Leche en polvo de la red Mercal, de otras marcas y arroz venezolanos de reciente empacado abundan en esa ciudad del Departamento de la Guajira colombiana. Allá se llega por las trochas debido al cierre fronterizo vigente en Zulia desde  septiembre de 2015. Unos cien productos son sacados por los caminos verdes.

 

¡Cédula en mano por favor!, ¿Qué lleva en ese bolso? ¿Hacia dónde se dirige?, las preguntas se repiten en las cinco alcabalas que van desde Carrasquero a Guana, el último punto hasta donde se puede llegar   debido al cierre fronterizo.  El destino  de la mayoría es Maicao, en el departamento Guajira, pero  todos dentro de la vieja chirrinchera responden casi como si se hubiesen puesto de acuerdo:   “Vamos a Guana”. 

 

Luego de una hora de trayecto desde Carrasquero, en el municipio Mara, hay que bajarse. “Hasta aquí llegamos señores”, advierte el colector. Desde esa línea imaginaria donde la Guajira no es ni colombiana, ni venezolana, no está permitido  el paso legal de vehículos, toca cruzar a pie. Desde el 8 de septiembre de 2015 el Zulia fue incluido en el Estado de Excepción que restringe el tránsito por la frontera, medida que comenzó en Táchira el  21 de agosto, luego que tres militares y un civil resultaran heridos por contrabandistas en San Antonio, fronteriza con el Departamento Santander. 

 

El cierre fue ordenado por el Presidente de la República para atacar el contrabando y los grupos paramilitares que operan en los 2.219 kilómetros de frontera que comparten ambas naciones. En Zulia son 10 —de 21—  los municipios incluidos: Almirante Padilla, Mara, Guajira, Machiques de Perijá, Rosario de Perijá, Jesús Enrique Lossada, La Cañada de Urdaneta, Catatumbo, Jesús María Semprún y Colón.

 

El viaje a Colombia deberá continuar en moto o cualquier otra cosa que ruede. Unos  cruzan para visitar familiares, otros que viven  en la frontera van a buscar medicinas o productos de la cesta básica que no encuentran en Venezuela y otro porcentaje   va por “negocio”.

¡Pa’ Maicao saliendo!,  suelta el conductor de una vieja camioneta marrón con asientos traseros de madera. ¿Los llevo?, ¿para dónde van? pregunta uno de los motorizados que esperan del lado colombiano, cobijado por  la sombra de árboles que vieron lluvia luego de casi tres años de la peor sequía en 2 décadas.  

 

Sin restricción fronteriza, a Maicao la separan dos horas y  130 kilómetros de Maracaibo, la capital del estado Zulia, lugar donde tiene un “hermano”: el mercado Las Pulgas. Ambas coinciden en la proliferación del contrabando y la reventa de productos. Viajando por las trochas el recorrido se duplica en tiempo y costos. Las trillas arcillosas y tapizadas por  piedras de río hacen saltar los carros y motos.

 

Como la frontera está “cerrada”, las trochas se han vuelto más acontecidas, y desde Guana a Maicao resta una hora, si se viaja en moto, y un poco más si se sigue en chirrinchera. Recién se pisa Colombia  terrenos llenos de pimpinas de gasolina son parte del recorrido, en algunas casas, incluso, hay “patios de tanques” con cisternas  —con capacidad de 16 mil a 20 mil litros cada una— apiladas para almacenar el carburante venezolano. Pese al incremento —vigente desde el 19 de febrero de 2016— sigue siendo el  más barato del mundo. “Aquí nadie siembra, en este lugar todo mundo vive del contrabando”,  narra  uno de los transportistas que viajan a Maicao.  

 

Al lado  del combustible hay columnas de cajas de cerveza,  tantas que parecen legos gigantes a lo lejos. Una caja de 36 unidades se vende a los ‘revendedores’ en 7 mil bolívares, el costo final puede llegar a 14.500, sumando un nuevo producto al ilícito que vive de exprimir lo hecho en Venezuela o lo importado por el Gobierno a precios subsidiados. Cada botella es comercializada en  1.200 a 1.300 pesos ( Bs. 400 en promedio).

 

Mil pesos equivalen a 344 bolívares aproximadamente.

 

¡Tengan cuidado que en esas trochas atracan!, la advertencia no está demás. Los caminos verdes son tierra de nadie, la presencia de las fuerzas de seguridad colombianas es mínima, apenas dos efectivos del Ejército montan guardia en medio de la nada, a la intemperie en un recorrido de unos 40 kilómetros.

 

“Si quieren ver productos venezolanos vayan a la calle 13”.  La afirmación alimenta el asombro si se considera que desde hace cuatro años en Zulia, por ejemplo, se hacen colas de entre cinco y ocho horas para adquirir productos de la cesta básica.  Aunque no es nuevo, pues en 2008 este rotativo reseñó el desangre de productos a Maicao, lo registrado a la fecha puede dejar a más de un venezolano  sin aliento.

 

Al entrar en la zona comercial de Maicao se ven carros con placas venezolanas de esos que son usados en Maracaibo como por puestos. También hay camiones con matrículas criollas descargando mercancía. Cruzaron como si tuvieran alas,  “volando” todos los controles.

 

“Quien paga, pasa”, suelta un venezolano que hace las compras de su casa en Maicao porque “me sale más barato que comprarle a los bachaqueros en Venezuela”. La afirmación la hace con un frasco de salsa de tomate en mano envasado en su país y por el que acaba de pagar 4 mil pesos (unos   1.400 bolívares). También compró leche en polvo hecha en Venezuela. Pagó 10 mil pesos por la presentación de 900 gramos.   

 

Hileras de empaques de leche en polvo  en presentaciones que no se han visto más en supermercados de Maracaibo inundan el mercado maicaero. Cinco marcas están disponibles, todas a precios regulados. De estas, tres  envasadas por el Gobierno para su distribución en la misión Alimentación. Están dispuestas en el piso, mezcladas con insecticidas, desodorantes o desinfectantes. No existen controles sanitarios mínimos.

 

A Maicao van venezolanos a “repatriar” medicinas o leche para su consumo, pues, insisten, les sale  “más barato” que comprárselo a los ‘bachaqueros’ en Zulia. “Me llevo la leche en polvo y luego enmarco el empaque, en Maracaibo está muy difícil conseguirla,  la venden hasta en 7 mil, prefiero llevarla de aquí”. 

 

En pacas se ven el arroz y la leche, dos de los productos venezolanos más populares del lado colombiano. 

 

Al corroborar la fecha de fabricación de la leche, en uno de los empaques se lee: Elaborado el 29 de marzo de 2016, vence el 28 de marzo de 2017. PMVP 75 Bs.  En Maicao la presentación de 900 gramos hecha por una empresa privada se cotiza en 10 mil pesos (unos 3.500 bolívares), mientras que la marca distribuida por el Gobierno, de un kilo, se vende hasta el 12 mil pesos. “Es más cara porque tiene un kilo”, explica la vendedora, quien pregunta ‘¿y   no va a llevar café? Tengo colombiano y venezolano’. 

 

Once tipos de fórmulas maternas se ven en los tarantines. En  Las Pulgas, los padres desesperados  se han visto forzados en caer en las manos de revendedores: ‘¿La queréis? Dame 16 mil bolívares, y comprala porque mañana va a estar más cara’, la frase fue lanzada  entre los pasillos del popular mercado, en Maracaibo.

 

Mientras, unos 100 productos “vuelan” por la frontera. Esta cifra no  incluye los medicamentos que van desde pastillas para tratar la hipertensión, la diabetes, afecciones respiratorias, hongos, dolores menstruales y migrañas. 

 

—¿Tiene Cozaar? y ¿Valsartan? 

 

—Claro, ¿De cuánto la quiere?, vale 10 mil  pesitos (de nuevo, Bs. 3.500 aproximadamente, en Venezuela  una caja de losartán potásico —Cozaar—   valía 30 bolívares).

 

En ambas naciones  han sancionado leyes “antibachaqueo”. El 6 de julio de 2015 entró en vigencia en Colombia la Ley Anticontrabando “por medio de la cual se adoptan instrumentos para prevenir, controlar y sancionar el contrabando, el lavado de activos y la evasión fiscal”. La ley establece penas de entre 8 y 16 años.

 

En Zulia, unos 10 planes ‘antibachaqueo’ han sido aplicados en los últimos tres años. En Venezuela, la  Ley de Precios  Justos publicada en la Gaceta extraordinaria 6.156 del 19 de noviembre de 2014, indica en su artículo 59 que quien “incurre en contrabando de extracción será castigado con pena de prisión de catorce a dieciocho años”.

 

El Estado de Excepción y de  Emergencia Económica publicado en el decreto 2.323,    prorrogado por tercera vez por 60 días,  establece, “la adopción de medidas necesarias para que el sector público asegure el apoyo del sector productivo privado en la producción, (…)  y el combate de conductas económicas distorsivas como el “bachaqueo”, el acaparamiento, la usura, el boicot, la alteración fraudulenta de precios, el contrabando de extracción y otros ilícitos”.

 

Es sábado. Y en Maicao en esquinas y licorerías ofrecen como una “vedette” cerveza venezolana traída  en camiones  350 con placa venezolana que pasan a Colombia. Toca regresar en moto, por las trochas, pues la frontera ya suma 255 días cerrada… 

 

Al corroborar la fecha de fabricación de la leche, en uno de los empaques se lee: Elaborado el 29 de marzo de 2016, vence el 28 de marzo de 2017. PMVP 75 Bs. En Maicao la presentación de 900 gramos hecha por una empresa privada se cotiza en 10 mil pesos (unos 3.500 bolívares), mientras que la marca distribuida por el Gobierno, de un kilo, se vende hasta el 12 mil pesos.

 

A la lista de productos que invaden las calles de Maicao se suman bebidas achocolatadas, queso fundido, crema de arroz, cereales, leche condensada, atún, jamón endiablado, adobo, vinagre, mostaza, salsas para condimentar carnes, salsa de tomate, avena en hojuelas, galletas, bebidas en polvo, suplementos vitamínicos en jarabe, yogurt, pepitonas, salsa de soya, salsa inglesa, pasta, chicha en polvo, detergente en polvo para cocina, jabón en polvo para ropa (varias presentaciones), destapa cañerías, aceite comestible, mermeladas, salsa barbecue, guasacaca picante, lavaplatos en crema, jabón de uso íntimo, desinfectante, suavizante de ropa, champú(varias marcas), acondicionador de cabello, enjuague bucal, jabón de tocador, toallas sanitarias, pañales, talco, afeitadoras y repuestos, crema dental, gelatina para cabello, cremas humectantes, protector solar, ambientadores en spray, cloro, toallas húmedas, colonia de bebés, insecticida, limpiador en spray, cremas humectantes, alimento concentrado para perros, toallas clínicas, huevos, camarones, queso, carne, guisantes enlatados y sardinas.

 

Por trochas se viaja hasta Maicao. En el trayecto es común ver pimpinas y cisternas con gasolina en los patios.

 

(Panorama)

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