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El sexo es impermeable a la razón y se burla del poder de todos los filósofos. En realidad, la elección sexual de una persona es el resultado y la suma de sus convicciones. Dime aquello que una persona encuentra sexualmente atractivo y te diré cuál es su filosofía de vida. Muéstrame la persona con quien duerme y te diré cuánto se valoran a sí mismos. No importa qué tanto han sido corrompidos por la idea de generosidad, el sexo siempre será el acto más egoísta que existe pues obliga a las personas a estar desnudos en cuerpo y espíritu, y aceptar su verdadero ego como valor propio. Siempre nos sentiremos atraídos a la persona que mejor refleje la visión más profunda de nosotros mismos”.

Ayn Rand

 

El Kamasutra, libro de origen indio que ha servido de inspiración para múltiples encuentros sexuales, es en realidad una gran colección de secretos, técnicas y descripciones encaminados a lograr la felicidad de una persona. En conjunto con la “Utilidad” y la “Ley Sagrada”, el “Amor” debe ser uno de los tres pilares que un hombre debe atender para encontrar la felicidad. Así como es poco conocido que el libro escrito por Vatsiaiana cuente con una clasificación de las mujeres, descripción del espacio físico en el que debe vivir un hombre y los diferentes tipos de juegos sexuales, el tratado también habla sobre los pasos del sexo oral, al cual su autor se refiere como “el amor con la boca”.

 

Dentro del texto que hoy sirve como referencia de incontables posiciones sexuales, el autor detalla los hechos alrededor del sexo oral, y si bien proporciona las ocho técnicas que permiten el éxtasis, también aclara que se trata de una práctica arraigada entre las prostitutas, los eunucos y habitantes de algunas zonas de la India. “Y dado que se trata de algo secreto y la mente es voluble, ¿qué persona puede saber quién, cuándo, qué hace y por qué?”.

 

Mujeres libertinas, sirvientas y masajistas sin escrúpulos, son algunos “tipos de mujeres” que suelen recurrir a la práctica del sexo oral. El autor especifica que, por ejemplo, los habitantes del este se unen particularmente con las mujeres que practicar el amor con la boca, mientras otros le huyen a las cortesanas que lo practican. Asimismo, Vatsiaiana detalla cómo el tema se presta a la hipocresía dentro de la sociedad, puesto si bien existen hombres que se muestran reacios a aprobar la práctica y que aparentemente huyen del “amor con la boca”, en otros momentos acuden a las cortesanas para practicarlo, o si se da el caso, “y quieren sentirse bien recíprocamente y tienen confianza, se prestan favor uno a otro”.

 

Como reflejo de una sociedad profundamente machista, el Kamasutra detalla: “Aquel que tiene rasgos de mujer, imita de ésta, la limpieza del cuerpo, la voz, la gracia, el carácter, la ternura, los temores, la ingenuidad, la incapacidad de aguantar demasiado y el pudor”. De esta forma quienes tengan dichos rasgos deberán vivir como prostitutas en aras de seguir practicando “el amor con la boca”.

 

Por su parte, aquellas personas que tienen aspectos masculinos, por el contrario, deberán mantener su deseo escondido y en aras de encontrar a su amante perfecto, tendrá que elegir la profesión de masajista para que “durante el masaje apriete, casi en un abrazo, los muslos del otro con su cuerpo, y, una que haya nacido una cierta familiaridad, vaya atrás lejos, tocando la ingle y el pubis. Llegado a este punto, cuando se dé cuenta de que el pene del hombre está excitado, mantén el movimiento con la mano”.

 

Ahondando en las prácticas, el Vatsyayana detalla que existen ocho formas diferentes de actuar a la hora de practicar el amor con la boca, mismos que deben realizarse siguiendo los pasos correctos que logren el mayor placer: “modo moderado, mordisco lateral, presión externa, presión interna, beso, toque, chupar el mango y devorar”.

 

Durante la primera parte del Kamasutra, se detalla cómo debe practicarse los pasos del sexo oral.

 

“Mientras lo sostiene con la mano, acércalo a los labios, apriétalo y muévelo con la boca: este es el “modo moderado. Luego, cubra con la mano la parte superior y apriete de lado con los labios, sin utilizar los dientes; y tranquilice, diciendo: ¡Basta así!, es el ‘mordisco lateral”.

 

El tratado además detalla el hecho de que quien recibe el “amor con la boca” debe dar la aprobación para que los pasos se cumplan y una vez superados los primeros dos, se procede entonces a “apretar la parte superior contra los labios bien juntos, como atrayéndolos hacia sí, y aflojando la presión, se tiene ‘presión externa’. Luego entonces si se introduce aún más el pene y se aprieta la parte superior y luego suelta, esa es la “presión interna”.

 

“Cogerlo como un labio, mientras se le sujeta con la mano, es ‘el bes0’. Si, hecho eso, se le roza en todas partes y se le toca en la parte de arriba con la punta de la lengua, se tiene ‘el toque’. Si desnudo se introduce la mitad del pene y se presiona varias veces muy fuerte, soltando cada vez, se consigue ‘chupar el mango”. Finalmente, el último paso consiste en meterse, bajo deseo expreso del hombre, el pene en su totalidad y se le presiona hasta la conclusión, eso es ‘devorar”.

 

Los ocho pasos, en el orden descrito, logran el éxtasis del hombre, y no es casualidad que el tratado se concentre en los varones puesto que “las mujeres no entienden de tratados, por lo que sería inútil instruirlas, pero si entienden el aspecto práctico”. Vatsiaiana consideraba que no era una buena idea practicarle el sexo oral a las mujeres, y aunque no se aclaren los motivos detrás de ello, probablemente recayera en la creencia de que hacerlo supondría una sumisión ante la mujer. Sin embargo, estaba bien documentada la práctica entre parejas heterosexuales de practicarse “el amor con la boca” mutuamente, que llevaba por nombre “el amor de los cuervos” y que con el paso de los años se convertiría en el famoso 69.

 

(culturacolectiva.com)