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La sentencia de la Sala Constitucional del TSJ declarando el cese de la “omisión legislativa” de la Asamblea Nacional, después que la mayoría parlamentaria decidió acatar la decisión de la Sala Electoral del pasado 11, puso fin al impasse que desde el 6 de enero enturbiaba las relaciones tanto en el interior del parlamento, entre ambas fracciones, como entre la Asamblea y el Tribunal Supremo.

 

Cuando la Asamblea Nacional dejó de sesionar el lunes 11 por falta de quórum, que como sabemos, controla la oposición, hubo críticas y los medios omitieron lo que realmente había ocurrido: las verdaderas causas de esa inasistencia de la MUD. En esa sesión suspendida debía decidirse si acataban o no la sentencia y los opositores tenían discrepancias. Los más radicales estaban contra el acatamiento, partidarios de no eludir la confrontación de poderes, pero había otros, más sensatos, que querían buscar una salida a la crisis; en esas circunstancias no podían presentarse a la plenaria y fue necesaria una discusión en el seno de la fracción para resolver, y fue lo que hicieron.

 

Al día siguiente se produjeron contactos informales con diputados del Polo Patriótico, cuando visualizaron una salida con la “voluntaria y espontánea” desincorporación de los tres diputados de Amazonas, indebidamente juramentados el martes 6, y cuya presencia hacía nulas todas las actuaciones de la AN.

 

Contra las posiciones más extremas, que las hay en cada una de las dos fracciones, se impuso el diálogo, la política, conversaciones informales que terminaron con un acuerdo implícito, que contemplaba la desincorporación de los diputados impugnados y el levantamiento de la decisión de la Sala Electoral que afectaba la legitimidad de la Asamblea y todo volvió a la normalidad.

 

La pregunta es: ¿se trata de un episodio circunstancial, pasajero, o tales acuerdos tienen una vigencia más permanente? Pienso que la crispación en el seno de la AN se prolongará en el tiempo, emergerá cada rato según la materia que se discuta. En casos se trata de posiciones irreconciliables, como el decreto de amnistía, con algunos momentos de coincidencias, pero, si fue aprendida la lección, como esperamos que haya sido, es de suponer que cada vez que se presenten contradicciones de esta naturaleza, será posible encontrar soluciones. “La democracia es la vía para resolver conflictos”, dijo el coordinador de Unasur, Ernesto Samper, una vez conocido la superación del impasse.

 

En su discurso de presentación de la memoria y cuenta, el presidente Maduro no solo llamó al diálogo a todos los factores involucrados sino que anunció que mañana instalará un Consejo Nacional para una Economía Productiva, que tendrá sede permanente en Miraflores, buena señal esa, y que, se supone, no habrá exclusiones e incorporará a quienes tienen que ver con la producción y, en general, con la actividad económica.

 

Y a propósito del acatamiento a la sentencia de la Sala Electoral, cabe preguntar cuál será la suerte de la comisión que investiga la reciente designación de varios magistrados, que ya está operativa, en funciones, pese a que se aprobó en plenaria en el período en que estaba declarada la nulidad de todas las decisiones acordadas en la AN, mientras estuviesen incorporados los tres diputados de Amazonas.

 

¿Será la misma Sala Electoral la que debe despejar las dudas al respecto?

 

Y si tienen interés en otras opiniones mías sobre la situación actual y las perspectivas, les recomiendo ver hoy, a las 9 am en Televen y a las 6 pm en VTV, el programa “José Vicente Hoy”, donde abordamos esos asuntos en el reinicio de esa programación en este 2016.

 

Al debate sobre derechos humanos le faltó la rica bibliografía con motivo de las violaciones a esos derechos en los gobiernos de AD y de Copei. Cuando escribía esta nota, pude extraer los títulos: “Expediente Negro”, de José Vicente Rangel, 2 ediciones; “Víctimas de la Democracia Representativa en Venezuela”, profusamente ilustrado, de Raúl Zurita Daza; “Desaparición forzada”, 2a edición ampliada y revisada, de Yahvé Álvarez y Oscar Battaglini; “Cómplices y testigos”, de Luis Homez, y la revista “Desaparecidos” de Pedro Pablo Linares, pero quedaron en algún lugar libros de Pedro Pablo Linares y de otros autores.

 

Los dos jugadores considerados como los mejores de todos los tiempos, según reciente comentario de Juan Vené, que habrían sido Satchel Paige y Martín Dihigo, vinieron y jugaron en Venezuela. Dihigo llegó en 1932 a Valencia y después, en 1952-53, como manager campeón del ”Caracas”, y Satchel Paige en años que no pude precisar. Pero creo que Venezuela fue el único país, fuera de EEUU, donde jugaron ambos.

 

Si Henry Ramos cumple lo que ofreció públicamente, el 5 de julio debe estar sacando a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República, pues se cumplirán seis meses exactos de su anuncio en la instalación de la Asamblea Nacional. Entonces habrá que preguntarle con qué nalgas se sienta la cucaracha.

 

Como eficiente peón de la voluntad de Washington, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, desde allá mete sus narices en las cuestiones internas de Venezuela, pero de lo que puede estar seguro es que no podrá venir a este país. Entre tanto, mañana debe pronunciarse la Unión Europea contra nuestro país. Desde hace rato es una región sumisa de las políticas de EEUU anti Venezuela y contra Rusia.

 

La aviación rusa ha incursionado en espacio aéreo sirio y bombardeado 5.600 objetivos del EI, lo que ha permitido a la infantería siria desalojar a los yihadistas de 217 poblaciones. Esa guerra de agresión, con apoyo occidental, desde entonces cambió la correlación de fuerzas.

 

El diputado a quien se le ocurrió informar que apenas salgan de “cuatro leyes importantes”, abordaran una sobre la democratización de los medios, ¿tendrá una idea clara de lo que eso significa? ¿Conoce cuál es la opinión de los propietarios de todos los medios, incluido el Estado, sobre esa democratización?

 

(ÚN)