A las 8:02 de la noche del sábado 29 de julio de 1.967, la capital venezolana sufrió un terremoto que duró 35 segundos. El movimiento telúrico, que se sintió además en el Litoral Central, los Valles del Tuy y Guarenas, dejó un saldo trágico de 236 muertos, dos mil heridos y daños materiales por 450 millones de bolívares.
El movimiento tuvo como su epicentro la llamada zona sísmica exterior norte de Caracas que se extiende por más de 20 kilómetros entre las poblaciones de Arrecifes y Naiguatá, y su intensidad se calculó en 6,5 en la escala de Richter.
El fenómeno telúrico afectó mayormente a las zonas de Altamira, Los Palos Grandes y el Litoral Central. En Altamira se derrumbó el edificio «Neverí» y en Los Palos Grandes los edificios «San José» y «Mijagual».
Las esferas del reloj que miran al oeste de la torre de la Catedral de Caracas se rompieron y sus agujas se detuvieron a las 8:02 minutos de la noche del sábado 29 de julio de 1.967, reflejando en su tétrico tiempo detenido la violencia del movimiento sísmico que también fue conocido como el Terremoto Cuatricentenario, porque la ciudad andaba en los festejos de sus primeros cuatro siglos de existencia, cumplidos cuatro días antes, el 25 de julio. La intensidad del terremoto también rompió los equipos de percepción de movimientos telúricos del Observatorio Cagigal.
(ÚN)