“La decisión del CNE que plantea para el año que viene el referendo deja fuera de juego a la oposición”, aseguró el presidente de Hinterlaces.

 

Oscar Schémel es periodista. Pero desde hace mucho tiempo está dedicado a la investigación social, recopilando datos para medir la opinión y el comportamiento de los venezolanos.

 

Fundador de la firma Hinterlaces, emergió en el momento de mayor conflictividad de los mandatos del expresidente Hugo Chávez; con una nueva visión para interpretar el fenómeno social que representaba el líder y analizar el porqué de tantos desaciertos de sus adversarios a la hora de enfrentarlo.

 

Desde entonces ha estado nadando en las aguas infectadas por la polarización política que lo acusan —según los resultados de sus estudios— de oficialista u oposicionista.

 

– ¿Qué le queda a la oposición luego de la decisión del CNE?

 

– La oposición concentró su estrategia casi exclusivamente en la convocatoria yrealización del referendo revocatorio. Ahora se quedó sin propuesta ni bandera para movilizar a los venezolanos, en una situación donde sólo 37% de población cree que este año se realizará la consulta y un 63% piensa que no se llevará a cabo.

 

– ¿Entonces, no hubo una interpretación correcta luego del triunfo en las parlamentarias?

 

La oposición debió haber avanzado en consolidar posiciones, ocupar espacios a través de las elecciones regionales. La oposición es una fuerza electoral, pero no una fuerza simbólica social, todavía no se ha convertido en una alternativa. Solo 36% de los venezolanos tiene confianza en que la oposición puede resolver los problemas, por lo que la decisión del CNE que plantea para el año que viene el referendo, deja fuera de juego a la oposición.

 

– ¿Esta decisión del CNE podría llevar a la oposición a una radicalización?

 

-Hay sectores muy radicales dentro de la oposición que apostarían a una presión de calle con más fuerza, quizás hasta violenta a partir de una creciente movilización. Pero muchos en la MUD tampoco querían el revocatorio, porque eso significaría que la primera opción electoral en un lapso tan corto sería Henrique Capriles y la mayoría de la oposición no lo quiere como presidente. La oposición está dividida con respecto al revocatorio, esto obviamente debilita las acciones de calle para presionar porque se realice este año.

 

– ¿La decisión del CNE no tendría un costo político para el Gobierno?

 

– Nuestra reciente encuesta refleja que 63% de los venezolanos votaría a favor de revocar el mandato del presidente Maduro, un porcentaje absolutamente mayoritario, aunque 37% prefiere que Maduro resolviera los problemas económicos a que viniera un gobierno de la oposición. Por lo que el costo político para el Gobierno no viene del CNE. El costo político, social y electoral viene por el desabastecimiento. El que haya o no haya revocatorio no tiene la misma contundencia que el desabastecimiento de alimentos.

 

– ¿Dónde queda ese 63% de los venezolanos que quieren revocar a Maduro?

 

– 63% votaría para revocar, pero solo 37% cree que habrá referendo, esto significa que la mayoría de los venezolanos está apostando por el diálogo. La encuesta arrojó que 82% está de acuerdo con el diálogo Gobierno-oposición. 58% piensa que el diálogo debe ser para solucionar los problemas económicos. Sólo 36% piensa que debe ser para convocar a un referendo y, lo más contundente, 76% piensa que el diálogo más importante es empresarios-Gobierno, por lo cual creemos que no habrá grandes movilizaciones de protestas, ya que los venezolanos se acostumbraron a protestar a través del voto.

 

– ¿Pero el discurso contra los gremios empresariales no es de diálogo?

 

-La hegemonía de la revolución se ha venido debilitando, ya no cuenta con el consenso y el consentimiento de las mayorías. Se ha concentrado en un discurso radical que sólo convence a los devotos del chavismo, que están muy cercanos al 30%. La revolución debe construir nuevos espacios para integrar otros sectores de la sociedad, fundamentalmente a las clases medias populares, profesionales, medianas industrias; pero sobre todo ir en busca de un nuevo sujeto social histórico, el cual surge a partir del desplazamiento de los sectores moderados del chavismo y la oposición hacia el centro político, que en síntesis plantean un modelo político mixto donde exista un rol importante del Estado al igual que los sectores privados. Estos nuevos sujetos sociales surgidos del impacto de la crisis económica, siempre apostarían a soluciones electorales.

 

– ¿ Pero las elecciones regionales tampoco van este año? ¿Cómo se expresan esos venezolanos?

 

– La realización de cualquier proceso electoral en estos momentos podría desencadenar una confrontación que abriría aún más las heridas sociales y podría desencadenar en una confrontación definitiva. Son dos bandos enfrentados, donde uno pide garantías para su continuidad y el otro amenaza con la desaparición.

 

– ¿Cuál es la salida?

 

– La situación actual exige compromiso. Que la oposición entienda que el chavismo es una fuerza social y simbólica y que el chavismo entienda que hay una fuerza electoral emergente que le está disputando el poder y las conciencias. Son dos bandos igual de fuertes y ninguno tiene la fuerza para aplastar al otro. Se imponen las negociaciones: que el chavismo tenga las garantías que le permitan su continuación en la vida política actual y que la oposición tenga garantías de una alternancia en el poder, que las palabras salida, transición, desplazamiento; sean sustituidas por tolerancia, alternancia, convivencia. Eso es lo único que va a permitir que el país se encamine a una larga etapa de estabilidad social.

 

(www.2001.com.ve)

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