El connotado articulista, director del diario Últimas Noticias, asegura que mientras no se resuelva el problema de abastecimiento y se controlen los precios, el gobierno no puede hablar de victoria en la guerra económica y, lo que es más, podría verse comprometida su estabilidad.

 

En entrevista exclusiva con La Iguana.TV, Díaz Rangel (Sabaneta, Barinas, 1932) advirtió que, debido a la complicada situación económica, si ahora mismo se hiciera cualquier proceso electoral, el resultado sería desfavorable para la opción gubernamental.

 

Periodista y profesor titular jubilado y ex director de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, ex presidente de la Asociación Venezolana de Periodistas y de la Federación Latinoamericana de Periodistas, Díaz Rangel también habló de los temas de su especialidad, con motivo de celebrarse este lunes el día de los profesionales de la Comunicación Social.

 

A continuación, la conversación completa con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-Por lo que usted escribe se puede concluir que está entre las personas que respaldan la tesis de que en Venezuela hay una guerra económica ¿es así?

-Sí, claro.

 

-Entonces, le pregunto: ¿en este momento quién está ganando esa guerra?

-En primer lugar, para despejar dudas acerca del término guerra económica, podemos hacer una revisión histórica y ver que fue denunciada hace bastante tiempo. La primera vez fue en julio de 1960, a poco del triunfo de la revolución Cubana, el doctor Raúl Roa, que era el canciller de Cuba denunció ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la guerra económica y la agresión económica. Para demostrarlo dio algunos datos: Estados Unidos le había suspendido la compra de 840 mil toneladas anuales de azúcar y ese fue el primer golpe duro contra el proceso revolucionario y además se le disminuyó el suministro de combustible. El segundo antecedente, probado en documentos norteamericanos desclasificados, fue en 1973 contra el gobierno de (Salvador) Allende. En esa documentación queda en evidencia la guerra económica contra Chile, con hechos concretos, expresiones del propio presidente (Richard) Nixon, el secretario de Estado (Henry) Kissinger y empresas privadas que se le sumaron. También podríamos considerar como antecedente las acciones contra Nicaragua, aunque allá fue un poco diferente porque se acentuó también la agresión militar directa. El caso de Venezuela, entonces, no es el primero. Claro que no se trata de atribuirle toda la culpa de lo que está pasando a ese factor. Por supuesto que ese cuadro no es de absoluta irresponsabilidad del gobierno, sino que sus errores en la economía también han contribuido a la baja en la producción, etcétera. Yo no tengo ninguna duda de que esa guerra existe, de que todavía está en pleno desarrollo y que los factores fundamentales son externos, pero también hay factores internos, tanto del sector privado como del lado gubernamental.

 

-¿Y entonces, quién la está ganando en estos momentos?

-Si uno ve las colas, evidentemente no es el gobierno. Pienso que hasta que no se vean disminuir sensiblemente las colas y se le rompa el espinazo al alza desmesurada de precios no se puede decir que la victoria la está obteniendo el gobierno. Esta es una prueba de fuego, que ya no sólo es un problema social o socioeconómico, sino político porque han intervenido otros factores. Y es un problema que eventualmente podría afectar la propia estabilidad del gobierno, si esta situación se prolonga y degenera en explosión social aprovechada por factores que están pendientes de ese desarrollo.

 

-Usted también es un excelente analista de encuestas. Desde esa posición, ¿qué cree que pasaría si este domingo se realizara en Venezuela algún tipo de elección?

-Creo que sería una derrota de la posición gubernamental porque buena parte de ese descontento, que se expresa en la gente que hace las colas y que tiene que pagar precios tan elevados o que no tiene acceso a muchos productos porque ya no existen o no están en los anaqueles, una parte de ese descontento evidentemente se iría hacia la votación contraria al gobierno. No tengo duda de que ese podría ser el resultado más probable.

 

-El gobierno se opone al revocatorio, tratará de colocar cualquier tipo de obstáculo y es lo natural porque ningún gobierno va a facilitar su propia revocación. Sin embargo, esa consulta tendrá que realizarse, a más tardar en 2017. ¿A quién favorece ese plazo? ¿Podría producirse en ese lapso una recuperación del gobierno, como ocurrió entre 2003 y 2004, cuando el comandante Chávez puso en marcha las misiones? ¿Podrían ser los CLAP el factor clave de esa recuperación de la fuerza del chavismo?

-Yo creo que los CLAP, aunque no se puede decir que están en una etapa de ensayo o en experimentación, tampoco están todavía en pleno desarrollo y hay varias regiones del país a las que ni siquiera han llegado. Pero, por los primeros síntomas que se observan, las primeras informaciones que trascienden, hacen pensar que es una vía para golpear a los bachaqueros, tanto los individuales como los organizados, que son más poderosos por razones económicas, entre otras. De manera que si siguen desarrollándose, los CLAP podrían ser una vía exitosa. Ahora, sobre la pregunta de a quién le sirve el aplazamiento hasta 2017 del referendo revocatorio, lo que ocurre es que una vez que en la oposición queden persuadidos de que no hay posibilidades de revocatorio en 2016, ellos van a desistir, no lo van a promover para el 17 porque significaría que, en el caso de ganarlo la oposición, asumiría la presidencia por el resto del período el vicepresidente ejecutivo, es decir que no habrá una nueva elección inmediata para destituir formalmente al gobierno. Entonces, yo creo que si el referendo no se produce en este año 16, hay que descartar su aplicación en el 17 porque la misma oposición no tendría ningún interés.

 

-Este tema de si se hace o no se hace el referendo este año o el que viene afecta mucho a la masa considerable de venezolanos que quiere que se lleve a cabo, al margen de los dirigentes políticos y de la MUD. ¿No hacerlo no equivale a dejar esa masa sin representación, en el aire?

-Tanto el partido de gobierno como el gobierno mismo, reiterativamente, desde que se anunció la posibilidad del revocatorio, han venido explicando las razones por las cuales es imposible realizar el referendo este año. Han señalado que fue por un error, intencional o no, de la oposición, de no comenzar el proceso desde el propio mes de enero, en cuyo caso se habrían cumplido los plazos sin ningún obstáculo o inconveniente. Yo creo que esa explicación, convenientemente ampliada, reiterada, reforzada con numeritos, con fechas, etcétera, va persuadiendo a un alto porcentaje de ese sector opositor del pueblo que hasta ahora había creído en el referendo como una posibilidad real e inmediata de revocarle el poder a Maduro. Esas explicaciones ha ido sembrando, primero duda y después convicción de que es imposible hacerlo este año y que pudo haber sido un error de la oposición el haber demorado hasta abril ese anuncio.

 

Hablando de periodismo

-En estos últimos días de junio, todo el mundo habla del periodismo por celebrarse el 27, el Día el Periodista. El periodismo ha sido clave en la confrontación política desde 1999, al punto de que también se dice que hay una guerra mediática. Le repito entonces la misma pregunta: ¿Quién está ganando hoy la guerra mediática?

-Habría que verlo puntual, circunstancialmente. Hay victorias que podrían sumársele a la oposición por la parte que ellos han llevado en esa guerra. La expresión más nítida fueron las elecciones del 6 de diciembre. Eso no es producto de que los dirigentes y militantes de esos partidos bajaron a los barrios, subieron a los cerros para persuadir a la gente del mal gobierno y de la necesidad de votar por ellos. En absoluto, fue producto de la acción de los medios, además del descontento y la incomodidad que han generado las colas. Nosotros vemos los periódicos y la televisión de Caracas, pero en el interior del país hay unos ochenta diarios, de los cuales más de 70 repiten lo que dicen los grandes diarios opositores de acá o las radios, es decir que hay una enorme fuerza mediática puesta de parte de la oposición, orientada o no por ellos, pero que multiplica en San Felipe, Trujillo o Ciudad Bolívar, por decir algunos lugares, todo lo que la dirigencia de esos partidos plantea. Y eso se expresó en los resultados electorales, de manera que esa es una victoria de la oposición que en buena parte hay que sumársela a la guerra mediática o a la ofensiva mediática de parte de ellos.

 

-Sin embargo, cuando uno oye hablar de este tema a voceros de la oposición y gremiales del periodismo, escucha una visión opuesta a la suya. Dicen que el gobierno ha venido cooptando, apoderándose de diversos medios a través de varias estrategias y que actualmente hay una hegemonía comunicacional del gobierno. ¿Desde esta posición en la que usted se encuentra (director de Últimas Noticias), que es un medio que ha cambiado recientemente de propietario, qué juicio hace de esas denuncias?

-Yo creo que es verdad que el gobierno, ante la orfandad que tuvo durante el período de Chávez e, incluso, comenzando el de Maduro, buscó los mecanismos para tener influencia o control de algunos otros medios. Eso, aunque no está reconocido públicamente, de alguna manera es fácil comprobar que es así, que ha cambiado la correlación de fuerzas que existía en importantes medios de comunicación. Pero eso no ha ocurrido en todos los medios. La televisión sigue en manos del sector privado sin que el gobierno tenga inherencia, más allá de la aplicación de las normas de Conatel; y repito que en la inmensa mayoría de los medios impresos y radiales del interior están orientados, de alguna manera, contra el gobierno, algunos con posiciones muy abiertas en ese sentido. Hoy lo que se puede decir es que habría un equilibrio en el panorama mediático, pero con dominio de la oposición en el interior del país. Yo creo que los medios han cumplido un papel en contra del gobierno debido a la incapacidad organizativa de los partidos de la oposición de llegar a las bases populares. Lo hacen a través de los medios.

 

-Con respecto a este nuevo equilibrio comunicacional, un aspecto importante es la forma como se han llevado a cabo las transferencias de propiedad de algunos medios de comunicación, televisoras y diarios, incluyendo este (Últimas Noticias). Se habla de opacidad porque la opinión pública, incluso élites muy bien informadas en general, no sabe quiénes son los nuevos propietarios y que eso introduce un elemento de perturbación, de duda, de sospecha. ¿Qué responde usted a eso?

-Bueno, en primer lugar, si vemos el panorama en un trecho histórico corto, yo les preguntaría a esas personas si supieron cómo se produjo el cambio de dueño de El Universal entre Luis Teófilo Núñez y Andrés Mata (principios de los años 90). ¿Qué hubo en las relaciones de esos dos poderes dentro de El Universal, cómo se produjo esa transferencia? ¿Eso fue informado en su momento a los lectores de El Universal? Por otro lado, la ampliación de la junta directiva de El Nacional, la incorporación de nuevos socios capitalistas a la CA Editora El Nacional, ¿son datos informados a los lectores de ese diario? No, sobre eso también hay opacidad, pero nadie se queja ni cree que eso sea sorprendente, malo o bueno, sino que ocurrió lo mismo que pasa en el sector industrial o en cualquier otro de la economía, donde hay esas transferencias de mayor significación y que no trascienden a la calle. En el caso de los medios, como tiene un ingrediente político, pues el gobierno, si es que ha tenido alguna intervención, se ha cuidado de que no aparezcan abiertamente representantes suyos en esos medios. Han estado otras personas, que independientemente de su posición política, no puede decirse que vienen de las filas del PSUV o del alto nivel gubernamental.

 

-Una de las grandes noticias de este año en materia periodística han sido los Panamá Papers, aunque han terminado siendo una moda pasajera, por diversas razones. ¿Ese tipo de campañas pueden ser consideradas periodismo de investigación o son otra cosa?

-Me da la impresión de que es una cosa diferente, pues hay muchos factores desconocidos, como por qué inesperadamente aparece eso en la prensa mundial; por qué hay informaciones que fueron ignoradas y por qué en algunos momentos las denuncias afectan a unos y luego a otros. En el fondo no se sabe qué provocó dar a la luz pública parte del contenido de esos Papeles de Panamá. Lo que a mí me parece más cuestionable es que hubiese grupos de periodistas financiados por la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), que se sabe que es un organismo no digo que dependiente de la CIA, pero estatal norteamericano, que hicieron algún trabajo de investigación sobre esos papeles, pero no se divulgaron. Hay muchas sospechas sobre por qué no se hizo. Parece que esperaban encontrar documentación que involucrara, por ejemplo, al gobierno venezolano o a alguno de sus dirigentes y eso no ha sido así. Entonces, ese es un trabajo de investigación que tenía un fin determinado, un pago determinado, pero que finalmente no se hace lo que debe hacerse con cualquier trabajo de investigación que es difundir sus resultados. Por eso es que, volviendo a la pregunta, creo que corresponde a otra cosa que aún no ha sido suficientemente aclarada, que está llena de incertidumbres e interrogantes.

 

-Por cierto que varios de los periodistas venezolanos que participaron en los Panamá Papers fueron integrantes del equipo de Investigación de Últimas Noticias, y cuando estaban acá se quejaban porque usted los censuraba ¿Lo hacía?

-No, en cualquier periódico hay noticias publicables y no publicables. Las no publicables lo son por diversas razones: mal escritas, insuficientes, sin fuente acreditada responsable, etcétera. Por eso en todas las redacciones de todos los diarios del mundo, todos los días se dejan de publicar trabajos sin que ello pueda llamarse censura. Las que son noticias veraces, llenan todos los requisitos de una información completa, integral, son publicables, mientras las otras o no se publican nunca o hay que esperar a que las deficiencias que tienen sean llenadas en los días subsiguientes. Eso ocurría aquí con ese equipo, como ocurre en todos los diarios.

 

-El modelo de negocios de los diarios impresos parece estar en crisis en todo el mundo y, además, hay una crisis del paradigma comunicacional porque ahora hay otras muchas maneras de distribuir la información. Usted, que ha pasado por tantas etapas del periodismo, ¿cómo ve el futuro de la profesión? ¿Va a seguir existiendo este oficio?

-Es evidente que casi todos los diarios, y eso se expresa muy claramente en América del Sur, han reducido la circulación y algunos han creado páginas web para retener a sus lectores. Es un fenómeno mundial. Ceo que Últimas Noticias es el único diario en América Latina que en lugar de reducir ha ampliado su circulación. Hay varios factores, incluyendo el precio, pero lo cierto es que la circulación de este diario se ha hecho yo diría que escandalosa, comparada con nuestras cifras anteriores y con cualquier otro diario de Venezuela, lo que significa que el papel sigue siendo el mecanismo ideal, o al menos el más utilizado por la gente para informarse. En mi concepto, lo seguirá siendo durante algún tiempo, lo que no niega que exista una tendencia paralela que busca los otros medios, Internet y las redes sociales. Estas últimas han ido desacreditándose rápidamente debido a la cantidad de falsedades, infamias, chismes que han venido haciendo pasar como noticia. Durante un tiempo, la gente se confunde y cree que lo son, pero como la mentira siempre tiene piernas cortas, a poco de andar se demuestra su falsedad. No sé qué ocurra en otros países, pero en Venezuela, las redes se han utilizado para deformar hechos, inventar otros con motivaciones evidentemente políticas Hay una investigación de la Universidad de Cincinnati, según la cual, un día de octubre de 2030 circulará el último periódico impreso de Estados Unidos. Ahora, yo pienso que la profesión, el periodismo como tal, no desaparecerá porque aún en el supuesto de que desaparezca el medio impreso, la pregunta es quién va a buscar información, quién va a informar, quién va a hacer el periodismo si no lo hacen los periodistas, independientemente de que utilicen mecanismos tecnológicamente más avanzados. La profesión de informar no desaparecerá mientras exista la necesidad de ser informado. Son dos líneas que marchan paralelas y simultáneas, así que no hay ningún riesgo para la profesión periodística, independientemente de los cambios que habrá en la forma de transmitir la información.  

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])

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