Un video que muestra el desconcierto y el terror de las personas que escapaban de la sala Bataclan despavoridas, personas colgadas de los alféizares de las ventanas de un segundo y tercer piso, las carreras… el horror en menos de tres minutos.

 

Una de las imágenes que se ha grabado en la memoria de muchos tras la cadena de atentados perpetrados en París el pasado viernes 13 es la de una mujer intentando huir de la sala Bataclan mientras gritaba «Estoy embarazada». Buscaba una salida de ese templo de la noche parisino que se había convertido en un infierno.

 

A muchos les recordó al 11-S, cuando la gente, desesperada por escapar, saltaba por las ventanas de las Torres Gemelas. Afortunadamente, la historia de la protagonista del vídeo grabado por el periodista de «Le Monde» Daniel Psenny, ha terminado mejor de lo que las imágenes permitían siquiera imaginar.

 

No estuvo sola en la desesperación. Una silueta anónima acudía en su ayuda, sosteniéndola por los brazos y rescatándola de una caída que habría torcido su destino. Gracias a la ayuda de ese héroe, la joven parisina volvía al lugar donde otras 89 personas morían. Y salía con vida.

 

Así lo ha anunciado un amigo de la familia en Twitter, en una especie de campaña para intentar encontrar a ese hombre que se molestó en socorrerla cuando su propia vida estaba en peligro.

 

«La mujer embarazada que todos habéis visto en vídeo, suspendida en la ventana de Bataclan pidiendo ayuda, quiere encontrar al hombre que la subió (y que, al mismo tiempo, la salvó). Sólo para decirle «gracias»», compartía Frans Torreele, en un tuit difundido más de 1.800 veces.

 

Al igual que el escalofriante vídeo que protagonizó, también el tuit se viralizó, permitiendo encontrar a ese héroe que volvió a las sombras después de salvarle la vida. «Gracias al anuncio en Twitter, el hermano del hombre que la ayudó contactó conmigo por mail. Verifiqué con él y con mi amiga que se trataba de la persona correcta, e intercambiaron sus números. Él también está bien, que es lo que todos queríamos saber. A ella la salvó una sucesión de pequeños gestos y atenciones. En un momento de locura total, esos gestos minúsculos consiguieron grandes cosas. Apenas somos capaces de imaginar hasta qué punto una mano tendida o una palmada en el hombro pueden salvar a la gente. Y esas personas se merecen un agradecimiento, un abrazo», relataba Torreele en la edición francesa de «The Huffington Post».

 

(ABC Internacional)

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