Vivir en un país e ir a trabajar a otro. Podría parecer imposible pero un británico ha probado lo contrario. Los altos precios del alquiler en la capital del Reino Unido y su constante crecimiento obligan a la población a buscar soluciones que, a veces, pueden suponer hallar un hogar en otras naciones. Este es el caso de Sam Cookney, que vive en Barcelona pero vuela para ir a su oficina de Londres.

 

Tras hacer las cuentas, Sam Cookney ha decidido vivir en Barcelona aunque trabaje en Londres, ya que el coste del desplazamiento y una vivienda en la ciudad española es más barato que hospedarse en la capital británica. Como referente tomó un apartamento de dos dormitorios que en Londres valía algo menos de 3.000 euros mientras que en Barcelona costaba unos 800 euros. De esta forma se dio cuenta de que aunque tuviera que tomar el avión cuatro veces a la semana, incluyendo los gastos del taxi entre otros, ahorraría más de 800 euros al mes.

 

«Le dije a una amiga, como en broma, que me saldría más barato vivir en Barcelona y volar cada día a mi trabajo (…) lo que ha pasado en los últimos dos años es que el precio de alquiler ha subido como un 10 o 20 por ciento en algunas zonas», explica el viajero.

 

Desde hace tres meses, Sam disfruta de su vida en Barcelona y toma el avión rumbo a la capital británica una vez a la semana. El resto del tiempo trabaja desde su casa en España. «Aquí tengo dos habitaciones con terraza justo en el centro de Barcelona y pago solo 800 euros, así que no tiene comparación con lo que tenía en Londres», cuenta.

 

El vuelo desde la capital catalana y la británica dura unas 2 horas y Sam tarda cinco en total en llegar desde la puerta de su casa a la de la oficina londinense. Desayuna en el aeropuerto, termina sus tareas por el camino aprovechando cualquier minuto y asegura que, a pesar de lo duro que es, muchos compañeros suyos podrían seguir su ejemplo. «La cosa se está poniendo insoportable (…) no sé qué puede hacer el Gobierno, pero algo debe pasar porque la gente joven se está yendo de la ciudad; no hay dinero», explica.

 

Su historia ha sacudido las redes sociales. Sam recibe diariamente el apoyo de numerosos usuarios que se quedan sorprendidos por su situación y mientras, aprovecha su popularidad para buscar el amor de su vida, porque con ella, dice, no le importaría mudarse definitivamente al país de la fiesta, la playa, el sol y la comida mediterránea. 

 

(RT)

 

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