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Eduardo Cunha, el suspendido presidente de la Cámara de Brasil, la Cámara Baja del Parlamento, ha anunciado este jueves su renuncia como presidente de la Cámara, pero no a su escaño, informa ‘Folha de S. Paulo’.

 

«Solamente mi renuncia puede ayudar a estabilizar la Cámara», ha declarado Cunha en una rueda de prensa, con la voz quebrada y entre lágrimas.

 

Desde el 5 de mayo la Cámara está dirigida por el presidente interino, Waldir Maranhão. Tras la dimisión de Cunha se celebrarán cinco sesiones para elegir a su sustituto, cuyo mandato se prolongará hasta el 1 de febrero de 2017.
 
 
El Tribunal Supremo de Brasil suspendió el mandato de Cunha el pasado mayo. Posteriormente, el 23 de junio, la corte suprema de Brasil abrió un nuevo proceso penal contra él.

 

Los once magistrados consideraron suficientes los indicios de corrupción, lavado de dinero, evasión de divisas y falsedad documental.

 

La investigación se basó en que el político habría ocultado la existencia de cuentas bancarias en Suiza, en las cuales, presuntamente, tenía las cantidades obtenidas ilegalmente.

 

Cunha fue uno de los políticos que participó en el derrocamiento de la presidenta Dilma Rousseff a través de un golpe parlamentario. También era el segundo en línea para reemplazar a Rousseff como presidenta si llega a dejar su cargo.

 

Por su parte, el periodista y escritor Fernando Morais cree que nadie salvará de la cárcel a Cunha por mucho que pretenda postergar el proceso en su contra. «Además de haber perdido su puesto como presidente de la Cámara, también perderá su escaño como diputado e irá a la cárcel. Él quiere hacer todo lo posible para postergar el proceso que va a terminar con su carrera política», sostiene Morais.

 

(RT)