Guantánamo-C.jpg

El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha denegado una petición judicial para liberar al yemení Tariq Ba Odah, que está encarcelado en la base de Guantánamo desde 2002 sin afrontar ningún cargo y lleva ocho años en huelga de hambre.

 

Los abogados del reo —que pesa 33,5 kilos— sostienen que la decisión es un indicativo de la falta de determinación del Gobierno de Barack Obama de cumplir su promesa de clausurar el controvertido penal cuando queda menos de un año y medio para el fin de su presidencia.

 

Los letrados de Ba Oda, de 36 años, en su petición de habeas corpus, justificaban su excarcelación por su frágil estado de salud y el hecho de que hace cinco años recibiera el visto bueno para ser liberado por parte de las autoridades militares que gestionan el penal, abierto en 2002 para sospechosos de terrorismo en una base de EE.UU. al sureste de Cuba.

 

El caso, como otros, ha desatado una pugna entre los departamentos de Defensa y de Estado. El primero se opone a la salida de Guantánamo porque teme que suponga un incentivo a llevar a cabo huelgas de hambre. Ba Odah fue detenido por el Ejército paquistaní y acusado de recibir adiestramiento para luchar contra los talibanes. Desde 2007, cuando dejó de comer sólidos, ha sido alimentado a la fuerza a través de una sonda nasal.

 

Los responsables militares de la presión declinan dar cifras sobre el número de presos en huelga, y subrayan que reciben un trato “humano y seguro”, según explica un portavoz del Pentágono.

 

La historia de Ba Odah evidencia el limbo legal que supone el controvertido penal y el farragoso e ineficiente proceso de clausura en un momento en que la Casa Blanca ultima un nuevo plan con ese objetivo. Al inicio de su presidencia, Obama prometió tener clausurada la prisión de Guantánamo a principios de 2010, pero el bloqueo del Congreso al traslado de presos a EE.UU. y las lentas transferencias a países extranjeros lo han impedido.

 

Los abogados del preso yemení y grupos en defensa de los derechos humanos consideran su caso una prueba de fuego. “Es una señal de la voluntad real de cerrar Guantánamo por ser una persona que ha sido autorizada a ser liberada”, dice por teléfono Laura Pitter, de la ONG Human Rights Watch en EE.UU. y que viaja con frecuencia a Guantánamo para seguir las sesiones de las comisiones militares.

 

Pitter esgrime que es un ejemplo de que Obama podría hacer más para acelerar el traslado de los 52 reos —sobre un total de 116 (solo siete de ellos están imputados)— autorizados a ser liberados. En 2013, el Gobierno no bloqueó una petición judicial para liberar a un reo sudanés enfermo. Y Ba Odah no es el único preso en huelga de hambre con procesos de habeas corpus que cuestionan su detención.

 

Guantánamo-C2.jpg

(El País)