reunión con funcionarios del gobierno norteamericano. Esto aconteció el 12 de junio. David Granger, por cierto, permaneció en este país hasta el 14 de ese mismo mes. Los motivos del viaje «aún se desconocen».

¿A qué se debió esta visita secreta? ¿Por qué tanto misterio? ¿Y por qué después de esta reunión han arreciado los ataques y las provocaciones de parte del gobierno de Guyana? ¿Granger agente de la Exxon? ¿Granger agente de la CIA?

Hagamos memoria un momento sobre los antecedentes del presidente David Granger:

Este señor, de 70 años de edad, adquirió conocimientos militares en academias de la Gran Bretaña, Nigeria y Brasil. Efectuó estudios militares en la Universidad Nacional de Defensa de Washington, Estados Unidos. Estudió además técnicas de lucha contra el terrorismo en la Joint Especial Operations University de la Florida. Fue nombrado, antes de jubilarse y llegar a la presidencia de su país, comandante de la Fuerza de Defensa de Guyana y Consejero de Seguridad Nacionalidad.

En el año 2013, es necesario recordar también, Granger, con respecto al diferendo con nuestro país, ofreció unas declaraciones en las que señalaba lo siguiente: «Sabemos que Venezuela, aún antes que Guyana se independizara en 1966, trató de anular el Arbitraje de 1899. En ese Arbitraje Venezuela recibió una gran cantidad de territorio. Nosotros no le robamos nada, le otorgamos un vasto territorio en el Delta del Orinoco».

Todo está más que claro. David Granger, es un individuo que es capaz de hacer cualquier estupidez que le ordenen sus amos gringos. Ellos, los del norte, para tales fines lo han educado. Su financista, en este caso la Exxon Mobil, es el titiritero que hala sus cuerdas y que, para colmo de males, lo alienta y lo financia.

 

(LaIguana.TV)