Con su hija de un año en brazos, María Gabriela Espina llegó a una farmacia del casco central de Maracaibo y de 10 medicamentos que pidió no tenían ninguno. Su cara fue de asombro porque piensa que sus familiares pueden complicarse. “Mi hija tenía fogaje y vine a comprarle Nipe para el malestar, pero no hay. Pregunté por el ácido fólico pediátrico y tampoco tenían. Aproveché para buscar el Valsartán potásico, un antihipertensivo para mi mamá, y no lo hay”, contó muy preocupada la marabina.

 

Buscar un medicamento en una farmacia de Venezuela se ha convertido en una verdadera proeza. Los venezolanos hacen un largo “peregrinaje”, en 6 y hasta 20 farmacias, y duran apenas unos segundos en los  establecimientos porque  el farmaceuta  repite la misma respuesta: “No hay; eso no está llegando; ayer vendimos, pero se acabó”. Medicinas tan elementales para calmar un dolor de cabeza, malestar de garganta o controlar la tensión  se encuentran  “desaparecidas” y otras, conocidas como de alto costo, para pacientes con enfermedades  crónicas, tampoco están disponibles.  

 

En septiembre de 2014,  PANORAMA realizó un recorrido para indagar las denuncias de la población sobre el desabastecimiento de fármacos y evidenció la escasez de productos para tratar enfermedades relacionadas con hipertensión, convulsiones, diabetes e incluso píldoras anticonceptivas. Un año y siete meses después, este rotativo visitó nuevamente 15 locales de Maracaibo y la situación –dicha por dueños de farmacias- sigue siendo “más crítica por falta de producción, cierre de laboratorios y poca distribución de lo importado”.

 

“Seis, cuatro y a veces una sola caja por cada medicamento nos despachan las droguerías. La situación es muy grave porque la demanda ha aumentado en comparación con el año anterior. Esto es un juego de azar, el que llega a la farmacia y consigue la medicina que está escasa, pegó la lotería, porque están enviando cantidades muy mínimas”, contó Armado Hinestroza, farmaceuta de la zona sur de la ciudad.

 
Pacientes de cualquier patología insisten en que la escasez  es desesperante.  “De aquí se fue llorando una mujer  porque no consiguió un antihipertensivo. Me preguntó  dónde lo podía comprar, que si no lo conseguía, su papá se le iba a morir”, relató Dinorah Rivas, empleada de una farmacia en la avenida La Limpia de Maracaibo.

 

El esposo de María Gabriela Espina, Roberto Hernández, relató que el panorama  es “caótico” y se repite en otros estados. “Hace 22 días estuvimos en Apure y preguntamos por los mismos medicamentos y no se encuentran. Igual pasó cuando estuvimos en Falcón, no hay medicinas, ni siquiera para la gripe”, mencionó.

 

Mientras los estantes de las farmacias están vacíos, en Las Pulgas “abundan” las medicinas que tanto buscan los pacientes, a la vista de todos y a precios exageradamente costosos, tal como  lo publicó PANORAMA. Se observan mesones con medicinas, e incluso se ven sacándolas de las cajas plásticas, como las que son despachadas en las farmacias. 

 

Pero no todos pueden acceder a esos medicamentos por su excesivo costo. Otros han optado por tomarla un día sí y otro no, o partir la pastilla por la mitad para “estirar” lo más posible la tableta, una alternativa que puede ser perjudicial.   “Esto que hacen hoy día los venezolanos por la escasez de medicamentos de ‘rendir’ la medicina es una alarma grave, sobre todo los pacientes de hipertensión que deben lo más pronto posible comunicarse con su médico para buscar un reemplazo”, dice Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven).  Indicó  que entre 2011 y 2015 la  falla de medicamentos aumentó de 15  a 80%   y para la segunda semana de abril de 2016 sobrepasa el 85%.

 

Insiste en que los pacientes  no deben dejar de tomar el tratamiento, así como los enfermos de cáncer, próstata y  diabetes. “Los trasplantados  de órganos necesitan sus medicinas de por vida  y no las hay en el  país.  Estos fármacos de alto costo están escasos en un 75%. Esto es sumamente crítico porque de no hacerlo la persona puede recaer y morir”, declaró Ceballos a PANORAMA.  

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Saliendo de otra farmacia, Diana Olano relató las consecuencias que sufrió su familiar al no conseguir el fármaco. “Mi hermana tuvo tres semanas sin tomar el medicamento de la tensión Losartán Potásico porque no lo conseguía y cayó en el hospital. Le diagnosticaron un accidente cerebro vascular. Ahora por una pastilla que no tomó estuvo en cuidados intensivos. Gracias a Dios mejoró, le colocaron otro tratamiento, pero  la escasez sigue siendo insólita y los precios son muy costosos”, expresó  la marabina.

 

 Hay otras enfermedades estacionales a las que tampoco se le están suministrando los fámarcos. Como el caso de  Antonio Hinojosa, quien comentó a través de nuestro servicio Whatsapp (0412-6061404), que al enfermar su bebé, le ha tocado visitar hasta 8 farmacias buscando   Bactron, Klaricid o Amoxicilina. “En caso extremo de que no aparezcan, algún familiar nos lo hace llegar de otro estado”, dijo.

 

Otros recurren a medicamentos de componentes similares, tal como hizo Marysabel Iriarte de Infante, quien comentó a través de nuestra red social Facebook,  que buscó un medicamento parecido y en caso de no hallarlo se encomienda a Dios “porque esta escasez de medicamentos es alarmante”.

 

La Federación Médica de Venezuela se pronunció al respecto y anunció acciones de calle para exigir una pronta salida al “holocausto que ha decretado el Gobierno nacional  contra la población” en materia de salud.  “Los venezolanos se están muriendo de mengua, no solo se están muriendo en los 241 hospitales que conforman la red asistencial a nivel nacional sino en sus casas porque la escasez de medicinas es del 94 o 95%”, expresó Douglas León Natera, presidente de dicha federación.  

 

Al ser interrogada por la ausencia de medicinas, una mujer, quien pidió no ser identificada, dijo que la situación era peor en los hospitales. “Tienen que ir al Hospital Universitario, eso es dramático, la farmacia no tiene medicinas. Te lo digo porque yo trabajo allí”, dijo la empleada, con el logo del centro asistencial en su vestimenta.

 

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José Manuel Olivares, diputado y presidente de la subcomisión de  Salud de la Asamblea Nacional, denunció –durante la aprobación del Proyecto de Ley Especial para atender la Crisis Humanitaria de Salud- la ausencia de 872 fórmulas para producir medicamentos.  Olivares subrayó que la mortalidad en el país aumentó  300%. “Eso quiere decir que de cada 100 pacientes, 33 pierden su vida, la cifra más alta en Venezuela y Latinoamérica”, afirmó durante una entrevista televisiva.

 

Por su parte, la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida (Codevida) señaló en su informe de marzo de 2016 que el desabastecimiento ha agotado los inventarios disponibles  y los proveedores alertan que las existencias solo alcanzarían a cubrir el primer trimestre.

 

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Codevida menciona que los más afectados por esta crisis farmacéutica son 16.000 personas con problemas renales;  más del 50% de la población mayor de 50 años que presenta riesgos de hipertensión o diabetes;  1.500 pacientes con cáncer por falta de reactivos, gammagramas óseos y fármacos de medicina nuclear; 560 personas con linfoma; venezolanos con mieloma múltiple o cáncer de médula ósea; 5.000 mujeres con cáncer de mama; 4.443 con hemofilia y otros problemas hematológicos; niños y niñas con fibrosis quística, enfermedad hereditaria que compromete pulmones, páncreas e hígado; y 61.000 portadores de VIH.

 

Se suma la prolongación de la deuda en divisas con los proveedores internacionales que supera 657 millones de dólares, según advirtió en un comunicado público la Cámara de Industria Farmacéutica, lo cual ha frenado la recepción de medicamentos desde el extranjero y pone en riesgo los inventarios de sus 30 laboratorios afiliados.

 

Ceballos criticó que el Estado aprobara un convenio  farmacéutico con Cuba por más de 1.240 millones de dólares, cuando a los laboratorios venezolanos se les adeuda más de 700 millones.  

 

Señaló que el sector productor de medicamentos  esperaba que el Gobierno nacional, con la activación del motor Farmacéutico, cancelara un porcentaje a las industrias y laboratorios para reactivar la fabricación, pero esto no ocurrió. “Si no pagan vamos a tener el mismo problema, que no hay materia prima y eso arrastra a otras empresas, como las encargadas de los frascos, blíster. Esta situación es de liquidación de divisas”, sostiene Ceballos. 

 

Según el informe de Memoria, del Ministerio de la Salud, el Servicio Autónomo de Elaboraciones Farmacéuticas (Sefar) produjo 714 mil 740 unidades de medicamentos genéricos (suero oral y Cloroquina Difosfato) a través del proyecto Producción y distribución de medicamentos esenciales y otros insumos para atender las necesidades de salud de la población venezolana, con un monto  aprobado en bolívares de 347.687.765,13. A través de la empresa Profarmacos, se distribuyó en 2015, casi de 306 mil estuches de ácido fólico, ibuprofeno, captopril y furosemida.

 

Entre los obstáculos que presentó el Sefar, señala el documento, estuvo la escasez de repuesto, además de equipos y maquinarias nuevas, que reemplazaran las que ya cumplieron con su vida útil.  Otra “piedra en el zapato” fue el protocolo engorroso por parte de entes externos a esta dependencia para la aprobación de medicamentos que se encuentran en estado de cuarentena, en  aduanas y peajes.  La ausencia de la materia prima para la elaboración de medicamentos de primera necesidad resultó otro punto desfavorable.

 

En contraste a las declaraciones de la Federación Médica de Venezuela, el ministerio de la Salud aseguró el pasado 4 de abril que se entregaron 18 millones 733 mil 587 medicamentos para su uso  la red hospitalaria y consultorios populares. Entre los medicamentos distribuidos destacan antiinflamatorios, hipoglucémicos, analgésicos, antipiréticos, protectores gástricos, antibióticos de uso común, así como tratamientos cardiovasculares.

 

 
También el Ejecutivo dispuso la línea 0800-Salud YA para que las personas puedan ubicar las medicinas que requieran. Dos meses después, el mandatario nacional anunció que este servicio había sido “filtrado por mafias”.  

 

Sobre esta última sala de atención, Karolina Mendoza, residente de Los Haticos, llamó buscando Metrotexato, de 2.5 mg, fármaco usado en el tratamiento de la artritis, para su hija, de 15 años. “Llamé y después de varios intentos me atendieron. Me hicieron muchas preguntas, nombre, dirección, cédula, teléfono. Esperé como 20 minutos porque estaban tratando de ubicar la pastilla. La chica  dijo que en el Zulia no la había, pregunté si en otros estados cercanos la podía conseguir  y tampoco. La respuesta definitiva era que ese medicamento no estaba disponible en el país”, dijo muy indignada la ama de casa.

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(Panorama)

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