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Este miércoles el diario mediático “The Washington Post” publicó en su editorial un artículo fatalista contra el Gobierno venezolano, donde dejó en evidencia las ganas que tiene la burguesía gringa y los gobiernos derechistas del mundo, por activar este año el referéndum revocatorio y así poder “reemplazar al decadente gobierno de Nicolás Maduro”.

 

El escrito realizado por un politólogo gringo y titulado ¿Venezuela puede ser ayudada fuera de la cornisa?, reveló el lado oscuro de la OEA y las razones que tuvo para activar la Carta Democrática a Venezuela, porque a su juicio “el diálogo será para tranquilizar al chavismo y hacerlo renunciar”.

 

Expertos estadounidenses coinciden en que es probable que los militares venezolanos estén del lado de la oposición parlamentaria. “Los militares tienen una idea de a dónde va esto”, dijo un analista. “Ellos no quieren que su país colapse. Ellos no quieren estar en el lado equivocado”, citó parte del texto.

 

 A continuación, el texto completo traducido al castellano:

 

¿VENEZUELA PUEDE SER AYUDADA FUERA DE LA CORNISA?

 

Con Venezuela girando en el caos y el colapso, la administración Obama ha reflexionado sobre la manera de empujar la hirviente nación hacia el cambio político sin hacer del Tío Sam un objetivo. La administración parece haber encontrado la fórmula correcta esta semana.

 

El secretario de Estado, John F. Kerry, anunció el martes en una reunión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que Estados Unidos apoyará un plan de la OEA para un referéndum revocatorio “justo y oportuno” que podría reemplazar al decadente gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Un alto funcionario del Departamento de Estado precisó que “en nuestra opinión, ‘justo y oportuno’ significa este año”.

 

La fecha del referendo es crucial, ya que si se pospone hasta después del 10 de enero del próximo año, el entonces vicepresidente de Maduro podría sucederle. Retrasarlo también daría a los seguidores de Maduro más tiempo para organizar las milicias para sostener el movimiento izquierdista organizado por el dictador volcánico de Venezuela, Hugo Chávez, que murió en 2013.

 

El anuncio de Kerry en la República Dominicana podría romper el amargo estancamiento entre los partidarios izquierdistas de Maduro y el Parlamento, controlado por la oposición. Venezolanos prominentes habían advertido en entrevistas recientes que el país casi en bancarrota había ido virando hacia una guerra civil.

 

Venezuela rara vez es un tema importante de discusión en Washington. Pero el rico en petróleo y mal administrado crónicamente ilustra un dilema recurrente en la política exterior: ¿Cómo puede América animar a los socios locales para impulsar el cambio político y la seguridad regional, en lugar de colocar la carga sobre los hombros de Estados Unidos y, en el proceso, alentar el resentimiento a una intromisión estadounidense?

 

El héroe de esta historia es Luis Almagro, el secretario general de la OEA. El mes pasado se publicó un devastador informe de 132 páginas sobre el régimen de Maduro, que instó a la OEA a considerar revocar la membresía de Venezuela en la organización de y respaldó el llamado de la oposición para un revocatorio.

 

Almagro documentó la situación de deterioro: 700 por ciento de inflación, una deuda externa de 130.000 millones de dólares y una tasa de pobreza del 76 por ciento. Venezuela, afligida por la corrupción generalizada, también tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo. En opinión de los analistas estadounidenses, se está convirtiendo en un Estado fallido.

 

“Tan importante como el referéndum, que está a muchos meses de distancia, será la crisis humanitaria que podría traer el techo hacia abajo a todos los venezolanos a no ser que se aborden la escasez de alimentos y medicinas”, explicó el alto funcionario del Departamento de Estado. La catástrofe podría empeorar en caso de insolvencia de Venezuela en su enorme deuda en la caída, lo que algunos analistas esperan. El país ha sobrevivido principalmente gracias a préstamos de emergencia procedentes de China.

 

Para organizar un empuje regional de cambio en Venezuela, Almagro ha organizado una coalición dentro de la OEA. Potencias regionales como Brasil, Argentina y México parecen estar moviéndose hacia la posición del jefe de la OEA, con el apoyo silencioso de Estados Unidos. El liderazgo de Almagro ayudó a calmar la sospecha de larga data de Latinoamericana de intervención de Estados Unidos en el hemisferio.

 

“Si se trata de Estados Unidos contra Venezuela, el juego está en las manos de Maduro”, explicó un alto funcionario del gobierno. “Tiene que ser conducido por los latinoamericanos. No puede ser llevado por nosotros”.

 

El deterioro de la seguridad en Venezuela fue esbozado por el mayor general retirado Hebert García Plaza, un exmiembro del gabinete de Maduro que renunció en 2014 y fue acusado posteriormente por el régimen de corrupción. García Plaza dijo en una entrevista que una gran mayoría de militares de Venezuela apoya el revocatorio y tratará de mantener el orden durante una transición.

 

Expertos estadounidenses coinciden en que es probable que los militares venezolanos estén del lado de la oposición parlamentaria. “Los militares tienen una idea de a dónde va esto”, dijo un analista. “Ellos no quieren que su país colapse. Ellos no quieren estar en el lado equivocado”.

 

El peligro, dijo García Plaza, fue la formación de milicias locales. Dijo que aproximadamente 15.000 de estos grupos de vecinos se están organizando, con cerca de 100 miembros cada uno, lo que significaría una fuerza nacional de 1,5 millones que Maduro potencialmente podría movilizar.

 

Para impedir que Venezuela caiga en una guerra civil, funcionarios de Estados Unidos han favorecido un proceso de diálogo, patrocinado por España, Argentina y otras naciones. El objetivo sería tranquilizar a los colaboradores de Maduro, que tendrían un lugar en un futuro si ceden el poder. De lo contrario, advierte un analista estadounidense, lo que se avecina es una “mezcla fea” de violencia política y decadencia económica.

 

El reto para los Estados Unidos, desde Siria hasta el Mar del Sur de China, es la movilización de los socios regionales para que Estados Unidos no esté solo en mantener la estabilidad. Después de años de declive desastroso en Venezuela, una una estrategia compartidas de América Latina y Estados Unidos para la recuperación parece estar emergiendo.

 

Donald Trump a menudo insta a otras naciones a cargar con el peso de la seguridad. Aquí está un ejemplo de cómo puede funcionar.

 

(LaIguana.TV)