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En entrevista exclusiva con La Iguana.TV, realizada por el periodista Clodovaldo Hernández, el experto petrolero David Paravisini (Caracas, 1948) expresó que las condiciones que ha generado la brutal caída de los precios petroleros deben revertirse en un plazo relativamente breve, aunque reconoce que un año puede resultar una eternidad para un país que atraviesa las dificultades sufridas por Venezuela en estos momentos.

 

Ingeniero mecánico egresado de la Universidad Central de Venezuela, con estudios de maestría en Planificación del Desarrollo en el mítico Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes), Paravisini ha sido desde hace doce años uno de los principales divulgadores del conocimiento sobre el tema petrolero, mediante su programa Petróleo en movimiento que primero se difundió a través de Radio Nacional de Venezuela y luego, debido a su desacuerdo con un cambio de horario, migró hacia la emisora comunitaria Radio Arsenal.

 

El también profesor del Centro de Estudios en Ciencias de la Energía de la Universidad Bolivariana de Venezuela, expresó, entre otras, las siguientes ideas:

 

  • Puede esperarse que (el precio del petróleo) siga bajando más. Sólo que ya las condiciones están llegando a un límite. EE.UU. está llegando a un extremo insostenible de su política de subsidio al petróleo no convencional, obtenido mediante la técnica del fracking.
  • Creo entonces que habrá muy pronto un cambio en las condiciones. Claro, que en términos petrolero, “pronto” puede significar un año o más, y eso para nosotros, en las condiciones actuales de la economía parece un lapso muy largo.
  • La política imperial ha dado pie a todas estas batallas por el petróleo. En Venezuela comenzó con un golpe de Estado (en abril de 2002) y un paro de la industria (diciembre 2002-febrero 2003) y una serie de acciones guerra contra nuestro país. Todo está dirigido retomar control sobre las principales reservas petroleras el mundo.
  • EE.UU. estimuló la piratería o robo de petróleo en los países afectados por conflictos generados por ellos mismos: Libia, Siria, Irak. Eso representa un flujo de entre uno y dos millones de barriles diarios.
  • El presidente Maduro está haciendo un esfuerzo muy destacado a nivel internacional, poniendo su carácter y personalidad en una empresa riesgosa para influir en el precio. Esos esfuerzos son correctos, a pesar de que a veces se tilden de ridículos.
  • No estamos haciendo lo que corresponde. Estamos haciendo inversiones en pozos costosos, mientras no las hacemos en pozos de crudos livianos y medianos que tienen costos menores y generan precios más altos. PDVSA debe hacer ese análisis para buscar la manera de tener un margen de ganancia más alto.
  • Venezuela está obligada a mantener sus compromisos con esos socios (los de la Faja Petrolífera del Orinoco), sobre todo porque sabemos que los precios del petróleo inevitablemente van a superar la barrera de los 50 o 60 dólares.
  • En medio de la crisis general económica, la destrucción de nuestra moneda, el contrabando de combustible y de alimentos, aumentar diez bolívares la gasolina no va a resolver ningún problema.
  • Los acuerdos con China son geniales, solamente se pueden logar entre Estados socialistas. Superan cualquier préstamo que pudiéramos acordar con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial e, incluso, con la Corporación Andina de Fomento. Ninguna entidad crediticia mundial podría ofrecer condiciones tan excepcionales. 

 

A continuación la conversación completa:

 

-¿Hasta dónde puede seguir cayendo el precio del petróleo?

 

-Hay que poner esto en su perspectiva. Estados Unidos decidió retomar el control del precio del petróleo a principios de los 2000 y también ha procurado disminuir su dependencia de los crudos de la OPEP. Esa ha sido, en buena medida, la razón de las intervenciones en varios países, especialmente en aquellos que habían mostrado planes para garantizar un manejo soberano de sus recursos. Esa política imperial ha dado pie a todas estas batallas por el petróleo. En Venezuela comenzó con un golpe de Estado (en abril de 2002) y un paro de la industria (diciembre 2002-febrero 2003) y una serie de acciones guerra contra nuestro país. Todo está dirigido retomar control sobre las principales reservas petroleras el mundo. En ese mismo sentido está el caso de Libia, Siria, Irak, Irán. Es decir, aquellos países exportadores de petróleo que han tomado la decisión de manejar soberanamente su recurso. Un componente de esa política de Estados Unidos ha sido la explotación de sus propias reservas de rocas madres, que hasta ese momento (2000) tenían la categoría de estratégicas. Dieron los permisos para abrir explotaciones en el golfo de México y se produjo aquel terrible accidente de una plataforma de la British Petróleum. EE.UU. logró sus objetivos: para el año 2014 ya había desplazado, con su producción interna, cerca de 5 millones de barriles que aportaban países de la OPEP, fundamentalmente Arabia Saudita, Nigeria y Argelia. Y estamos hablando de petróleo premium, ligero, de primera calidad. Por otro lado, EE.UU. estimuló la piratería o robo de petróleo en los países afectados por conflictos generados por ellos mismos: Libia, Siria, Irak. Eso representa un flujo de entre uno y dos millones de barriles diarios. Si eso se lo sumamos a los cinco millones que produce EE.UU. internamente y lo que ha agregado Arabia Saudita dos o tres millones, tenemos una explicación de la sobreoferta mundial.

 

-¿Entonces, puede esperarse que todavía siga bajando más el precio?

 

-Puede esperarse que siga bajando más. Sólo que ya las condiciones están llegando a un límite. En primer lugar porque Rusia entró a la escena en lo que respecta al petróleo pirateado través de Turquía por la gente de ISIS, financiada por EE.UU. y Arabia Saudita, aunque parezca contradictorio. Rusia ha tomado acciones determinantes para enfrentar esta situación para liquidar este millón o dos millones de barriles de sobreoferta. Por otra parte, EE.UU. está llegando a un extremo insostenible de su política de subsidio al petróleo no convencional, obtenido mediante la técnica del fracking, pues la caída de los precios ha afectado no sólo a ese tipo de petróleo sino también a la producción convencional en EE.UU. Han llegado a niveles de no productividad porque sus costos de producción son más elevados que el precio de mercado. El compromiso de subsidio de EE.UU. era con las grandes empresas que controlan la explotación por fracking, pero no a 100 o 200 mil productores de siete u ocho barriles diarios que están saliendo del mercado. En estados petroleros como Texas, las quiebras son gigantescas y pasan de 100 mil los trabajadores petroleros despedidos. Es decir, que ese intento de liberarse de la importación de petróleo podría traer daños peores porque se podría perder parte de la producción convencional. Mientras tanto, Rusia y Arabia Saudita se están poniendo de acuerdo para que cuando esto suceda, cuando baje la provisión del ISIS y EE.UU. tenga que abandonar su política de subsidios, van a repartirse el mercado estadounidense y parte del mercado global. Creo entonces que habrá muy pronto un cambio en las condiciones. Claro, que en términos petrolero, “pronto” puede significar un año o más, y eso para nosotros, en las condiciones actuales de la economía parece un lapso muy largo. Hay indicadores que muestran que se puede confiar que un período relativamente cercano, la tendencia a la caída en los precios pudiera revertirse.

 

-¿Cómo está el petróleo venezolano en este aspecto del costo de producción versus el precio al que se vende? ¿Qué margen tenemos?

 

-El presidente Maduro está haciendo un esfuerzo muy destacado a nivel internacional, poniendo su carácter y personalidad en una empresa riesgosa para influir en el precio. Esos esfuerzos son correctos, a pesar de que a veces se tilden de ridículos. Ahora, más allá de eso, lo que tenemos que hacer es ajustarnos internamente. En una situación como esta, de caída de los precios del petróleo, no podemos darnos el lujo de aumentar los costos de producción. Según los informes anuales de Pdvsa, en 2013 el costo de producción era 11 dólares el barril; en 2014 se indica que se elevó a 18 dólares por barril. En un informe que presentó Pdvsa para justificar el aumento de la gasolina, se ubicó el costo de producción en 21 dólares.

 

-¿O sea, que estamos en la raya?

 

-No obstante las anteriores cifras, en una entrevista el presidente de Pdvsa y ministro de Petróleo y Minería, (Eulogio) Delpino, dijo recientemente que el costo de producción promedio eran 10 dólares. Sería bueno que nos explicara cómo fue que de 18 dólares en 2014 se bajó a 10 en la actualidad. La información que tenemos desde dentro de la industria es que no pareciera que los costos de producción estén cayendo. Y allí hay que tomar en cuenta que no sólo han bajado los precios internacionales sino que también ha caído nuestra producción. Ya no son los 3 millones de 2013, sino 2 millones 400 mil en este momento. Esto implica una situación verdaderamente delicada, pues. No estamos haciendo lo que corresponde. Estamos haciendo inversiones en pozos costosos, mientras no las hacemos en pozos de crudos livianos y medianos que tienen costos menores y generan precios más altos. Pdvsa debe hacer ese análisis para buscar la manera de tener un margen de ganancia mayor.

 

-Hablando de eso, se entiende que la Faja Petrolífera es una zona con altos costos de producción porque hay que mejorar el crudo que se obtiene de ella. ¿Cómo queda la Faja en este escenario de bajos precios?

 

-Bueno, es que eso no se puede mirar desde un punto de vista estrictamente comercial. Tenemos que ver el componente geopolítico. La Faja es una salvaguarda que tenemos para la política internacional. Hemos invitado a gran cantidad de empresas multinacionales a trabajar allí. Eso nos da una relación con otros veinte países, otras veinte realidades mundiales que le dan solidez a nuestra política. Son fórmulas nuevas para relacionarnos con nuestros socios, a pesar de que los costos sean mayores. El problema con el petróleo extrapesado es que por sus altos costos está perdiendo mercados. Otros tipos de crudo pueden entrar  al mercado con ganancias y quedar por debajo de los costos de producción de los extrapesados de la Faja. Son condiciones de un mercado sumamente complejo que no puede verse de manera lineal. Venezuela está obligada a mantener sus compromisos con esos socios, sobre todo porque sabemos que los precios del petróleo inevitablemente van a superar la barrera de los 50 o 60 dólares.

 

-Uno de los argumentos de la oposición en el campo petrolero es afirmar que Venezuela está importando crudos livianos para mejorar los crudos extrapesados de la Faja. ¿Es eso verdad?

 

-Es cierto, por los volúmenes de producción. Cuando arrancamos con la Faja, eran 600 mil barriles y teníamos suficiente producción de crudos livianos para mejorarlos. Eran, principalmente, petróleos de El Furrial. Con esa mezcla hacíamos un crudo llamado Merey, que es la bandera nuestra en el mercado internacional. Ahora, cuando se pasa a la escala de un millón o millón y medio de barriles diarios, se necesita un volumen mayor de crudos livianos, ya no es suficiente la producción interna. Es una fase provisional que se necesita para cumplir con los compromisos que tenemos con los socios. A los precios de cien dólares que había hace poco tiempo, esto no representaba mayor problema. A los precios actuales sí lo es porque tenemos que pagar los crudos livianos y con ellos producir un petróleo que tiene mayores costos de producción que ese componente liviano.

 

-¿En medio de este panorama, el aumento del precio de la gasolina en el mercado interno tiene algún impacto económico o es algo meramente psicológico?

 

-Yo creo que la forma como se está enfocando este tema, tanto en la propuesta de Pdvsa como en la del Ministerio de Transporte, los aumentos no son significativos. Creo que se habla de cinco, cinco y diez bolívares para el diesel, la gasolina de bajo octanaje y la premium. Eso no tiene, en mi opinión, ningún significado. En medio de la crisis general económica, la destrucción de nuestra moneda, el contrabando de combustible y de alimentos, aumentar diez bolívares la gasolina no va a resolver ningún problema. Pdvsa va a recuperar sus costos, pero va a causar una sensación general de descontento. Aunque no sea mucho lo que se va a pagar por un tanque, si esto no se ve de una manera integral va a ser imposible que los transportistas no aumenten los pasajes y que el resto de los distribuidores de todos los demás productos usen eso como argumento para nuevos aumentos.

 

-¿Los acuerdos petroleros con China son un alivio para la situación que se está viviendo o son más bien una complicación?

 

-No sé cuáles son las objeciones que se le pueden hacer a acuerdos como esos. Yo creo que son acuerdos geniales que solamente se pueden logar entre Estados socialistas. Independientemente de lo que pase, nosotros cancelamos los préstamos chinos con petróleo calculado a precio de mercado internacional. China se garantizó como una especie de opinión de oro, por no decir acción de oro, es decir, que tienen derecho a opinar sobre el uso que se dará a los recursos. No pueden ir, por ejemplo, a pagos de personal, sino a inversiones. Como ahora, los precios están a la baja, tenernos que sacar más barriles para pagar, pero eso no tiene que ser inmediatamente, sino bajo ciertas condiciones. En general, los estándares de estos créditos son los mejores del mercado. Esto supera cualquier préstamo que pudiéramos acordar con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial e, incluso, con la Corporación Andina de Fomento. Ninguna entidad crediticia mundial podría ofrecer condiciones tan excepcionales.  Repito: sólo unos países dirigidos por Hugo Chávez y por un gobierno como el chino podían establecer unas relaciones estratégicas, no condicionadas a cuestiones de mercado ni a situaciones coyunturales.

 

(Por Clodovaldo hernández / [email protected])