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En 2008, Leila Hadad Pérez, conocida en el mundo de la inteligencia como la agente ‘Swat’, había perdido el control y la visión del objetivo que, en un principio, fue influir en nombramientos de oficiales militares y policiales con el pretexto de la lucha antidrogas. Por eso constituyó una agencia de reclutamiento de personas afines a los intereses de EE.UU.

 

Así lo reporta un documento desclasificado de ese año al que tuvo acceso EL TELÉGRAFO, a partir de la publicación de la cadena de televisión multiestatal Telesur, hace una semana, el cual revela una red de políticos, militares retirados y periodistas nacionales que presuntamente estarían vinculados a una nueva red de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. con el objetivo de desestabilizar las políticas del actual Gobierno Nacional.

 

El informe secreto del equipo operativo que habría trabajado con agentes y colaboradores —cuya autenticidad fue verificada— advierte la enorme preocupación ante la posibilidad de la salida del FOL (punto de operaciones avanzadas de EE.UU.) de la Base de Manta, lo que se hizo efectivo el 17 de julio de 2009, puesto que eso haría que “el manejo de la inteligencia se debilite”.

 

Esto también debido al fracaso de Leila y su grupo, quienes no habrían logrado retomar el control de las fuentes militares y policiales, por lo que aconsejaban aprovechar las próximas acciones planificadas.

 

Perder la Base de Manta era la mayor preocupación y, al mismo tiempo, el motivo de la gran acción operativa con periodistas, militares, policías y funcionarios públicos. Y de ahí se deduce el aparecimiento posterior de Karen Hollihan, según el reporte del documental exhibido en Telesur.

 

Por eso se debía “fortalecer la nueva estructura del manejo de la información local, con agentes nuevos y reubicar a los evidenciados en otros cargos”. La central —según el informe secreto— encabezado por la “señora” ahora controlaría la región andina norte desde Miami.

 

¿Quién era Leila Hadad Pérez?

‘Swat’ era una ciudadana libanesa cuyo verdadero nombre era Sania Elias Zaitoum El Mayek, que logró acceder a una cédula de identidad ecuatoriana de número 171049749 y con el alias de ‘Leila Hadad Pérez’, nacida el 13 de febrero de 1950 en Otavalo (Imbabura).

 

Su objetivo era “controlar y dirigir” la inteligencia de la Policía y las Fuerzas Armadas (FF.AA.) ecuatorianas, por lo que se le conoció como la agente ‘Swat’ de la CIA. Incluso, hay testimonios de que ella realizaba movimientos de cargos de oficiales superiores y subalternos.

 

‘Swat’ habría llegado al país posiblemente a inicios de 1984 e instaló su residencia en Quito, donde abrió un salón de belleza y posteriormente un almacén de venta de alfombras en el norte de la capital, lo que le permitió crear una fachada para guardar las apariencias cuando, en realidad, era asidua asistente a reuniones con altos militares del Ejército y la Policía de ese entonces.

 

Al respecto, diario Expreso, el 27 de abril de 2008, publicó una investigación en la que reveló que, incluso, un presidente habría visitado a ‘Swat’ en su local de alfombras antes de ser descubierta. En 2002 empezarían sus problemas. Roberto Sassen van Esloo, uno de los dueños de Prodefensa, una firma de venta de armas, la enjuició por falsificación de documentos de identidad, pero a los pocos meses de haberse presentado la denuncia, prescribió la acción a favor de Hadad.

 

No obstante, según la prensa de la época, entre septiembre y octubre de 2004 y a raíz del incidente con Sassen, la Dirección General de Inteligencia (DGI) de la Policía empezó a investigarla. Esto generó un conflicto entre la DGI y la Unidad de Investigaciones Especiales (UIES), puesto que Hadad tenía al menos 10 agentes de esa unidad a su servicio.

 

Por esos años, el portal digital Ecuador inmediato reveló que Hadad Pérez había sido nombrada Cónsul Honoraria del Ecuador en Alejandría (Egipto) por el gobierno de Lucio Gutiérrez el 13 de octubre de 2004. Sin embargo, no habría abierto su oficina consular en dicho país, por lo que, mediante Acuerdo Ministerial Nº 340 del 20 de julio de 2005, 2 meses después de que Gutiérrez fuera derrocado, se dieron por terminadas sus funciones.

 

Un oficial de inteligencia retirado de la Policía, que no quiso ser citado, corroboró el viernes pasado a este diario que Hadad tenía fuertes influencias en la UIES. Explicó que ‘Swat’ era conocida en el ambiente policial porque supervisaba el nombramiento de sus miembros y canalizaba el financiamiento de esa unidad con vehículos y dinero que al parecer venían de la CIA.

 

Finalmente en 2007 la influencia de Leila habría llegado a su fin. El documento secreto explica que el entonces Comandante de la Policía, Bolívar Cisneros mantuvo una posición “incomprensible” para sus fines.

 

“Leila nunca elaboró un perfil real del General Cisneros, quien recibió apoyo medular en su ejecución en la lucha antidrogas; esto evitó sospechar que el mando de la Policía se haya constituido en la principal persona conocedora de la estructura y que presionó el desmembramiento de la misma. Se tiene evidencia que Cisneros ordenó la detención de Leila en su salida del país hacia los EE.UU. meses atrás”, explica el informe.

 

Debido a todos los conflictos que generó en esos años la presencia de ‘Swat’ en el país (ver gráfico), el mismo equipo operativo ordenó la salida de Leila del país; desmanteló la estructura y fachada (alfombras), además de cortar la comunicación con los militares y policías amigos para evitar su identificación. Sin embargo, el grupo operativo no terminaría su trabajo en Ecuador, sino que estructuraría otra central con otro mando.

 

(www.eltelegrafo.com.ec)

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