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Líderes opositores sufren el síndrome de CR7.- Los principales líderes de la oposición sufren el síndrome de CR7: cada uno de ellos (y ellas) cree que si los demás estuviesen a su nivel, el equipo estaría en el primer lugar, es decir, ya hubiesen logrado su objetivo dorado de sacar al presidente Nicolás Maduro.

 

CR7 no es una variante del zika, chikungunya o de la gripe AH1N1, sino el eficaz apodo publicitario de Cristiano Ronaldo, el astro portugués del Real Madrid con un ego del tamaño del estadio Santiago Bernabeu. Luego de la más reciente derrota de su conjunto, le hicieron una de esas entrevistas sudorosas al pie de la cancha, y el hombre, acicateado por 90 frustrantes minutos enfrentando al otro equipo de Madrid (“el Patetic”, le dicen lo aficionados del Real, entre ellos uno de mis hijos), Cristiano dijo lo que en verdad piensa de sí mismo y de sus compañeros: “Si los demás estuviesen a mi nivel, estaríamos de primeros”.

 

Oír o leer las declaraciones de los principales dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática permite llegar a la conclusión de que son todos unos cristianos ronaldos, no porque jueguen fenomenalmente, sino porque cada uno cree que se la está devorando y que los demás son los que la están chorreando.

 

Capriles, por ejemplo, ha reanudado su campaña electoral presidencial, que comenzó por allá en 2010 y anda de nuevo ocupándose de todos los estados del país (excepto del que gobierna), para promover una de las varias fórmulas anti-Maduro que barajea la oposición, el referendo revocatorio. Capriles, al parecer, esperaba que toda la MUD saliera de inmediato a apoyarlo en su propuesta, pero se ha encontrado con la realidad de que otros partidos y otras individualidades tienen su propia agenda y, por ende, sus propias propuestas de derrocamiento. “No entiendo por qué no respaldan el referendo”, dice Capriles, un planteamiento que bien podría reemplazarse por: “No entiendo por qué no me nombran candidato presidencial de una buena (y tercera) vez”.

 

Desde Ramo Verde, en tanto, Leopoldo López asume su pose cristiano-ronaldesca a través de su esposa y de sus otros voceros políticos: aquí lo que cabe es guarimba hasta que el gobierno caiga. “Si todos fueran echaos pa´lante, como yo, hace tiempo que estaríamos mandando”, sostiene el privado de libertad, quien una vez hasta dijo que todos en Primero Justicia eran “mariquitos” y “consentidos de la maestra”.

 

Los desplantes ególatras tipo CR7 también abordan el lado femenino de la MUD y sus alrededores. Con aires de abeja reina, María Corina Machado opina que si el poco de zánganos del antichavismo tuvieran un poquito de su fiereza, ya hubiesen obligado al grandote de Miraflores a renunciar, a punta de aguijonazos.

 

Por supuesto que tratándose de un síndrome vinculado a la estrella del llamado equipo blanco (el conjunto merengue, le dicen los periodistas deportivos, siempre tan lugarcomunistas), el Síndrome de CR7 tiene que afectar también al egregio adeco Henry Ramos Allup. El redivivo (y rolo e’ vivo) presidente de la Asamblea Nacional asume con frecuencia la actitud del futbolista portugués: si este poco de lechuguinos, petimetres y maripositas tuvieran tanto kilometraje político recorrido, si todos fueran tan zamarros como él, sacarían a Maduro antes del 5 de julio, tal como está prometido.

 

Lo cierto es que en la liga española está casi todo definido y el equipo madrileño ha quedado ya sin oportunidad de alcanzar este año a su archirrival, Barcelona FC, e incluso, puede quedar por debajo del “Patetic”. Y en la liga de la política venezolana, la dirigencia opositora no ha logrado aún ponerse de acuerdo sobre la mejor y más rápida manera de tumbar al rrrrégimen. Es difícil porque tienen demasiados CR7 en el vestuario. Y eso también es patético.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])