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João Maia da Silva captura fabulosas imágenes de los juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016 a través del lente de su cámara, solo hay un detalle: es ciego.

 

«No necesito ver para fotografiar, tengo los ojos del corazón», certificó Joao en tono poético.

 

Y no le falta razón. Es suficiente ver el trabajo de este brasileño para pensar que es un gran mentiroso: o no es ciego o no es fotógrafo.

 

El salto con que la francesa Marie-Amélie le Fur rompió el récord mundial y se coronó campeona en el estadio olímpico de Rio lo retrató con la perfección de los grandes: su expresión al caer en la arena que estalla y hace un arco en perfecta armonía.

 

Este el primer gran acaecimiento que cubre Joao, que comenzó a tomarse la fotografía en serio en 2008. Antes de Rio-2016 había hecho eventos test y competiciones locales, todas con muy poco público: perfecto para él, que se apoya principalmente en su audición.

 

Comenzó a trabajar con una cámara tradicional en automático, pero ahora usa un teléfono celular de última generación, que le dice si la foto tiene buena iluminación y está enfocada.

 

Va acompañado de Ricardo Rojas y Leonardo Eroico, que impulsan el trabajo de Joao a través de su proyecto Superación-2016 que busca retratar los Juegos Paralímpicos de Rio y en el que participa otro fotógrafo en silla de ruedas.

 

Rojas es el fundador de Mobgrafia, un movimiento cultural que define el arte visual captada con un móvil.

 

Ambos son «sus ojos». «Sin ellos no podría hacer nada, son ellos que me ayudan con la edición, que yo no podría hacer, me suben las fotos a las redes sociales», explicó Joao.

 

Tiene casi 1.800 seguidores en su cuenta en la red Instagram (@joaomaiafotografo).

 

El futuro

 

Poco satisfecho con las fotos de los 100 m planos, Joao opta por el salto largo. El área de aterrizaje está a pocos metros.

 

«Aquí sí está bien. Están arreglando la arena, ¿verdad? Escucho perfecto. ¿Está bien el zoom? Señálame la tabla… Ok… Avísame cuando salga para estar preparado», pedía como una metralladora.

 

Y firme, apoyado en el borde, comenzó a capturar imágenes increíbles, dignas de portada de revista.

 

Por ejemplo: Le Fur abrazada a una bandera francesa, mostrando sólo su prótesis. O la holandesa Marlene van Gansewinkel sentada en el brocal de cemento conversando con la británica Stef Reid, esperando que la prueba termine.

 

«No es sólo la acción que hay que capturar, estas fotos muestran intimidad», explicó.

 

Joao cree que es el único fotógrafo ciego dedicado al deporte. Conoce bien el mundo del atletismo pues trató de hacer carrera paralímpica en lanzamiento de bala, dardo y disco.

 

«No entré al equipo, el nivel es demasiado alto. Pero el deporte lo es todo para mí y ahora lo sigo con la cámara», señaló Joao, que vive de su pensión por invalidez del correo.

 

¿Próximo paso? «Aprender inglés», dijo… «Nos vamos para Tokio… O al menos, con eso sueño».  /MT

 

Con información de AFP.

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