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El fraude electoral sólo es posible con la ausencia o la complicidad de los factores revolucionarios.- Si la oposición logró reinstaurar sus viejas trampas en el modernísimo sistema electoral de la V República, hay que arribar a la conclusión de que la Revolución ha llegado al nivel de estar ausente o de ser, en algunos lugares del país, una minoría a la que es fácil aplastar, tal como lo fue la izquierda entre 1958 y 1993.

 

Para cometer el tipo de fraude electoral que se ha denunciado en el caso del estado Amazonas es necesario contar con la ausencia  en el campo de batalla real de las elecciones de los factores políticos revolucionarios. La única otra posibilidad de hacerlo es todavía más grave: que esos factores políticos revolucionarios actúen en complicidad con sus supuestos adversarios, y que las autoridades electorales y militares también participen de la movida.

 

Vamos a reiterar la idea porque es, sencillamente, espeluznante: para que un sector político pueda llevar a cabo un fraude masivo en un centro electoral, el sector político oponente tiene que estar ausente, muy distraído o ser cómplice. Y lo mismo puede decirse de los funcionarios del Consejo Nacional Electoral y del Plan República. Esto es así, sobre todo, si no estamos hablando de alguna que otra triquiñuela, sino una verdadera orgía, que incluya conductas como que el elector le tome una foto a su comprobante; la manipulación del voto asistido de adultos mayores; el voto múltiple; y el sufragio de impostores que usan el nombre de personas fallecidas.

 

Analicemos por separado estas dos posibles causas (ausencia y complicidad) y concluiremos que son los alarmantes síntomas de una enfermedad estructural que muchos se niegan a admitir:

 

Ausencia. El fraude generalizado sólo es viable en aquellas mesas o centros electorales en los que el sector político afectado no tiene representantes ni testigos. ¿Es esto posible, teniendo en consideración las grandes demostraciones mediáticas de organización y puesta a punto de la maquinaria electoral que dieron el PSUV y sus aliados antes del 6D?  Lo dicho (en una conversación telefónica interceptada) por una de las personas acusadas de orquestar el fraude en Amazonas conduce a pensar que la oposición actuaba sin restricciones, a calzón quitao, en ciertas mesas. ¿Quiénes eran los representantes del Gran Polo Patriótico en ellas?

 

Dentro esta categoría de ausencia podríamos incluir, únicamente para no extender demasiado este análisis de principios de año, algunas variables como la falta de capacidad o la negligencia de los representantes del sector revolucionario, es decir, que sí estuvieran presentes, pero que hayan permitido las actuaciones ilegales de los opositores por ineptitud o por lo que se llamaría, en buen venezolano, apendejamiento. Bueno, pues ambas conducen a lo mismo: ¿Tiene realmente el chavismo una maquinaria electoral, como tanto lo han pregonado muchos de sus líderes?

 

Complicidad. La otra gran opción a la hora de estudiar la vulnerabilidad del casi perfecto sistema electoral venezolano es que los representantes de un sector político estén en complicidad con los del otro para defraudar la voluntad del electorado. En el caso que  nos ocupa, tendría que haber ocurrido algo así. Es una hipótesis difícil de tragar, pero si los miembros de mesa y testigos del GPP estaban presentes, bien despiertos, y habían sido entrenados para defender el voto revolucionario, pero permitieron que se cometieran las irregularidades denunciadas, hay que presumir mala fe en su conducta. Y en la comparsa tuvieron que haber participado también los funcionarios técnicos del CNE y los oficiales del Plan República. ¿Se investigará esto ahora que el caso ha llegado al Tribunal Supremo de Justicia?

 

Se concluye que la Revolución tiene muchas preguntas por hacerse y, luego, por responder. Parece obvio que no basta con denunciar un fraude y buscar a los responsables en el lado opositor. Hay que mirar hacia adentro.

 

(Clodovaldo Hernández /[email protected])