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Una sorpresiva misiva llegó a la Casa de Nariño. Se trata de una sentida carta del extraditado capo Carlos Lehder a Juan Manuel Santos. En el texto el antiguo narcotraficante felicita expresivamente al presidente “por los históricos logros por la paz nacional que su magna experiencia y templanza han culminado exitosamente en el campo jurídico y humanitario”.

 

Lehder le cuenta al primer mandatario que desde su celda en una prisión de máxima seguridad de los Estados Unidos se enteró de los avances del proceso de paz con las FARC. A pesar de que el capo se encuentra incomunicado, cuenta que encontró una revista The Economist un reportaje sobre su“exitoso viaje a Cuba y los intensos trámites y acuerdos pactados y confirmados en favor de la pacificación de la briosa Colombia”.

 

El capo se declara sorprendido sobre cómo el Papa Francisco, la realeza y mandatarios de otros países también lo han felicitado.

 

Al final, Lehder le escribe el siguiente mensaje: “la inmensa mayoría de los padres colombianos aspiramos a que nuestros hijos, que un día heredarán a Colombia, sean superiores a nosotros. Aun extraditado, yo logré que mis cinco hijos obtuvieran su título universitario, asumo que los hijos de la guerrilla sí tendrán la misma posibilidad gracias a su entereza y novedosa visión patriótica; dichos hijos de la guerrilla nunca tendrán que llevar el fusil en la mano, ni sus padres serán extraditados”.

 

Como se sabe hace un par de semanas Lehder le había escrito otra carta al presidente pidiéndole ayuda para poder volver a Colombia a morir. En el anterior escrito asegura que tiene 70 años y que fue “resentenciado, sin abogado y por correo, a 55 años de prisión”. Se queja de que los norteamericanos no le cumplieron el acuerdo que tenía con ellos. En 1991 había logrado un pacto con los fiscales de ese país a cambio de ayudar en una misión clave: el juicio contra el exdictador de Panamá Manuel Noriega.

 

Ahora que se firman los acuerdos en La Habana y que se ha hablado de la prohibición expresa de la extradición para los guerrilleros, el capo ve con nostalgia que ninguno de los hijos de los subversivos tenga que tener a su padre lejos en una cárcel en Estados Unidos como está él. El texto fue revelado por La W radio.

 

(semana.com)