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Tras meses de operativos y enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del Estado y grupos paramilitares del suroeste de Caracas, se ha podido develar la estructura social, política y organizativa de estas células para-estatales.

 

Luego del testimonio de varias víctimas de este azote y de la confesión de varios capturados, se ha podido develar también el modus operandi, que los asemeja mucho con las células “convivir” que se instauraron en la ciudad de Medellín en los años noventa del siglo pasado. Así pues, desde el reclutamiento de jóvenes carretilleros del mercado del Cementerio, hasta el establecimiento de una autoridad política-territorial de facto, son cosas muy preocupantes que viven las familias del suroeste de Caracas.

 

Aunque se trate de información clasificada por los cuerpos de seguridad del Estado para proteger la identidad de las víctimas y la comunidad, es oportuno exponer ante la Nación y ante el mundo, un esbozo de las formas y estructuras de estas organizaciones, para que la población pueda identificar la expansión de esta amenaza.

 

La estructura empresarial del paramilitarismo

 

 

Así como las grandes organizaciones privadas del comercio y la industria, las células paramilitares tienen una estructura jerárquica basada en funciones y posiciones de poder: vigilantes, cobradores, secretarias… Veamos cómo se divide esta estructura:

 

1. Gariteros: Son el eslabón más débil de estar organizaciones. Se trata de jóvenes recién reclutados, quienes acceden a esta labor bajo la promesa del lucro fácil y el reconocimiento social de la valentía. Su trabajo es custodiar con armas de fuego los accesos del sector donde reside la banda paramilitar. Por lo general el perfil de este eslabón son varones jóvenes entre 17 y 22 años, que residen en los barrios donde la banda tiene influencia. Su incentivo económico son honorarios que van entre 20 mil y 40 mil bolívares mensuales, más comisiones de la venta de droga y de sicariato dentro del sector.

 

2. Los avances: Son jóvenes más experimentados que los gariteros. Por lo general operan en motos y vehículos, y su oficio es la “chamba”, que se refiere a los robos menores y robo de vehículos en las adyacencias de la zona donde opera la célula paramilitar. También son los encargados de ejecutar los sicariatos de los funcionarios policiales o de los enemigos de la banda, labor que es recompensada en dólares: dependiendo del personaje, reciben una comisión entre 30 y 500 dólares. Los más especializados o expertos en el uso de armas y explosivos, llega a ser parte del “carro” que lleva el jefe o “principal”.

 

3. Cobradores: Son los que se encargan de cobrar la “vacuna” para la banda. Por lo general lo hacen por teléfono, contactando a los dueños de los negocios que están en la zona del Cementerio, El Paraíso y El Valle, para extorsionarlos. Ellos están también encargados de los trabajos de inteligencia y de planificación de secuestros. Forman parte del “carro” del jefe o “principal”. Su incentivo económico es por comisiones del cobro de las extorsiones y los secuestros.

 

4. Las mamis: Apodadas también por algunos de los capturados como “las perras”. Son mujeres que se dedican al trabajo de inteligencia y distracción. Son las encargadas de hacer seguimiento, para luego “marcar” o “pichar” a los objetivos de secuestro y sicariato de las bandas. Su condición de mujer (de acuerdo a las bandas) las hace pasar desapercibidas. También son las encargadas de traficar y vender los alimentos dentro del barrio. Alguna de ellas han participado incluso en enfrentamientos y sicariatos contra funcionarios del Estado. En diciembre de 2015 una de ellas apodada “Piel Canela” murió luego de accionar una granada en El Cementerio, contra una comisión del CICPC. La recompensa económica de estas mujeres puede variar, entre honorarios mensuales que oscilan entre 30 y 50 mil bolívares, hasta las comisiones por venta de droga, alimentos, vacunas, sicariatos, secuestros; también depende en cómo se relacionen sentimentalmente con los miembros de la banda.

 

5. El Carro: Es un grupo de sujetos que forman parte del “alto mando” de las bandas. Exhiben su opulencia dentro del barrio, puesto a que comparten el lugar más alto de la organización criminal. Son los que controlan y asignan las armas y las drogas que se distribuyen en los barrios. También son los que mantienen a los secuestrados en las denominadas “neveras”. Debido a su rango, muy pocas veces salen del barrio o del área de influencia, sólo para “chambas” de gran magnitud o para celebrar fiestas y reuniones con miembros de otras células paramilitares. Funcionan también como emisarios del jefe o “principal” ante otras bandas. Hace dos meses en una de las guaridas del carro de la cota 905 se incautaron 200 mil dólares en efectivo.

 

6. Los principales: Son los más altos jerarcas de las bandas. Estos sujetos son los que gestionan la droga, las armas, los alimentos y hasta el comando de facto de la población que vive en su área de influencia. Su designación no se hace a la fuerza o a plomo limpio como se cree, sino a través de la recomendación de un organizador externo, que funciona como emisario de factores paramilitares colombianos. En el caso de la organización del suroeste de Caracas, alias “El Coqui” fue designado y financiado directamente por la organización de Julito Vélez, ex concejal de Cúcuta y relacionado con Álvaro Uribe Vélez. Desde 2014 alias “El Coqui” fue instalando esta estructura paramilitar que aún se mantiene en pie.

 

7. El “tal”: El “tal” o “tal que pin”, son sujetos externos a la banda paramilitar, que mantienen contacto con los principales. Reciben este apodo, porque de esa manera son nombrados por los principales. Ellos son los que giran las órdenes de los asesinatos selectivos o ataques a las comisiones policiales que se han perpetrado. También son los proveedores al mayor de la droga y de las armas que usan las bandas, así como del financiamiento en dólares de toda la estructura criminal: Ofrecen la droga y las armas a un precio muy bajo o a veces a crédito a 60 días. Ellos realizan también el trabajo del lavado de dinero y apertura de cuentas bancarias en el exterior a los “principales” bajo la figura de testaferros.

 

8. Los sapos: Apodados también por otros como “las brujas”, son sujetos externos a las bandas que prestan cierto tipo de colaboración a cambio de “favores” o de dinero. Entre ellos hay policías, funcionarios públicos y periodistas. Estos últimos han quedado plenamente identificados ante la población, luego de publicarse El brazo mediático de las bandas armadas donde quedó evidenciado cómo varios comunicadores funcionan como voceros de estas organizaciones paramilitares.

 

El proceso de reclutamiento

 

El reclutamiento de estas células paramilitares tal vez sea lo más dramático y preocupante para las madres de jóvenes y las familias en general: Muchachos entre 17 y 22 años que bajo promeza de lucro y en ocasiones bajo amenazas, se ven forzados a formar parte de la organización criminal. “O agarras esta bomba -sueldo-, o a lo mejor quedas pa’ los paleros”, es la amenaza que reciben algunos jóvenes que ya están inmersos en el mundo de las bandas y que aún no participan en la organización.

 

Por otro lado, existe también el reclutamiento de muchachos sanos que son estudiantes o trabajadores, a los que abordan ofreciéndoles aparte del sueldo, un celular de última generación o un Play Station. Acá el objetivo preferido han sido los liceístas de los últimos años y los carretilleros del mercado del Cementerio y Coche.

 

El primer trabajo de estos cuasi niños, es el de garitero -vigilante- que funciona como un primer anillo de seguridadpara la banda en el sector. Estos les sirven como carne de cañon, pues son los primeros en dispararle a los cuerpos de seguridad y los primeros en caer en los enfrentamientos.

 

La “bomba” o sueldo que perciben apenas entran a la organización es de hasta 40 mil bolívares, los que exclusivamente son gariteros y de 20 mil bolívares más comisiones a los que cumplen la doble función de garitero-vendedor de drogas, que pueden llegar a percibir hasta unos 200 mil bolívares en un “mes bueno”.

 

Es así pues, como el incentivo del lucro priva la conciencia de los jóvenes más humildes para que se puedan unir a la parapolítica.

 

La escala de premios e incentivos económicos

 

Como ya hemos narrado, es la promesa del lucro fácil lo que sostiene la cohesión (o coersión) social en estas organizaciones ¿Pero qué tanto o cuánto se necesita para sostener esta estructura? Obviamente que mucho dinero. No es casualidad que hallaran 200 mil dólares en efectivo en una de las tantas casas-guarida de este grupo.

 

La maldad, el crimen y la saña obtienen un premio que va desde un celular de última generación, motos, vehículos, hasta miles de dólares en efectivo. Dependiendo del crimen, quién lo comete y a quién se le comete, se obtiene un incentivo. Ya habíamos expuesto que un sicariato, por ejemplo se cancela entre 30 y 500 dólares en efectivo, dependiendo del status de la víctima: Un inspector del CICPC o un capitán de la GNB, puede “valer” 500 dólares. Para acceder a este “premio”, tiene que ser confirmado por un testigo de la banda y haber salido en los medios… Sí, debe tener repercusión mediática para poder cobrar esta suma, para esto existen varios periodistas que ya manejan de antemano que se va a cometer el homicidio.

 

Otros premios son motos, armas o vehículos, a medida que el integrante de la organización vaya ejecutando más víctimas. Por ejemplo, si el miembro ya lleva 5 víctimas en su haber, bien sea por robo, sicariato o eliminando a un rival, se le da otra arma con más poder letal, como una pistola Glock 19 con fuego automático y 2 “cocosettes” (cargadores de 50 cartuchos), un fusil AR-15 automático con dos cargadores, dos granadas de mano o una escopeta calibre 12 con cartuchos “pepa rasa”.

 

También como incentivo se maneja las comisiones por venta de droga, que van entre 10 y el 15%, así como los secuestros: el 60% va para el “principal” y el “carro”, y el resto se lo reparten quienes perpetran el rapto. Las vacunas también funcionan en comisiones por porcentaje, aunque no se ha precisado aún la proporción.

 

Tal como en una organización empresarial, los honorarios y las ganancias van aumentando a medida que se obtiene un rango mayor en la organización: desde 40 mil bolívares que gana un “nuevo”, pasando por 10 mil dólares que obtiene regularmente un miembro del “carro”, hasta unos 100 mil dólares al mes que puede ganar un “principal”.

 

Contrariamente a lo que se cree, esta banda paramilitar lleva un control exhaustivo de todos sus activos y su flujo de caja, pues tienen manejo contable en computadoras donde llevan un balance general, nómina, un inventario, cuentas por cobrar, cuentas por pagar  y manejo de comisiones, todo discriminado en moneda nacional y en moneda extranjera. También cuentan con contactos externos que se encargan de manejar cuentas en dólares en Panamá.

 

Apropiación territorial: Estado de facto

 

La toma violenta de una gran extensión de territorio por parte de una organización paramilitar, ya supone el establecimiento de un gobierno de facto, que incide en el control de la vida cotidiana de todos lo que se encuentran en su área de influencia: Desde toques de queda, hasta desalojo de viviendas y control de la distribución de alimentos y bebidas.

 

Recordemos el famoso comunicado emitido por alias “el lucifer” en los sectores del Valle y la parte alta de Primero de Mayo, en el que entre amenazas a población y funcionarios de las fuerzas de seguridad del Estado, impuso un toque de queda de 7 de la noche a 6 de la mañana a mediados del mes de marzo.

 

También es conveniente recordar el desalojo masivo de viviendas que hiciera a finales de 2014 alias “el coqui” en el sector de la carretera que comunica Los Laureles con el sector Las Quintas de la cota 905, lugar donde comenzó el comando de estas fuerzas paramilitares.

 

Otra cosa que controla la organización es el permiso y circulación de camiones de comida y cerveza que abastecen estos sectores, así como del transporte suburbano que deben pagar una vacuna para su operación. Se han denunciado casos en lo que estas bandas, han montado nuevas bodegas que abastecen de comida y licores a precios exhorbitantes, y obligan a las bodegas ya existentes a pagar coimas, lo que hace que estos últimos tengan que elevar el precio de sus mercancías.

 

Estas prácticas que mantienen sometida a la población de los barrios del suoreste de la ciudad, es casi el calco de la etapa más absurda y brutal de las células paramilitares “Convivir” que llegaron a controlar la ciudad de Medellín en Colombia y que evidencia la existencia de un Estado fallido o Estado de facto en ese territorio.

 

El establecimiento de una jerarquía política

 

Ya al crear un Estado de facto por la fuerza de las armas, lo que sigue es buscar los mecanismos para gobernarlo. Quizá comparándolo con el caso de la ciudad de Medellín, que primero hubo una promesa política que luego se convirtió en violencia, en el suroeste de Caracas se plantea al revés: primero la violencia y luego la promesa política, cosa que afortunadamente no ha tenido éxito, debido a que la población no legitima a un liderazgo que se ha impuesto por el miedo.

 

Sin embargo, la intención de legitimarse ante la población existe: Se ha prometido seguridad por un lado, aunque por otro se incrementa la violencia: los ajusticiamientos y los muertos por balas perdidas y detonaciones accidentales de explosivo han incrementado más. El miedo es sin duda lo que impide a la organización erigirse como protectorado, o como figura patriarcal.

 

Se han reseñado varios eventos en los que estos criminales han pretendido tener la dimensión de autoridad política, como por ejemplo en la constante campaña en la que se presentan como antagonistas del Gobierno Bolivariano, donde paradójicamente se proponen como solución a la “inseguridad y escasez de alimentos”.

 

Cebe recordar la famosa protesta del 22 de marzo que tuvo resonancia en las redes, donde “espontáneamente” la población salió a protestar en los túneles de la autopista sur por “excesos policiales”, cuando a los pocos días se corroboró que hubo pago en efectivo y en alimentos y también coacción por parte de la organización paramilitar. En este caso, ya existía un acuerdo previ0 entre los criminales y el periodista que cubrió el hecho. La orden a los “manifestantes” ese día fue de quemar las gandolas de gasolina de PDVSA que transitaban por esa ruta, hecho que no sucedio a última hora debido a la negativa de varias personas que se encontraban allí con niños.

 

Otra política tomada por estos paramilitares es la limpieza social de cualquier funcionario del Estado o de cualquier militante chavista. Los oficiales de policía que no han sido asesinados y viven en el sector, son forzados a abandonar la zona o a abandonar la carrera.

 

Asimismo, también existe una prohibición de militancia del chavismo: “Las Quintas, Primero de Mayo, San Miguel, Santa Elena, hasta por allá en el Triángulo, era territorio chavista, pero ahora ni por el coño la gente se atreve a sacar su afiche de Chávez en la ventana, porque vienen las mujercitas o esos muchachitos gafos y te lo obligan a quitar… La gente está asustada”, afirmó una mujer del sector que se identifica como chavista. No se debe olvidar el asesinato de la dirigente comunal Maritza Sánchez en el sector Brisas del Paraíso el pasado septiembre de 2015, feminicidio que vino acompañado de varias amenazas a los y las militantes chavistas.

 

Esta política es un reflejo muy parecido a lo ocurrido en Colombia con los miembros del partido Unión Patriótica, que sufrió uno de los más graves politicidios de la historia, pues fueron asesinados 5 mil de sus cuadros y dirigentes más significativos, en manos del paramilitarismo creado por la familia Uribe.

 

Control económico: la vacuna, el comercio y las relaciones clientelares

 

 

Otra muestra de que efectivamente estas no son una bandas criminales comunes y que son parte de un Estado de facto o un para-Estado, es el establecimiento de controles económicos a la población como el impuesto a través del cobro de vacuna o del manejo de las mercancías que se consumen en el territorio de influencia.

 

Ya habíamos expuesto que el cobro de vacuna se le aplica a los transportistas, así como a los pequeños y medianosnegocios que están dentro y fuera del barrio, así como de “peajes” que se montan en escaleras y callejones, donde el impuesto queda a consideración del maleante, puede ser una pequeña cantidad de dinero, el celular o lo que se traiga en la bolsa de mercado. Esto por supuesto, no es una muy popular del gobierno de facto que pretende sustituir al Estado.

 

Otra medida impopular es la apropiación de la distribución de las mercancías que se expenden dentro de los barrios: los camiones de comida y sobre todo, los de cerveza, no ingresan al sector sin el debido permiso de la organización. Ellos deciden qué tomar para sus bodegas propias y saben cuál es el inventario de las otras bodegas, eso les da una idea del impuesto que van a cobrar sobre esas mercancías.

 

La historia ha comprobado que todo Estado de facto o para-Estado, se forma a partir de un interés económico y el caso de la organización paramilitar del suroeste de Caracas no es la excepción, pues se estima que la zona representa un mercado de intercambio que puede generar beneficios entre 10 y 15 millones de dólares anuales, léase sin el financiamiento externo que reciben por el otorgamiento de drogas y armas.

 

Esta exhorbitantes ganancias han creado un emporio capaz de mantener una estructura clientelar de periodistas, abogados, contadores y “gestores” que les permiten tener acceso a ‘reconocidos’ bufetes de abogados, a la legitimación de capitales y hasta información de seguridad privilegiada

 

El uso de la tecnología como arma militar

 

 

La superiodidad tecnológica puede ser determinante para ganar una guerra o para fortalecer la defensa del territorio ante un enemigo, para esto el para-Estado instaurado en el suoeste de Caracas cuenta con el acceso a las últimas tecnologías civiles y militares en telecomunicaciones.

 

En abril del 2016 se descubrió que alias “el lucifer” utilizaba drones para sobrevolar y vigilar las zonas del Valle y los accesos del Cementerio, así como de servicio satelital de teléfono y dispositivos celulares de la empresa Movistar, la única telefónica que no colabora con las fuerzas de seguridad del Estado.

 

Otra cosa curiosa es que también usan dispositivos de internet de enlace dedicado de la misma empresa Movistar, que es un servicio de banda ancha tipo Frame Relay que tiene un enlace directo con el nodo de las Américas, sin pasar por el nodo venezolano que lo lleva Cantv. Este es un servicio que la empresa de telecomunicaciones española sólo ofrece a empresas o a clientes VIP como Nelson Bocaranda, Braulio Jatar, Oliver Blanco, etc.

 

Sorprendente también es la presunta utilización de radios de comunicación con tecnología Tetra Relase 2.0, puesto a que se ha visto la utilización de dispositivos portátiles, aunque no se se ha reporatado la intervención de las telecomunicaciones de estos sujetos. Para tener una idea, la tecnología Tetra Relase 2 es utilizada por agencias gubernamentales y militares para codificar y encriptar sus comunicaciones.

 

Las redes sociales también suponen un área importante, no sólo para difundir sus comunicados, sino también paraseleccionar sus víctimas. A través de redes como Facebook, Instagram y Tinder donde los usuarios pueden exponer su imagen, su ubicación y hasta sus hábitos, se puede acceder con facilidad a esta información, para luego elaborar perfiles de “secuestrable” u objetivo de asesinato selectivo.

 

Se ha comprobado la utilización de mujeres como carnada, a través de una micro red de prostitución virtual, donde estas jóvenes comienzan ofreciendo fotos y videos pornográficos en vivo, para luego citarse con sus víctimas, para cualquier propósito criminal.

 

Una cabeza de playa

 

 

Aunque las organizaciones paramilitares comenzaron su operación en territorio venezolano entre 2004 y 2005, la creación de un Estado de facto con las características del instaurado suroeste de Caracas, supone un ensayo previo para replicarlo en varias poblaciones y comprobar el alcance y la incidencia que puede tener en toda la Nación. Su fundación, auspiciada desde Colombia por el mismo grupo económico de Julito Vélez, obedece a una política internacional de paramilitarización de los territorios, para ejercer el control político-territorial-económico de los países latinoamericanos y para diezmar a través de la fuerza a los movimientos progresistas de la región.

 

Luego de la muerte del Comandante Hugo Chávez en marzo de 2013, comenzó una nueva etapa de guerra multifacética a través de elementos políticos, económicos y armados, que pueden describirse perfectamente en estos Estados de facto, impuestos por las organizaciones paramilitares, para abrirle el camino a los conglomerados financieros-industriales de capital transnacional, así como ocurrió en Libia para beneficiar a las empresas petroleras, en Centoamérica con los grandes emporios de los alimentos, en África por el oro, diamante, cacao y coltán, y enColombia y Afganistán, para garantizar el mercado internacional de las drogas ilegales.

 

El paramilitarismo no es un fenómeno nuevo de la década de 1990, es más bien la continuación de un modelo deguerra irregular financiada por grandes capitales, iniciada desde los años 1920 con el sionismo que conllevó al robo del territorio palestino y al establecimiento de un Estado de facto que luego fue reconocido por la comunidad internacional como el Estado de Israel. Este primer ensayo ‘exitoso’ sirvió como referente para la creación de estructuras parecidas como los contras en Nicaragua, la disidencia cubana, los grupos paramilitares en México, las milicias en El Congo, el Estado Islámico y Al-Qaeda en Medio Oriente, los grupos separatistas de Europa del Este (Chechenia, Kosovo, Siberia) y demás grupos que aparentemente representan una lucha política-religiosa sin sentido, pero que al final le abren paso a los grandes capitales internacionales.

 

Es decir, nos enfrentamos a un fenómeno de la historia actual que no responde a intereses espontáneos de un grupo de criminales que se arman y matan sin sentido, sino que por su estructura y organización, forman parte de algo mucho más grande que mueve el capital y los mercados a nivel mundial.

 

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(conelmazodando.com.ve)