El compromiso estaba hecho. Sol Rojas y su familia querían demostrar cómo la medallista paralímpica de Río 2016 con ceguera total era capaz de conducir una bicicleta.

 

La especialista de los 400 metros planos con su uniforme de presentación de los Juegos Olímpicos estaba lista para subir a la bicicleta que le había prestado un vecino.

Sus sobrinos Enmanuel (a quien le enseñó a manejar bicicleta), Orlando, Mayerling y hasta los vecinos salieron de sus hogares para guiar a Sol sobre la bici. Sin miedo se subió y paseó en la calle del frente de su casa en el barrio Eloy Párraga Villamarín, en San Francisco.

 

A los tres años, Sol Soraima perdió la vista pero eso no le impidió a los cinco años aprender a maniobrar bicicleta. Su abuela María se la regaló. En esa misma calle del barrio donde hace casi 20 años antes aprendió a maniobrar una bici, ahora volvió a subirse a una. Desde niña no lo hacía allí.

Esta vez su tía Margarita Sanz tuvo que volver a gritarle: “¡Dale más suave!”. Su valentía la llevó a que fuera la vereda la que le pusiera freno en una de las ocasiones en las que aceleró por demás.

 

“Manejar bicicleta cansa más que correr”, dijo la atleta zuliana apenas se bajó: “Mami, dame agua”.

– “¡Ella cree que estaba en la Vereda del Lago!”, comentó su madre de crianza.

Sol reflexionó: “Para mí, es un orgullo hacer esto porque mi discapacidad no me impide hacer deporte”.

La última vez que había manejado fue en la Villa Deportiva Arquímedes Herrera en 2014.

Hace apenas unos días llegó de Brasil y ha tenido recibimientos tanto en Caracas como en Maracaibo: “Mi medalla ha sido una bendición”. El gobierno nacional le entregó el jueves un vehículo nuevo por su logro en Río 2016. “Es difícil que yo aprenda a manejar un carro”, admitió entre risas.

Ahora está a la espera de que el ejecutivo nacional en conjunto con el regional le entreguen la vivienda que le tienen prometida: “La casa la quiero en Maracaibo cerca de la Villa Deportiva y el Polideportivo”.

Representantes de la Gobernación del Zulia visitaron la casa de su abuela en San Francisco donde vive en la actualidad.

Mientras tanto mañana volverá a entrenar. La pista del estadio José Encarnación “Pachencho” Romero la recibirá a pesar de que sigan sin refaccionarla y de que su familia también haya hecho pedido expreso sobre su arreglo para que Sol y otros atletas no sufran más caídas peligrosas.

 

(Panorama)

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