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Rafael Ramírez, Representante Permanente de Venezuela ante naciones Unidas, enfatizó este martes durante un Debate Abierto del Consejo de Seguridad que “la soberanía de cada país reside en el pueblo”, esto a propósito de que este órgano de Naciones Unidas no puede establecer un modelo político e institucional para acompañar los modelos de desarrollo.

 

Ramírez señaló que es responsabilidad del Consejo de Seguridad promover la Paz y Seguridad Internacionales, sin embargo este propósito no puede estar por encima de uno de los principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas, como lo es el de la soberanía.

 

“La soberanía de cada país reside en el pueblo y cada pueblo se da el sistema político, económico y social, así como el marco legal e institucional más acorde a sus propios intereses, cultura e historia; y solo corresponderá a estos hacer los cambios y adaptaciones que consideren necesarios. Es un proceso que solo atañe a los nacionales del país y que no puede ser impuesto ni controlado por ningún otro país ni órgano internacional”.

 

Este Debate Abierto contó con la presencia de Justine Greening, Secretaria de Estado para el Desarrollo Internacional del Reino Unido; Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas; Olof Skoog, Presidente de la Comisión de Consolidación de la Paz y Ouided Bouchamaoui, Presidenta de la Unión General de Trabajadores Tunecinos.

 

El diplomático venezolano alertó a los presentes sobre las pretensiones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el abordaje de temas que corresponden a otros órganos de la referida instancia, como lo son la Asamblea General y el Consejo Económico y Social (ECOSOC).

 

La imposición de modelos políticos y económicos a países en vías de desarrollo es una de las principales causas de los conflictos de este siglo y el pasado, afirmó Ramírez.

 

Asimismo, el Representante Permanente de Venezuela instó al Consejo a identificar la injerencia extranjera como una causa primordial en los conflictos.

 

“Países con sus propios esquemas de desarrollo muchas veces han sufrido de la injerencia, la desestabilización política o incluso la intervención militar porque las grandes potencias, con intereses económicos o geopolíticos en esas naciones, son contrarios a las decisiones soberanas de esos países. Para justificar la injerencia extranjera se desarrollan verdaderas guerras mediáticas; la descalificación de un país por su modelo político muchas veces, haciendo un uso inadecuado del expediente de los derechos humanos u otros principios democráticos que en la mayoría de los casos ni siquiera se practican en el propio país injerencista ni en los aliados regionales que los acompañan en la acción política o militar, crea el ambiente internacional para justificar la injerencia extranjera”.

 

Ramírez aseguró que el Consejo de Seguridad de la ONU puede actuar de manera decidida en la solución de los conflictos que tienen como origen en el colonialismo y en la ocupación, como los conocidos casos de Palestina y el Sahara Occidental.

 

Sobre la reciente resolución aprobada en el seno del Consejo de Seguridad a propósito del tema de las migraciones forzadas en el Medio Oriente y África, Rafael Ramírez condenó el uso de la fuerza para resolver esta situación.

 

Por otra parte, el embajador Ramírez cuestiono la efectividad de  los comités de sanciones que mantiene el Consejo de Seguridad por considerarlos “extensiones de la presencia de las antiguas potencias coloniales en esos países”, de los cuales el 50 % de las naciones afectadas pertenecen al continente africano.

 

Ramírez aseguró que América Latina es una zona de paz que cuenta con una nueva arquitectura de organismos regionales que son empleados para la discusión de asuntos propios de la región.

 

“Venezuela es hoy día un país  en paz, a pesar de la permanente injerencia extranjera, somos un joven país consolidando su propio modelo de derecho a partir de nuestras propias experiencias y realidades y somos un factor de estabilización y de paz para América Latina y el Caribe”.

 

A continuación el discurso íntegro del Representante Permanente de Venezuela ante Naciones Unidas, Rafael Ramírez, en el Debate Abierto del Consejo de Seguridad referente a Seguridad, Desarrollo y Causas Raigales de los Conflictos:

 

Sra. Presidenta,

 

1. Queremos reiterar nuestras condolencias a Francia por los ataques terroristas ocurridos en suelo galo, así como al Líbano, a la Federación Rusa, a Irak, a Siria y a todos los países que son azotados todos los días por ese terrible fenómeno del terrorismo.

 

2. La República Boliviana de Venezuela agradece la presencia de  la Sra. Justine Greening, Secretaria de Estado para el Desarrollo Internacional del Reino Unido, del Sr. Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, del Sr. Olof Skoog, Presidente de la Comisión de Consolidación de la Paz, del Sr. Ouided Bouchamaoui, Presidente de la Unión General de Trabajadores Tunecinos, así como la de tantos ministros a participar en este debate.

 

Sra. Presidenta,

 

3. La interrelación entre la Paz y la Seguridad Internacional en los Derechos Humanos ha quedado expresada en sus diferentes resoluciones, que desde sus correspondientes perspectivas y mandatos ha emitido la Asamblea General, el ECOSOC y el Consejo de Seguridad.

 

4. Los desequilibrios socio-económicos son, con frecuencia, una de las principales causas raigales de los conflictos. Venezuela considera de suma importancia dar a la población los medios necesarios y crear los cimientos de un desarrollo incluyente, sostenido, justo y equitativo; un desarrollo con justicia social debe ser parte de todo proceso o modelo que garantice la paz.

 

5. Durante el 69 periodo de sesiones de la Asamblea General, todos los países, jefes de Estado y de gobierno, en un amplio proceso inclusivo de participación, debatieron estos asuntos en el ámbito económico y social y acordaron importantes principios y objetivos para el desarrollo; estableciendo así la Agenda para el Desarrollo 2015-2030, incluyendo el proceso de seguimiento para alcanzar los objetivos de desarrollo establecidos. Se obtuvieron grandes consensos en cuanto a dar tratamiento diferenciado a los países con distintos grados de desarrollo, acerca de que no hay un modelo único de desarrollo para los países y sobre la necesidad de construir e implementar diversos esquemas de apoyo financiero y de cooperación para el desarrollo sostenible.

 

6. Para nosotros, corresponde exclusivamente a la Asamblea General y al ECOSOC el abordaje de estos asuntos del ámbito económico y social, incluyendo el proceso de seguimiento de la Agenda de Desarrollo 2015-2030. Nuevamente queremos alertar sobre la pretensión del Consejo de Seguridad de querer abarcar temas que son de la exclusiva competencia de otros órganos de las Naciones Unidas, en particular de la Asamblea General.

 

Sra. Presidenta,

 

7. La Nota Conceptual de la Presidencia insiste en que el Consejo de Seguridad tiene un papel que jugar a la hora de atender lo que a su juicio son otras causas raigales de los conflictos. En particular, se insiste en que el Consejo puede contribuir a la consolidación de la paz a través del fomento y acompañamiento de procesos electorales, redacción de constituciones y creación de instituciones incluyentes y transparentes. De esta manera, el Consejo de Seguridad se involucra en el objetivo de desarrollo número 16 que es el de “Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles“. En este punto habría que alertar que el Consejo de Seguridad no puede establecer un modelo político-institucional único para acompañar los procesos de desarrollo sin violentar uno de los principios básicos establecidos en la Carta de las Naciones Unidas como lo es el de la soberanía.

 

8. La soberanía de cada país reside en el pueblo y cada pueblo se da el sistema político, económico y social, así como el marco legal e institucional más acorde a sus propios intereses, cultura e historia; y solo corresponderá a estos hacer los cambios y adaptaciones que consideren necesarios. Es un proceso que solo atañe a los nacionales del país y que no puede ser impuesto ni controlado por ningún otro país ni  órgano internacional.

 

9. Una de las causas raigales de muchos los conflictos que se han desarrollado durante el siglo 20, y buena parte de los que desgarran al siglo 21, tienen que ver con la imposición de modelos políticos, económicos y sociales, así como visiones de desarrollo por parte de grandes potencias político-militares a países en vías de desarrollo que se encuentran dentro de la esfera geopolítica de influencia de estos. Buena parte de los conflictos en el sureste Asiático, América Latina, África y el Medio Oriente han tenido que ver con esta práctica desarrollada por antiguas potencias coloniales y por las nuevas potencias económicas y militares.

 

10. Por otra parte, y estando absolutamente de acuerdo en que la pobreza, la exclusión, la desigualdad y la injusticia social son elementos raigales de mucho peso en los conflictos que afectan la paz y la seguridad internacional, este Consejo debe identificar en la injerencia extranjera uno de los elementos raigales de los conflictos que se generan cuando un país en desarrollo decide un propio modelo económico-social para estar en capacidad de resolver sus ingentes problemas de desarrollo; tal es el caso de países que han intentado controlar y manejar sus propios recursos naturales, desarrollar procesos de reforma agraria, democratizar la distribución de las riquezas de sus naciones o sencillamente diversificar y ampliar la esfera de sus relaciones comerciales. Países con sus propios esquemas de desarrollo muchas veces han sufrido de la injerencia, la desestabilización política o incluso la intervención militar porque las grandes potencias, con intereses económicos o geopolíticos en esas naciones, son contrarios a las decisiones soberanas de esos países. Para justificar la injerencia extranjera se desarrollan verdaderas guerras mediáticas; la descalificación de un país por su modelo político muchas veces, haciendo un uso inadecuado del expediente de los derechos humanos u otros principios democráticos que en la mayoría de los casos ni siquiera se practican en el propio país injerencista ni en los aliados regionales que los acompañan en la acción política o militar, crea el ambiente internacional para justificar la injerencia extranjera. La situación que se vive en el norte de África y en el Medio Oriente es un triste ejemplo de esta práctica que tanto sufrimiento y dolor ha traído a estos pueblos, a los que por cierto, la guerra con su carga de muerte y destrucción los han hecho perder toda posibilidad de desarrollo mínimo sostenible, al menos en el mediano plazo.

 

Sra. Presidenta,

 

11.  Una causa raigal de los conflictos en la que el Consejo de Seguridad puede actuar y resolver de una manera decidida es la vinculada al colonialismo y los casos de ocupación extranjera; siendo los casos del Sahara Occidental, y Palestina, con los territorios ocupados por Israel, los más emblemáticos no solo por el triste record de antigüedad que detentan en la agenda del Consejo, sino por la práctica paralización e incapacidad de este órgano para resolverlos. Estas son dos situaciones de conflicto permanente que están claramente en el ámbito del Consejo de Seguridad y que deben resolverse para prevenir conflictos mayores.

 

12. La Nota Conceptual pregunta, “¿Qué puede hacer el Consejo de Seguridad para atender las causas raigales de los conflictos (…)?”. Quisiéramos reformular la interrogante de la Nota y preguntar: “¿Puede el Consejo de Seguridad atender las causas raigales de los conflictos?”

 

13. Al respecto, valdría la pena remitirnos a algunas de las apreciaciones plasmadas en el Informe del Grupo Asesor sobre el Futuro de la Arquitectura de Consolidación de la Paz.

 

14. El Grupo Asesor destaca en su Informe, que las Naciones Unidas, en particular el Consejo de Seguridad diríamos nosotros, “(…) no ha comprendido aún cómo emplear y adaptar sus herramientas al contexto internacional y con frecuencia prefieren soluciones militares, a pesar de que, “(…) La naturaleza de esas reacciones con su énfasis en la seguridad a corto plazo y su correspondiente uso de grandes cantidades de recursos pueden en muchos casos desviar la atención del logro de una paz sostenible”.

 

15. El caso reciente de la adopción de una resolución en el Consejo de Seguridad que contempla el uso de la fuerza militar como medio para resolver la crisis de los migrantes en el Mediterráneo revela claramente, el sesgo de algunos  miembros del Consejo de Seguridad por el empleo de la fuerza y las soluciones a corto plazo.

 

16. Nos parece que un órgano que privilegia el uso de la fuerza militar y las soluciones de corto plazo, no es el órgano más adecuado para atender las causas raigales de los conflictos.

 

Sra. Presidenta,

 

17. Probablemente, uno de los mecanismos de acción del Consejo de Seguridad que mejor refleja la visión cortoplacista y militar de los problemas que no contribuyen en nada al abordaje de las causas raigales de los conflictos son los comités de sanciones.

 

18. Más del 50 por ciento de los comités de sanciones son relativos a países africanos, países con largos conflictos derivados, la mayoría de ellos, de la antigua presencia colonial y las deformaciones inducidas por esta para garantizar su control político, tales como las diferencias étnicas, religiosas y nacionales, las organizaciones tribales, la pobreza y la exclusión, las separaciones y organizaciones territoriales tan artificialmente creadas por el colonialismo, son algunas de las causas raigales de estos conflictos que aún persisten. Sin embargo, los comités de sanciones están diseñados para ejercer acciones punitivas contra los países en el ámbito político, económico y militar y muchas veces, lamentablemente hay que decirlo, se convierten en extensiones de la presencia de las antiguas potencias coloniales en esos países. Existen muy pocas experiencias exitosas de los comités de sanciones, es un tema que merece especial atención y análisis de este Consejo de Seguridad, sobre todo porque los países bajo régimen de sanción confrontan severas limitaciones y obstáculos para lograr el desarrollo sostenible; son países la mayoría de las veces, sumidos en la más profunda pobreza y exclusión social y en un permanente conflicto militar.

 

Sr. Presidente,

 

19.      Finalmente, América Latina y el Caribe es una zona de paz, nuestra región presenta al mundo una situación donde luego de muchos años de permanentes conflictos derivados de la injerencia extranjera, el intervencionismo y la injusticia social arribamos al siglo XXI como una zona de paz, libre de armas atómicas, libre de armas de destrucción masiva, con una nueva arquitectura de organizaciones regionales creadas y revitalizadas por el impulso de nuestros líderes regionales como el ALBA, la UNASUR, Petrocaribe, MERCOSUR, la CELAC, el FICA y  CARICOM, que nos han permitido regionalmente arreglar nuestros propios problemas con una visión desde el sur impulsando nuestros propios modelos inclusivos, protagónicos de democracia participativa con un absoluto respeto por la soberanía de los países y el principio de la no injerencia. Nuestra propia experiencia nacional, a partir del gobierno del presidente Hugo Chávez, nos ha dotado de una constitución aprobada en un proceso refrendario que incluye las disposiciones más avanzadas en materia de derechos humanos, rendición de cuentas y amplia participación popular, y cuya acción del gobierno ha estado orientada a la recuperación del manejo soberano de nuestros principales recursos naturales para garantizar la lucha efectiva contra la pobreza, la exclusión, por la igualdad de género y garantizar los derechos humanos para todos. Venezuela es hoy día un país  en paz, a pesar de la permanente injerencia extranjera, somos un joven país consolidando su propio modelo de derecho a partir de nuestras propias experiencias y realidades y somos un factor de estabilización y de paz para América Latina y el Caribe. Como lo he mencionado con anterioridad, Simón Bolívar y nuestros ejércitos libertadores, hace doscientos años, cruzaron nuestras fronteras para liberar y crear más de cinco naciones suramericanas; tenemos la moral, tenemos la experiencia y tenemos la convicción para trabajar por el desarrollo, la justicia social y la paz.

 

(Nota de Prensa)