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No creen en el mito romántico del siglo pasado. En esta relación de tres no hay una media naranja ni un príncipe azul. Viven en pisos separados, pero la idea de convivir en una policasa les ronda la cabeza. Son una pareja formada por una mujer y dos hombres a los que no les gusta que les llamen pareja. Karen ama a Álex y a Jorge por igual. Entre los chicos no hay nada, pero se llevan bien y se respetan. Ella es una periodista madrileña de 44 años. Ellos, de 33 y 38 años, son empresarios. Con Álex no hay sexo y Jorge a su vez tiene otras dos parejas.»Metaamores», las llama Karen. «Somos poliamorosos y una de las cosas que defendemos es que se pueden mantener relaciones sin que haya sexo. Lo importante es tener un proyecto de vida juntos».

 

-¿Cómo son sus citas?

 

-Igual que las suyas.

 

-¿Es una pregunta absurda?

 

-Hacemos lo normal. Ir a cenar, al cine, de vacaciones, juntos y separados. La única diferencia es gestionar los tiempos, organizarte.

 

Complicado de entender partiendo de las estructuras tradicionales de una pareja monógama. Lo cierto es que cada vez hay más personas con la idea de tener varias relaciones a la vez. Lo llaman poliamor, y está de moda. En realidad siempre lo ha estado, sólo que con otros nombres. «Poliamor es la filosofía no posesiva, honesta, responsable y ética de amar a varias personas al mismo tiempo. Implica el consentimiento y conocimiento de todos los involucrados. Hay infinidad de formasde aceptarlo y vivirlo». Así lo define Lucía Etxebarria en el último párrafo de su nuevo libro.

 

En la semana en la que la diputada de la CUP Anna Gabriel propone nuevas formas de amar con el ejemplo de «tener hijos en común como en las tribus», Crónicacuenta los distintos modos de vivir el poliamor en España… Pero primero hay que explicar que hay todo tipo de parejas poliamorosas. Empezando por tríos famosos como el del filósofo alemán Friedrich Engels, que vivía y amaba a dos mujeres. O el cuarteto protagonizado por la actriz Tilda Swinton, que mantiene una relación con dos hombres, Sandro y John, y que a su vez este último tiene una relación con otra mujer.

 

También los hay con hijos, como una familia formada por dos hombres y dos mujeres de la ciudad holandesa de Leiden: tienen una hija biológica de dos de ellos que reconoce a los cuatro como padres. Al estilo de la «educación en tribu» que propone la CUP. Parece lioso. Para explicarlo, hemos encontrado un cuarteto de convivencia, amor y sexo, cerca de casa, en Salamanca, para conocer lo que los propios poliamorosos consideran la relación más extrema y compleja: la cuatreja.Son universitarios, dos chicos y dos chicas, que aún están dentro del armario. Nos piden que les llamemos por sus signos del zodiaco.

 

Tenemos a Tauro, un joven espigado de 21 años. En su primer año de carrera empezó a salir con Géminis, una chica bisexual de la misma edad, que un año después se enamoró en la biblioteca de Libra (22 años), quien a su vez estaba saliendo con Virgo (23). «Es difícil de explicar y de entender, pero nos da igual. La gente se puede pensar que somos unos viciosos salidos y que esto lo hacemos porque somos jóvenes, pero en realidad nos queremos y tenemos una relación súper bonita», nos cuentan. Después de varios intentos y con el compromiso de no desvelar ningún dato que les pueda identificar, quedamos con el cuarteto poliamoroso en su piso de Salamanca. «Nuestros amigos y familia más cercana lo saben, pero esta ciudad es muy pequeña y no queremos que se nos juzgue por nuestra forma de amar», dice una de las chicas. «¡Venga!, pregunta si nos lo montamos todos con todos, que lo estás deseando», bromea. Duermen cada uno en camas separadas, pero sus citas sexuales suelen ser en la habitación más grande, la del mayor de los cuatro, Virgo. «Sí que nos acostamos juntos, los únicos que no hacemos nada entre nosotros somos los chicos, que somos heterosexuales», confiesa.

 

Dejamos al cuarteto de Salamanca para volver a Madrid y reunirnos con otra pareja poliamorosa. Se llaman Carmen y Víctor, ambos tienen 55 años, llevan 30 casados y tienen un hijo. Se autodenominan pareja abierta. Según los estudios que maneja José Díaz Morfa, psiquiatra y presidente de la Asociación Española de Sexología Clínica, entre el 5% y el 8% de las relaciones estables podrían considerarse parejas abiertas.

 

Hace 10 años, Carmen le confesó a Víctor que se había enamorado de un compañero de su trabajo, pero que a él le seguía queriendo de la misma manera. «Yo acepté la situación para salvar mi matrimonio y entonces pactamos poder tener una relación con otra persona siempre y cuando nos lo contemos, sin engaños ni mentiras», cuenta Víctor. Carmen empezó a salir con su compañero, que ahora sigue siendo su segunda pareja, y Víctor mantiene dos relaciones con otras dos mujeres desde hace tres años, y a su vez una de ellas está casada con otro hombre. «Es como una cadena de amor. Quien no tenga la mente abierta jamás lo entenderá. No es sólo sexo, porque yo con una de las chicas con las que estoy nunca me he acostado, pero hacemos el resto de cosas que hace una pareja normal, teniendo cada uno nuestro espacio para poder organizarnos bien y que no entren los celos».

 

Karen Moan empezó a utilizar este pseudónimo cuando escribió hace dos años su libro sobre el poliamor. The Moan Club, lo tituló. Esta madrileña descubrió que su concepto de amor era erróneo. «Siempre había tenido relaciones con una sola persona de manera consecutiva y nunca funcionaban. Llegué a pensar que yo no sabía amar, hasta que me di cuenta de que era la sociedad la que me había impuesto esos valores y que en realidad yo era mucho más feliz sin tener que amar de forma limitada», explica.

 

Junto a sus parejas, Álex y Jorge, crearon hace año y medio la Asociación de Poliamor Madrid, que cuenta con 150 parejas poliamorosas de todos los perfiles y edades. Se reúnen el segundo viernes de cada mes en las conocidas como Policañas, eventos públicos organizados en un local en Atocha.

 

«Vamos siempre unas 100 personas, entre ellas mucha gente curiosa que quiere conocer el tema. Nos dividimos en grupos dirigidos por un moderador y siguiendo un guión se debate durante una hora sobre los modelos de poliamor como relación afectiva en parejas de todo tipo de identidad sexual», dice Karen, que ahora lleva una campaña de crowdfundingpara financiar la traducción y publicación en castellano de More Than Two (Más de dos), la Biblia del Poliamor, un libro de referencia obra de los estadounidensenses (y pareja) Franklin Veaux y Eve Ricket. «También trabajamos mucho los celos y los mecanismos para manejarlos. Analizamos nuestros sentimientos y los compartimos con nuestras relaciones». Hay varias asociaciones poliamorosas como la de Karen en España.

 

«En la monogamia las reglas ya están escritas. En el poliamor tenemos una libreta en blanco. Vamos creando y borrando nuestros propios acuerdos. Ninguna práctica es igual. Depende mucho de las personas», nos indica la psicóloga Giazú Enciso, que realizó una tesis para la Universidad Autónoma de Barcelona sobre este concepto. Otras personas, como la escritora valenciana Lucía Etxebarria, sí que se atreven a establecer unas estructuras poliamorosas. Esta semana ha publicado su nuevo libro, Más peligrosoes no amar, en el que cuenta historias reales de personas que viven en «parejas abiertas, en trieja, cuartetos y relacionesmono-poli».

 

La demanda del ex marido

 

Quedamos con Lucía a primera hora del miércoles en un bar debajo de su casa en Tirso de Molina. La literata de 49 años se presenta a desayunar con sus dos perras, Amy y Leia. Lo primero que nos dice es que su ex marido le puso una demanda civil por la custodia de su hija por ser poliamorosa. «Decía que la niña vivía en un ambiente desquiciado e inestable. Pasé por una evaluación de un servicio psicosocial que determinó que era perfectamente capaz de cuidarla», dice Lucía. Lo segundo que nos explica es la razón por la que fracasan las relaciones tradicionales. «En España uno de cada dos matrimonios se divorcia. De ese 50% que no lo hace, la mitad es o ha sido infiel a su pareja. El poliamoroso no es una minoría oprimida, sino una mayoría».

 

-¿Se puede estar enamorado de más de una persona?

 

-Quien crea que no, es porque es lo que ha oído y visto durante toda su vida. Pero hay que diferenciar el estar enamorado y amar. Lo primero es un subidón hormonal. Lo segundo es algo exclusivo.

 

-¿El poliamor podría ser el mito romántico de este siglo?

 

-En el XIX acababas suicidándote por amor. En el XX aparecía tu alma gemela que te complementaba. Y ahora la pareja monógama se mantendrá porque así lo dice el sistema y si no te quedas fuera, pero la imposición social es mucho menor.

 

Queda claro que el concepto de poliamor es una lucha constante contra los valores del sistema. De esta forma reivindicativa apareció en la revolución sexual de los años 60 en California. Sin filtros, exclusividades ni etiquetas. La psicóloga Giazú Enciso añade que la primera persona que habló abiertamente del término fue una sacerdotisa pagana de nombre Morning Glory, que dio un discurso sobre amor y libertad. Desde entonces esta práctica siempre ha sido una moda cíclica, que explota de vez en cuando como ahora. El trío amoroso, el cuarteto y la pareja abierta, coinciden todos en definir su forma de amar como honesta y libre. Para Karen Moan el poliamor ya es un movimiento imparable, que no va a dejar de crecer. «Mucha gente se me acerca y me da las gracias por haberle puesto nombre a lo que han sentido toda la vida y nunca han sabido expresar. ¡Viva el poliamor!».

 

(elmundo.es)