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Cuatro personas murieron y otras 35 resultaron heridas, incluidos 10 extranjeros, en una serie de atentados ocurridos entre el jueves y el viernes en varias ciudades y dos de los principales destinos turísticos de Tailandia.

 

En total, 14 explosivos estallaron, algunos simultáneamente, y tres fueron desactivados en las últimas 24 horas en seis provincias del centro y sur del país.

 

«Las bombas son un intento de generar caos y confusión», afirmó el primer ministro y jefe de la junta militar, Prayut Chan-ocha, al tiempo que pidió calma y aseguró que mantenían el control de la situación durante una comparecencia con los medios, según la agencia de noticias local TNA.

 

El general, que usurpó el poder mediante un golpe de Estado incruento en 2014, indicó que no era el momento de presionar a la autoridad, sino de colaborar con ella.

 

Un portavoz policial indicó a Efe por teléfono que «las bombas, detonadas a distancia con un teléfono móvil, son del mismo tipo de las que utilizan los insurgentes en el sur».

 

(EFE)