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La crisis que atraviesa el Mercosur por el traspaso de la presidencia rotativa del bloque a Venezuela, no tiene «salida clara a corto plazo», afirmó este jueves el ministro de Economía de Uruguay, Danilo Astori.

 

El Mercosur tiene «problemas institucionales graves», sostuvo Astori. Es un bloque que se creó con «mucha ambición al comienzo» pero actualmente tiene una «enorme debilidad desde el punto de vista institucional», señaló Astori.

 

El bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, fundado en 1991, atraviesa una situación de completo y absoluto estancamiento por diferencias que parecen irreconciliables entre los socios acerca del traspaso de la presidencia pro témpore a Venezuela.

 

«Es preocupante la situación del Mercosur. Nunca habíamos llegado a esta situación», opinó el ministro de Economía uruguayo. «No veo una salida clara a corto plazo», dijo Astori en una conferencia organizada por gremios empresariales en Montevideo.

 

«Desconfío de que a corto plazo pueda haber una salida» para el estancamiento actual, enfatizó en su respuesta a una pregunta del público.

 

Para el ministro de Economía uruguayo, que debía participar el sábado junto al canciller de una reunión del Consejo Mercado Común (CMC) del Mercosur convocada por Uruguay para zanjar esta crisis, y que terminó siendo suspendida según informara el miércoles la AFP, solo los acuerdos extrazona podrían salvar al bloque sureño de una debacle.

 

Sin acuerdos comerciales con grupos de países de otras partes del mundo, «el Mercosur está perdido para siempre», concluyó Astori, una expresión de dramatismo poco común en este jerarca clave del gobierno de Tabaré Vázquez.

 

Astori aludía principalmente a la búsqueda de un acuerdo de libre comercio largamente negociado con la Unión Europea, que está en etapa de intercambio de ofertas arancelarias.

 
El centro de la crisis

 

Uruguay quiere traspasar la presidencia rotativa del Mercosur a Venezuela. Pero Brasil y Paraguay se oponen a que el gobierno de Nicolás Maduro asuma el comando de la agenda y los trabajos del grupo debido a la situación política que atraviesa el país caribeño.

 

Brasil quiere que se postergue hasta agosto la discusión del traspaso de la presidencia mientras que Paraguay ha señalado reiteradamente que considera que el gobierno de Maduro busca silenciar a su Parlamento y que no debería asumir la representación del bloque regional hasta que no «haga gestos que lo comprometan con la democracia».

 

Venezuela, último de los socios en incorporarse al bloque, pretendía un traspaso automático de la presidencia, pero eso no está previsto en la normativa del Mercosur.

 

Cada seis meses, la presidencia del Mercosur, que conlleva la representación del grupo y el manejo de su agenda, cambia de manos. Tradicionalmente ese traspaso se da en las cumbres presidenciales semestrales, aunque nada en las normas internas del bloque lo establece así.

 

Hace 15 días, en busca de sortear una de las peores crisis del Mercosur, el gobierno de Tabaré Vázquez convocó a una reunión del CMC para el sábado 30 de julio.

 

La suspensión de esa reunión constituye el tercer fracaso consecutivo del Mercosur para solucionar esta crisis en un encuentro con presencia de todos los socios, tras la suspensión de la cumbre presidencial que debía realizarse este mes, decidida a fines de junio.

 

En declaraciones recientes a un canal local, el canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, definió en pocas palabras la situación que enfrenta el Mercosur por este inédito desacuerdo: «Estamos en un verdadero problema, un gran problema».

 

Venezuela ingresó al Mercosur en 2012 en una polémica reunión de presidentes celebrada en Argentina de la que se excluyó a Paraguay. El Congreso paraguayo había destituido tras un juicio político al presidente de izquierda Fernando Lugo y el Mercosur suspendió a Paraguay del bloque.

 

Los presidentes Cristina Kirchner (Argentina), Dilma Rousseff (Brasil) y José Mujica (Uruguay), decidieron entonces aprobar el ingreso de Venezuela, que no se había concretado a falta de la aprobación precisamente del Senado paraguayo.

 

(AFP)