Tras alzarse con la victoria en la disputa electoral por la Asamblea Nacional, la oposición venezolana, con 109 diputados de 163 posibles, ha generado controversia y polémica desde su nueva posición de poder. El juego político se ha hecho más complejo pero también más mediático y hasta tragicómico.
Este viernes 5 de febrero, y tras haberse cumplido un mes de la “nueva asamblea”, el hemiciclo se ha convertido en punto central de la agenda mediática del país, con el controvertido secretario general del partido Acción Democrática, Henry Ramos Allup como presidente.
Precisamente, la primera polémica surgió tras la designación de Ramos Allup como presidente, en un acto que las facciones de la Mesa de la Unidad Democrática organizaron a puerta cerrada. Y es que aunque Primero Justicia es la “primera” fuerza política opositora en el hemiciclo, su líder, Julio Borges, tuvo que ceder, por el clamor opositor, al adeco Allup.
Ramos Allup parecía haber estado esperando la designación con muchas ansias, y apenas llegar avivó la polémica. Su decisión de retirar todos los retratos del comandante Hugo Chávez y los cuadros de la reconstrucción facial de El Libertador Simón Bolívar, fueron prueba de que venía dispuesto a desafiar al pueblo y al Ejecutivo.
«No quiero ver un cuadro aquí que no sea el retrato clásico del Libertador. No quiero ver a Chávez o Maduro. Llévense toda esa vaina para Miraflores o se lo dan al aseo», llegó a decir con sorna.
Pero no terminaba allí la confrontación, pues desde la bancada opositora se empezaron a anunciar interpelaciones a los distintos representantes de áreas fundamentales del funcionamiento del gobierno bolivariano, citando, a los representantes del gabinete económico, el Ministro para la Educación Universitaria Jorge Arreaza, los responsables del Cencoex, exministros como Jorge Giordani, entre otros.
Y apenas a la semana de haber recibido la investidura como diputados, los representantes de la MUD parecieron haber olvidado que fue el pueblo, clamando soluciones a las dificultades económicas, quien los llevó allí, mostrándose de brazos caídos, y como consecuencia, la sesión ordinaria se suspendió por falta de quórum.
Sin embargo, lo peor estaba por llegar. La oposición definitivamente quiere capitalizar políticamente los logros de la Revolución y, Borges, quien en el pasado dijo con desprecio que las viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela eran meras maquetas, hoy ofrece una Ley de “propiedad”, que más bien significa apuros y contratiempos para las familias beneficiadas, pues implica una hipoteca astronómica -beneficiosa para bancos-, para conseguir el ansiado título de propiedad.
Como colofón a la marcha triunfal de la MUD en la AN, esta última semana se presentó el polémico proyecto de Ley de Amnistía y reconciliación nacional, que, más que una medida humanista, se traduce en perdón para muchos criminales y una declaración clara de que solo habrá paz política y social si hay impunidad para los culpables.
Cabe destacar que el tema económico, principal preocupación de los venezolanos y motor político de la oposición, ha sido dejado de lado, e incluso, el propio presidente Nicolás Maduro consignó un Decreto de Emergencia Económica ante la AN que fue rechazado, mostrando que la verdadera apuesta opositora, el verdadero “cambio” es el colapso económico del gobierno y del país.
Son muchas las interpretaciones que se le pueden dar a los resultados electorales que colocaron a la MUD como fuerza mayoritaria en el hemiciclo legislativo, y muchas dejan ver la responsabilidad directa de los líderes chavistas, separados de la realidad popular colmada de dificultades, quienes llenos de soberbia, apostaron todo a la «maquinaria electoral» del partido.
Sin embargo, ningún escenario justifica que la oposición arme shows mediáticos desde la AN ni orqueste planes “constitucionales” para dar fin al gobierno del Presidente Maduro, en vez de ofrecer colaboración para, hombro a hombro con el ejecutivo, vadear la crisis económica venezolana.
(LaIguana.TV)
