cuadro-hak.jpg

Un hacker colombiano ayudó a manipular elecciones en toda América Latina durante casi una década. Pero él mismo asegura que su estrategia “no es tan diabólica” como la que aplican los líderes socialistas.

 

El portal de noticias Bloomberg publicó un artículo titulado Cómo hackear una elección, en el cual cuenta la historia del colombiano Andrés Sepúlveda, quien confesó, desde la cárcelm haber ayudado a ganar a Enrique Peña Nieto, actual presidente de México y a otros líderes latinoamericanos.

 

El especialista en tecnología, quien cumple 10 años de prisión en su país —bajo máximas condiciones de seguridad debido a amenazas de muerte— aseguró que junto a su equipo trabajó en las elecciones presidenciales de Nicaragua, Panamá, Honduras, El Salvador, Colombia, México, Costa Rica, Guatemala y Venezuela.

 

En la publicación, Bloomberg se enfoca en las elecciones mexicanas e informa que el día de los comicios en ese país, en julio de 2012, desde su apartamento en Bogotá, Sepúlveda logró la victoria del actual mandatario a través de seis pantallas y un ordenador.

 

El hacker contó que cuando Peña Nieto ganó, comenzó a destruir todas las pruebas del fraude cometido: perforó agujeros en discos duros, teléfonos celulares, y rompió a pedazos con un martillo todas las evidencias.

 

Sepúlveda logró destruir que califica como “una historia secreta de una de las campañas más sucias de América Latina en los últimos tiempos”. Rompió documentos y los vertió al inodoro y borró servidores en Rusia y Ucrania que había alquilado anónimamente con el pago en la moneda digital Bitcoin.

 

El especialista contó a Bloomberg que, con un presupuesto de US$600.000, el trabajo en la campaña Peña Nieto fue el más complejo.

 

Andrés Sepúlveda robó estrategias de campaña de los contrincantes de Peña Nieto, logró la manipulación de redes sociales para crear falsas oleadas de entusiasmo y burla, e instaló un programa de espionaje en las oficinas de la oposición para ayudar a ganar al actual mandatario mexicano.

 

El hacker consideró que sus tácticas tecnológicas de espionaje y manipulación “no eran más diabólicas” que las implementadas por el expresidente venezolano Hugo Chávez, y por el nicaragüense Daniel Ortega.

 

Asegura Sepúlveda que muchos de sus esfuerzos no tuvieron éxito, pero afirma que tiene suficientes victorias para reclamar su influencia en la dirección política de América Latina en pleno siglo XXI.

 

“Mi trabajo consistía en las acciones de guerra sucia y las operaciones psicológicas, la propaganda negra y rumores; toda la cara oculta de la política que nadie sabe que existe, pero todo el mundo puede ver”, aseguró.

 

El trabajo de Andrés Sepúlveda con J.J. Rendón

De acuerdo con Sepúlveda, él pertenecía a la nómina del venezolano Juan José Rendón, el consultor político con sede en Miami que ha sido llamado “el Karl Rove de América Latina”.

 

Para Sepúlveda, Rendón era “un genio y un mentor”; además, le ofreció el “empleo perfecto”: trabajaba para políticos de derecha y le pagaban mucho dinero por lo que le gustaba hacer, trabajar con tecnología.

 

El hacker explicó que Rendón descubrió que los piratas informáticos podrían integrarse completamente en la política moderna, con la publicación de anuncios de ataque, la investigación de las campañas, y la búsqueda de formas de suprimir la participación del enemigo.

 

Sin embargo, Rendón niega el uso de Andrés Sepúlveda para cualquier práctica ilegal, y refuta categóricamente el relato del hacker colombiano; pero admite conocerlo y usarlo para el supuesto diseño de sitios web.

 

Según Bloomberg, Sepúlveda proporcionó presuntos correos electrónicos que muestran conversaciones entre él, Rendón, y su empresa de consultoría, relacionados con la piratería y el progreso de los ataques informáticos relacionados con las campañas presidenciales.

 

Confiesa que participó en la campaña del hondureño Porfirio Lobo; y en Nicaragua atacó la campaña de Ortega en 2011.
Aunque Rendón dice que los correos electrónicos son falsos, una firma de seguridad informática independiente examinó una muestra de los e-mail y declaró que son auténticos.

 

Entre tanto, una persona que trabajó en la campaña en México, que pidió no ser identificado por temor a su seguridad, confirmó sustancialmente los correos de Rendón y los roles de Sepúlveda en la elección de Peña Nieto.

 

Al final del artículo, Andrés Sepúlveda asegura que está “100% seguro de que la campaña presidencial en Estados Unidos está completamente manipulada”.

 

El primer trabajo de la piratería de Sepúlveda fue irrumpir en el sitio web de un rival de Álvaro Uribe, con el robo de una base de datos de direcciones de correo electrónico y el correo basura. Se le pagaron US$15.000 en efectivo por un mes de trabajo.

 

En el artículo confiesa que participó en la campaña del hondureño Porfirio Lobo; y en Nicaragua atacó la campaña de Ortega en 2011.

 

En 2012 cuando Chávez, era candidató por cuarta vez, Sepúlveda publicó un video mostrando los correos electrónicos de uno de los hombres más poderosos de Venezuela, Diosdado Cabello.

 

También se aventuró fuera de su círculo de hackers y buscó ayuda de Anonymous para atacar la website de Chávez.

 

Chávez ganó pero murió cinco meses después, lo cual derivó en unas elecciones de emergencia donde resultó electo Nicolás Maduro. El día anterior a que Maduro se proclamara ganador, Sepúlveda hackeó su cuenta de Twitter y publicó presuntos fraudes electorales.

 

El Gobierno de Venezuela, culpando a “conspiraciones del exterior”, inhabilitó Internet en todo el país por 20 minutos.

 

La estrategia comunicacional

Rendón sabía que podrían crear cuentas falsas y crear tendencias en las redes sociales.

 

“Cuando me di cuenta de que la gente cree lo que Internet dice más que en la realidad, descubrí que tenía el poder para hacer creer casi cualquier cosa en la gente”, dijo Andrés Sepúlveda.

 

El hacker contó que sus pagos se realizan en efectivo, con la mitad por adelantado. Cuando viajaba para las campañas en América Latina, utilizaba un pasaporte falso y se quedaba solo en un hotel lejos del equipo de campaña para los que trabajaba. Nadie podía llevar un teléfono inteligente o una cámara a su habitación.

 

Cuenta que Rendón le daba un pedazo de papel con nombres de destino, direcciones de correo electrónico y números de teléfono en los diferentes países.

 

El día anterior a que Maduro se proclamara ganador, Sepúlveda hackeó su cuenta de Twitter y publicó presuntos fraudes electorales.

Rendón y Sepúlveda siempre se cuidaron de no ser vistos juntos. Se comunicaban a través de teléfonos encriptados, que se reemplazaban cada dos meses. El experto dice que envió informes de progreso y de inteligencia todos los días.

 

Todos los teléfonos, discos duros, unidades flash, y servidores informáticos fueron destruidos físicamente. Las hojas de cálculo de salarios y planes de recaudación de fondos se guardaban en una memoria USB encriptada y se les daba a los comandos de campaña para una última revisión. Una semana más tarde, también, serían destruidas.

 

Sepúlveda contaba con un equipo que operaba en casas y apartamentos de alquiler en Bogotá. Tenía un grupo rotativo de 7 a 15 piratas “express” en América Latina y dependía las especialidades de las distintas regiones.

 

En su opinión “los brasileños desarrollan el mejor software malicioso; los venezolanos y ecuatorianos son excelentes en sistemas de escaneo y software de vulnerabilidades. Los argentinos son especialistas en interceptar móviles; y los mexicanos son los piratas informáticos magistrales”.

 

Amenazas de muerte

Tres días después de llegar a la cárcel de La Picotam en Bogotá, durante su trayecto al dentista, Andrés Sepúlveda  fue emboscado por hombres con cuchillos y navajas de afeitar, pero fue salvado por los guardias.

 

Una semana más tarde, los guardias lo despertaron y se lo llevaron de su celda, diciendo que habían oído acerca de que le podrían disparar con una pistola con silenciador mientras dormía. Después la Policía interceptó llamadas revelando otra trama que hasta ahora lo mantiene en régimen de aislamiento en una instalación de máxima seguridad.

 

Él duerme con una manta y un chaleco antibalas, su celda cuenta con puertas blindadas a prueba de bombas; los guardias lo vigilan cada hora para saber cómo está; esto como parte de un acuerdo con la Fiscalía, pues se convirtió en testigo del Gobierno, ayudando a investigar los posibles casos contra el excandidato, Oscar Iván  Zuluaga, y su estratega, Luis Alfonso Hoyos.

 

Hoyos está implicado en el caso de Sepúlveda, quien presuntamente interceptó ilegalmente comunicaciones inherentes al proceso de paz cuando estaba vinculado a la campaña del candidato del uribismo.

 

(Bloomberg)