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Tras la mayoría calificada que obtuvo la oposición dentro del Parlamento el pasado 6 de diciembre, es preocupante las facultad que desde ahora dicho sector político le atribuye a a Asamblea Nacional (AN), una especie de «suprapoder que puede erigirse en instancia que controla a la institucionalidad del país», expresó en su columna «El espejo», publicada en el diario Últimas Noticias, el periodista José Vicente Rangel.

 

Frente a esta situación, Rangel considera imperioso el diálogo nacional, que lejos de ser una forma de «hacer concesiones al otro y renunciar a las posiciones propias», es necesario para enfrentar la situación política que actualmente vive Venezuela; y en la que se debe imponer «una política de respeto a las atribuciones de cada Poder», de forma civilizada y sin la rémora de visiones sectarias.

 

La recomendación que da el periodista y político a quienes tienen algún tipo de poder es la prudencia. «Renunciar a la provocación y tomar conciencia de las consecuencias de actitudes irracionales,  y sobre los daños que se le pueden hacer al país».

 

De no sostenerse un diálogo apartado de la provocación y el odio, la población corre el riesgo de entrar en un escenario nada alentador para la estabilidad y paz que tanto anhela el país, advierte Rangel.

 

Señaló la actitud «capciosa» que ha asumido la derecha nacional respecto a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), debido a que contrasta «con los feroces ataques que hasta hace poco le hacía a la institución armada», lo que expresa un intento «de comprometerla con un plan para derrocar al Presidente constitucional Nicolás Maduro».

 

Respecto a los ataques contra el país, Rangel denunció que el Pentágono, departamento de Defensa de Estados Unidos, creó un centro de desinformación a escala mundial, denominado CIMA, que en la actualidad arremete contra Venezuela, empleando los mismos formatos de utilizados en guerras como en Irak, Afganistán, Libia y Ucrania

 

Para esta ofensiva comunicacional asegura que Washington ha destinado para 2016 un presupuesto de gastos para propaganda de guerra y psicológica por el orden de los 160 millones de dólares.

 

(AVN)