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A los electores de oposición no los calma el argumento de que la promesa de acabar con las colas fue un slogan publicitario.

 

Si bien esa oferta les pareció oportunista, la seriedad con que se la hicieron los llevó a votar.

 

El jingle de la “última cola” les volvió simpáticos a unos candidatos sin rostros, a los que ahora ven desde una cola en la Asamblea Nacional (AN) y sin tener acceso a ellos para decirles… (impublicable).

 

Con la coba de la última cola, les bachaquearon el voto.

 

(CO)