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Alegrarse por las desgracias ajenas no es un ejercicio de buen karma, pero muchos vieron un acto de justicia poética al conocer la historia de Tony Perkins. Perkins es presidente del Family Research Council, una asociación abiertamente conservadora y homofóbica, quien una vez afirmó que el huracán Joaquín era un castigo divino por la legalización del matrimonio homosexual, así como otras medidas liberales. Sin embargo, una serie de tormentas en Louisiana, donde vive Perkins, arrasaron con 40 mil hogares, entre ellos su casa.

 

Otras joyas de la mentalidad de Perkins son celebrar que Uganda “mate a los gays” como esfuerzo por “elevar la conducta moral” y opinar que la alta tasa de suicidios en los jóvenes de la comunidad LGBT se explica porque son conscientes de su “anormalidad”. Perkins tuvo que escapar en una embarcación cuando la inundación empezó a entrar en su casa, en una tormenta de proporciones bíblicas sin duda, que los científicos consideran un efecto del cambio climático.

 

Pero Perkins se lo toma con filosofía, pues comentó que los cristianos afectados por la inundación estaban a prueba en un “inspirador ejercicio espiritual” y que debían agradecer a Dios por considerarlos “dignos de sufrir por obra suya.” 

 

Obviamente no celebramos este irónico giro del destino, e incluso si lo interpretamos desde un punto de vista religioso, parece un elocuente testimonio de que Dios, lo divino o simplemente lo impredecible de la naturaleza, desafía el carácter moral de cualquiera de sus autoproclamados voceros.

 

(pijamasurf.com)
 

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