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La estrategia antiterrorista de Estados Unidos quedó en entredicho con la masacre de 50 personas en una discoteca gay de Orlando, perpetrada el domingo por un hombre conocido del FBI por sus vínculos con el islamismo radical.

 
La matanza se produjo en la discoteca Pulse, que celebraba una «noche latina» con espectáculos de drag-queens. Las autoridades de esta ciudad de Florida identificaron ya a 21 víctimas mortales, que en su gran mayoría llevan apellidos latinos.

La radio del grupo yihadista Estado Islámico reivindicó este lunes el ataque, confirmando lo adelantado el domingo por la agencia Amaq, afín a la organización, y presentó a Omar Mateen como «uno de los soldados del califato en Estados Unidos».

 
Uno de los heridos, Ángel Colón Jr, de 26 años, describió a su padre un agresor frío, que actuó de forma metódica hasta que irrumpió un equipo de las fuerzas especiales, que se enfrentó al atacante hasta matarlo.

 

«Pasaba delante de cada persona que estaba tirada en el suelo y le disparaba, para asegurarse de que estaba muerta», explicó su padre, que también se llama Ángel Colón, al salir del hospital Orlando Regional Medical Center.

 
La descripción recuerda a lo ocurrido la noche del 13 de noviembre pasado en la sala Bataclan de París, donde 90 personas murieron en una toma de rehenes seguida de un asalto de las fuerzas del orden.

 

«Sabemos lo suficiente como para decir que este fue un acto de terrorismo y un acto de odio», dijo el presidente Barack Obama el domingo, mientras el FBI investigaba al autor del ataque.

 

Líderes musulmanes de Estados Unidos, el papa Francisco y dirigentes de todo el mundo condenaron el ataque, considerado como el peor acto terrorista en suelo estadounidense desde los del 11 de setiembre de 2001.

 

De forma simbólica, la Torre Eiffel de la capital francesa se iluminará la noche de este lunes con los colores de la bandera arcoiris.

 

El FBI admitió que Omar Mateen, de 29 años, había sido investigado antes debido a sus contactos con un kamikaze estadounidense.

 

El agente especial del FBI, Ronald Hopper, también dijo que, antes de atacar al club gay de Orlando, Mateen llamó al número de emergencia 911 y expresó su lealtad al grupo Estado Islámico (EI).

 

Nacido en Nueva York en 1986, Mateen es hijo de afganos y vivía en Port St Lucie, Florida, a unas dos horas en auto de Orlando.

 

Su padre dijo que su hijo actuó movido por su homofobia. «Esto no tiene nada que ver con la religión», dijo a NBC News.
 

FBI investiga
 

 

La ex esposa de Mateen, quien se divorció en 2011, dijo que era una persona abusadora y violenta pero no especialmente religiosa.

 

Empero, el agente Hopper del FBI dijo que su conducta había despertado sospechas en los últimos años.

 

En 2013 fue investigado tras haber hecho comentarios a compañeros de trabajo que daban a entender su familiaridad con el terrorismo.

 

En 2014 volvió a ser interrogado, debido a su relación con Moner Mohammad Abusalha. Abusalha cobró notoriedad cuando se convirtió en el primer ciudadano estadounidense que cometió un ataque suicida en Siria y se le consideraba miembro de una organización aliada de Al Qaeda.

 

«Determinamos que el contacto había sido mínimo y en aquel momento no constituía una relación propiamente dicha o una amenaza» dijo Hopper. 
 

Rescate de rehenes 
 

La matanza de Orlando llega en momentos en que se intensifica la campaña de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.

 

La candidata demócrata Hillary Clinton aplazó un acto previsto con Obama, y dijo en Twitter que sus pensamientos «están con todos los afectados por este horrible acto».

 

Su rival republicano Donald Trump no tardó en decir que tenía razón cuando propuso prohibir el ingreso de musulmanes a Estados Unidos.

 

La tragedia en la discoteca Pulse duró tres horas desde las 02H00 (06H00 GMT) del domingo, cuando los disparos comenzaron a resonar entre la música estridente.

 

La policía dijo que el atacante tenía un rifle de asalto y una pistola. Inmediatamente, un agente que trabajaba en el lugar respondió al fuego y con otros dos intercambiaron disparos con el sospechoso.

 

Un blindado policial arrasó una pared e irrumpió en el lugar, y más agentes se sumaron al tiroteo que culminó con la muerte del atacante.

 

Aún no está claro a cuántas personas mató el atacante o si algunas fueron víctimas del fuego cruzado durante el asalto.

 
‘Estoy atrapado’ 

 

Los testigos describieron escenas de horror, de cuerpos cayendo y de sangre por doquier. «Era un completo caos», dijo a la AFP Janiel Gonzalez.

 

«La gente gritaba ‘Ayúdenme, ayúdenme, estoy atrapado’ y se pisoteaba», señaló este joven.

 

La masacre, que se perpetró en el mes del Orgullo Gay en Estados Unidos, echó sombras sobre el tradicional desfile gay de Los Ángeles que se realizó tal como estaba previsto de antemano pero con una multitud abatida por la tragedia de Orlando.

 

(AFP)

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