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Ramos Allup refleja una crisis de liderazgo de la oposición y de la Revolución.-  Es cosa de egocéntricos citar frases que uno mismo ha dicho o escrito, pero en este caso espero que se me excuse porque creo que los comentarios que referiré están hoy, incluso, más vigentes que cuando fueron publicados. Esto ocurrió a mediados de 2015, cuando se definieron las candidaturas de la oposición por los diversos circuitos electorales. Entonces escribí que todo parecía indicar que Henry Ramos Allup sería el candidato estrella del antichavismo. Y opiné que eso reflejaba una lamentable crisis de liderazgo tanto en la oposición como en la Revolución.

 

Hoy, eso es más verdad que nunca. 

                          

El artículo en cuestión se publicó el 27 de junio en el diario El Universal. Allí expresé:

 

“El rollo no es la edad del dirigente porque, como bien solía repetir el comandante en su última campaña presidencial, «más viejo es el viento y todavía sopla». El punto es que, tanto para la Revolución como para la oposición, hay algo de derrota en el retorno de este personaje, convertido en la figura de unos comicios que habrán de realizarse a 17 años exactos de la sacudida política que significó la primera victoria electoral de Hugo Chávez”.

 

Luego señalé por qué, a mi juicio, la irrupción del dirigente adeco era un síntoma negativo para el chavismo:

 

“La vuelta al ruedo de Ramos Allup (a quien los reporteros del Congreso de aquellos tiempos llamábamos «el Pájaro Loco») tiene sabor a fracaso para la Revolución Bolivariana, pues ésta siempre ha jurado que «Puede que vuelva Tarzán, puede volver Rintintín/ puede volver Supermán / y puede volver Cantinflas /con Capulina y Tin Tan / pero adecos y copeyanos / esos nunca volverán». Bien, pues el retorno de Ramos Allup ahora es una posibilidad real, por más cantinflérico, capulinesco o tin-tánico que resulte el asunto”.

 

Después, puntualicé por qué el renacer del vetusto emblema del Congreso cuartorrepublicano era una evidencia de fracaso del antichavismo:

 

“El liderazgo opositor nuevo (bueno, ni tan nuevo) tendría que meditar muy seriamente (si esa fuera su costumbre, claro) acerca del hecho de que el candidato estrella de su alianza perfecta sea un adeco veteranísimo que además los desprecia, por considerarlos «petimetres, lechuguinos, maripositas». Algo habrán hecho mal los ¿nuevos? líderes cuando hoy la coalición antichavista sale a jugar su Copa América con un seleccionado en el que la camiseta número 10 la lleva un sujeto de 72 años y un largo rabo de paja. En algo habrán fallado Primero Justicia y Voluntad Popular, luego de más de quince años de reinado mediático, si el abanderado de su delegación olímpica es un sobreviviente del meteorito del cretácico”.

 

En un intento de ver el panorama completo, añadí que no todos tenían por qué sentirse fracasados con la reaparición del dirigente accióndemocratista en rol de gran figura:

 

“El adecaje damnificado está feliz y ya se prepara para animarlo en sus discursos de campaña, con el clásico (y muy adeco) ¡púyalo! Y, claro, el propio candidato anda disfrutando del Efecto Caballo Viejo, solo que en vez de potranca, anda detrás la curul que lo tiene embarbascao”.

 

Sin pretender una incursión en los terrenos de Nostradamus, debo decir que mis nefastas profecías se están cumpliendo. Luego de los primeros cinco días de Ramos Allup como presidente de la Asamblea Nacional, el hombre está en su momento de máximo estrellato. Las huestes opositoras sedientas de revancha hasta lo han aplaudido en la calle, mientras las masas chavistas no ocultan sus ganas de rebajarle el copete y hacerle pagar las insolencias contra el Libertador Simón Bolívar y el comandante Chávez.

 

Cuando pase la efervescencia generada por sus viles desplantes, tal vez tanto un bando como el otro se convencerán de que este señor en plan de estrella es la prueba viviente de un doble fracaso.

 

(Clodovaldo Hernández /[email protected])