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Mañana amaneceremos, políticamente hablando, en 2016.- Parafraseando a Andrés Eloy Blanco, esta noche se nos muere un año. Al año cronológico 2015 podrán quedarle unas semanas, pero el año político 2015 tiene su desenlace, su cañonazo, sus doce campanadas, su cuenta regresiva hoy, cuando la rectora Tibisay Lucena diga los resultados de las elecciones parlamentarias.

 

Todo lo que ha estado en juego en estos meses de brutal ataque económico, en estos meses de muchos pecados revolucionarios (de pensamiento, palabra, obra y omisión), en estos meses de grosera injerencia extranjera en los asuntos venezolanos… todo eso se estará dirimiendo durante este día de intenso trámite democrático y se convertirá en una sentencia a la hora del conteo final.

 

Mañana, políticamente hablando, amaneceremos en 2016, sin posibilidad alguna de retorno por aquello de la flecha del tiempo, que tanto fascina a los conocedores de la teoría cuántica.

 

De alguna forma, las elecciones son un día de cosecha. Cuando veamos, en su conjunto, la cantidad y la calidad de los frutos, sabremos con certeza qué hemos sembrado no solo este año, sino en los 17 que también hoy se cumplen de la primera victoria electoral del líder Hugo Chávez, en 1998.

 

Este adelanto del fin del año impondrá retos a los actores políticos. Las manidas reflexiones navideñas y los socorridos propósitos para el año nuevo esta vez serán obligatorios, auténticas medidas para la sobrevivencia. Quienes no asuman de inmediato las consecuencias de “lo de hoy” van a quedar rezagados, quizá reducidos a polvo cósmico, como gustaba decir el comandante. Ese es mi pronóstico en un día en el que están prohibidos los pronósticos.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])