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1.- Nunca, que yo recuerde, se había visto algo parecido: la brutal e incesante actividad de una oposición política destinada a descalificar a su propio país. A denostar de él sistemáticamente. A buscar la solidaridad en el exterior de los sectores más reaccionarios para exacerbar las tensiones internas, precipitar acontecimientos que agraven la situación por la que atraviesa Venezuela y lograr la ruptura del orden constitucional y democrático.

 

2.- Nunca, repito, se vio algo similar. En el pasado, durante la existencia de sórdidos gobiernos, de dictaduras que depredaban al país, hubo actitudes individuales o de grupos que buscaron solidaridad en el exterior para apuntalar la lucha por la libertad. Pero jamás llegaron a los extremos que hoy caracterizan el comportamiento de la oposición. En tiempos de Gómez hubo intentos para derrocar al tirano que contaron con apoyos foráneos, escasos por cierto, e incomparables con los que hoy ocurren. Salvo contados casos. Lo mismo se puede decir de lo que sucedió en tiempos del gobierno dictatorial de Pérez Jiménez. La oposición de entonces, conformada por partidos políticos, AD, Copei, URD, PCV, sin duda buscaba apoyo afuera, pero no con el carácter comprometedor, lesivo de la dignidad nacional, de ahora. No se dieron los desplazamientos al exterior de numerosas delegaciones para requerir ayuda, con el descaro con que ahora se realizan y, menos aún, con el oscuro trasfondo que tienen en la actualidad.

 

3.- No se llegó a los extremos de pedir la intervención extranjera. De estimular el bloqueo del país. De distorsionar groseramente la realidad. No se dieron campañas mediáticas orquestadas en el mundo para agredir a instituciones como el Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo, la Presidencia de la República y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. No se dio una constante y falaz presión sobre organismos internacionales como a diario se promueven, por ejemplo, sobre la ONU y la OEA, con el fin de proyectar una imagen sombría del país que justifique todo tipo de agresiones.

 

4.- Lo cierto es que cada día se hace más evidente que la oposición venezolana carece de sentido de patria. No me gusta -y siempre me he cuidado de hacerlo- emplear el término al calor de la contienda política. Pero lo reivindico frente a los que lo consideran un anacronismo. El fragor de la lucha provoca exageraciones de las que hay que cuidarse. Pero si alguna vez se justifica hablar de patria y de antipatria, es en el momento que estamos viviendo los venezolanos. No se es patriota por capricho, porque retóricamente se proclame esa condición. Se es en condiciones en que es notable la diferencia con aquellos a los que el concepto no parece importarles y lo desprecian. La diferencia entre ser patriota y no serlo está en los hechos. En el comportamiento cotidiano. En la manera como se asumen ciertos valores. Es lo que definió con claridad en su extraordinaria intervención en la OEA la canciller Delcy Rodríguez. O se está de acuerdo con los valores que ella exaltó, que no son otros que los bolivarianos -compartidos por la mayoría de los venezolanos-, o con los antivalores que denunció con lucidez y coraje. El dilema, a la luz de los hechos y de la actual realidad, es categórico: Patria o antipatria.

 

La paz en Colombia

 

Está a punto de producirse un hecho de extraordinaria importancia para Latinoamérica: el acuerdo de paz que suscribirán el Gobierno colombiano y el movimiento guerrillero, concretamente las Farc. Han transcurrido más de 50 años desde que se desencadenó la violencia en el vecino país, con un saldo de millones de muertos, desaparecidos, desplazados, incontables masacres y deplorables efectos económicos y sociales. Todo conflicto armado es cruel, pero en el caso del que se dio en Colombia la crueldad se multiplicó. En el contexto de ese conflicto, de indudable raíz ideológica y social, aparecieron las más siniestras formas de violencia. El país se convirtió, prácticamente, en un inmenso laboratorio de exterminio. Por tanto, el paso que se da en La Habana es digno de reconocimiento. Pero surgen algunas inquietudes. Por ejemplo, ¿la firma de la paz significa la extinción total de la guerra? ¿Cuál será la reacción posterior de los sectores que vivieron durante décadas de la violencia? ¿Aceptarán el acuerdo o tratarán de sabotearlo posteriormente? Además, inquieta que cuando se alcanza la paz en Colombia, el Gobierno rearme a la Fuerza Armada, la dote de sofisticados equipos, y estreche las relaciones con el Pentágono con miras a establecer un vínculo que le atribuye protagonismo excepcional en la geoestrategia regional de EEUU en materia de seguridad y defensa. Para el Gobierno colombiano -y los vecinos- este aspecto que debe ser analizado a fondo por los desarrollos futuros que pueda tener.

 

LABERINTO

 

El nuncio Aldo Giordano actúa ante el tema venezolano con discreción. Se mueve en todos los ámbitos y se esfuerza por mantenerse en un plano de imparcialidad y reconocimiento de la complejidad de la situación. Procede ajustado a las instrucciones del papa Francisco. Considera importante asistir a la Comisión de la Verdad y no lo oculta. Estima que se trata de un escenario apropiado para dialogar. Que no hay que subestimar…

 

De Dilma Rousseff: “Las élites están sustituyendo golpes militares por golpes parlamentarios”. En efecto, ya lo hicieron en Honduras y Paraguay y ahora lo hacen en Brasil y Venezuela. Es el nuevo formato que continentalisa, otra vez, la reacción de EEUU y la derecha en la región. Igual ocurrió en el pasado con el Plan Cóndor, que empleó una brutal represión que significó el derrocamiento de gobiernos democráticos, miles de asesinados, desaparecidos, torturados, para imponer políticas neoliberales…

 

Un informe confidencial del Ministerio Público registra lo siguiente: “Occisos de homicidios intencional o dolosos, vinculados a hechos cometidos por funcionarios policiales/militares ingresados al MP en julio-diciembre del 2015 y en enero-marzo 2016. OLP: 245 y 58; enfrentamientos/resistencia a la autoridad: 638 y 843. Total julio-diciembre del 2015: 883. Total enero-marzo del 2016: 901”. Estos datos, sumados a los de la Defensoría del Pueblo, arrojan un saldo impresionante de víctimas que los organismos competentes deben investigar y la administración de justicia sancionar…

 

Las sesiones de trabajo que realizan organismos militares de EEUU, uno de ellos el Comando Sur, para incrementar el intercambio de información -como lo señala el almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur-, nada ofrecen a la región en materia económica. Las visitas de autoridades del Departamento de Estado y secretarios de diferentes fuerzas y oficiales de alto rango, deja claro que lo que busca EEUU es aumentar su influencia militar con el argumento de mantener la seguridad regional a través del compromiso de disuadir a los adversarios de “la seguridad común”. Actualmente los objetivos del Gobierno norteamericano son rescatar la influencia y el dominio en la región y contrarrestar a los gobiernos progresistas como Brasil (lo están logrando), Bolivia, Ecuador, Nicaragua y, principalmente, Venezuela…

 

La oposición insiste en su política de “yo no fui”, “no lo hice” o “no lo dije”. A diario ataca a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, pero lo niega. Siempre pasa lo mismo: nunca asume la responsabilidad de lo que anuncia o hace…

 

Marchas: Con escasa asistencia la de apoyo al revocatorio y multitudinaria la de respaldo a la Misión Vivienda.

 

(ÚN)