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Este jueves 21 de enero, el presidente de la firma encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León (LVL), mediante su usuario en la red social Instagram, aseguró que la crisis que actualmente vive Venezuela sí tiene solución. El problema radica, según él, en que el Gobierno no ha hecho hasta ahora «nada racional para atenderla».

 

De acuerdo al texto publicado por el analista, lo primero que se debería atender es el tema económico. El clima que hoy debería imperar en los diferentes sectores del país, señaló, es el del diálogo y la negociación. Reiteró además que la diatriba, de agudizarse, empeoraría todavía más la situación.

 

«No es verdad que la crisis no tiene solución. El tema es que no se ha hecho nada racional para atenderla. La jerarquía hoy es el problema económico. Agudizar la diatriba y la confrontación solo empeorará más la situación que vive la población y el sector productivo», explicó.

 

«La negociación política no se plantea porque te da nota, sino porque no te queda más remedio y es la vía para evitar el colapso. No se negocia entre panas. Se negocia con el adversario. Con ese al que no le tienes confianza y que evalúas mal. Y no te sientas con él porque te da nota, sino porque es vital», continuó.

 

Para León, «sentarse con los enemigos no significa que no entiendes lo que hicieron o minimizas el impacto de sus crímenes». Lo importante, indicó, es hacer un sacrificio, abrir la mente y llegar a acuerdos. «Y lo haces para buscar un bien mayor: la paz y la solución a la crisis», añadió.

 

Más adelante destacó: «en la decisión de que prefieres: ¿castigar o resolver? Los negociadores (y yo me incluyo) prefieren negociar con quien sea si el resultado potencial es la solución del problema. Pero el tema central es que la negociación tiene que hacerse bien o fracasará. Debe haber disposición real a negociar. Tiene que hacerse con los actores capaces de comprometerse en la solución del problema y debes conseguir el apoyo mayoritario de la población».

 

Según el criterio del economista, si estas condiciones no se cumplen la negociación podría terminar por convertirse en una farsa. Ello solo intensificaría el problema, deterioraría la imagen de la negociación como mecanismo de solución, y nos alejaría cada vez más de la resolución del conflicto y de la crisis.

 

«Lamentablemente los pueblos suelen agotar primero todas las estupideces previas para luego negociar cuando todo está arrasado», concluyó.

 

 

 

 

No es verdad que la crisis no tiene solución. El tema es que no se ha hecho nada racional para atenderla. La jerarquía hoy es el problema económico. Agudizar la diatriba y la confrontación sólo empeorará más la situación que vive la población y el sector productivo. La negociación política no se plantea porque te da nota sino porque no te queda mas remedio y es la vía para evitar el colapso. No se negocia entre panas. Se negocia con el adversario. Con ese al que no le tienes confianza y que evaluas mal. Y no te sientas con él porque te da nota sino porque es vital. Un ejemplo claro es el plan de paz en Colombia. Obviamente hay mucha gente en contra, que siente que es una barbaridad sentarse con los guerrilleros. Atacan fieramente a quienes negocian con ellos y los acusan de validar sus fechorías y ofrecerles el perdón. Es, en mi opinión, un problema de interpretación. Sentarse con los enemigos no significa que no entiendes lo que hicieron o minimizas el impacto de sus crímenes. No te sientas con ellos a compartir un confite. Te sentaste ahí también con rabia y frustración. Te provoca taparte la nariz y te estremece la idea de que salgan ilesos después de lo que hicieron. Pero haces un sacrificio (quizás tu y el) para estar ahí. Para abrir tu mente y buscar acuerdos. Y lo haces fundamentalmente porque buscas un bien mayor: la paz y la solución a la crisis. En la decisión de que prefieres: castigar o resolver? Los negociadores (y yo me incluyo) prefieren negociar con quien sea si el resultado potencial es la solución del problema. Pero el tema central es que la negociación tiene que hacerse bien o fracasará. Debe haber disposición real a negociar. Tiene que hacerse con los actores capaces de comprometerse en la solución del problema y debes conseguir el apoyo mayoritario de la población. Sin esas condiciones, la negociación puede terminar siendo una farsa, que sólo intensifica el problema y deteriora la imagen de la negociación como mecanismo de solución, alejándonos cada vez más de la resolución del conflicto y la crisis. Lamentablemente, los pueblos suelen agotar primero todas las estupideces previas para luego negociar cuando todo esta arrasado.

Una foto publicada por Luis Vicente Leon (@luisvleon) el

 

(LaIguana.TV)