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Nadie que hubiese creído en los sondeos daba fe a sus ojos: el ‘No’ se impuso en el plebiscito por la paz en Colombia. ¿Dónde estuvo la falla?

 

Hace una semana parecía posible, pero no fue. El domingo, más de 60% de los colombianos prefirieron quedarse en sus casas antes de dar su opinión,  positiva o negativa, respecto al acuerdo que habían alcanzado el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, con el propósito de poner punto final al único conflicto armado que está vivo en la región.

 

La negociación que viene

 

El balde de agua fría llegó con un ‘No’ de 50,2% frente al 49,7% de los votantes que querían darle luz verde al acuerdo. Pero contrario a lo que auguraba Santos, después del golpe electoral, las FARC no volvieron a la lucha armada, sino que quedaron en stand by mientras se configura una nueva negociación con el gran ganador de la jornada: el expresidente Álvaro Uribe.

 

El ahora senador -quien estuvo al margen del acuerdo entre la guerrilla y el gobierno- entra de nuevo en el juego. En una clara demostración de poder, el uribismo decidió incluso no asistir este lunes a la reunión convocada por Santos en la Casa de Nariño, pero emitió un comunicado para dejar claro que es un actor: «Queremos expresar nuestra voluntad de reunirnos con los delegados que el Gobierno Nacional designe», refiere El Espectador.

 

Los nuevos voceros del uribismo, representado por el Centro Democrático, son los tres presidenciables de esa fórmula: Iván Zuluaga, el senador Iván Duque y Carlos Holmes Trujillo. Por ahora, las FARC ha dicho que se mantiene bajo los términos del acuerdo alcanzado con Santos, quien sostiene su voluntad de buscar la paz.

 

Si tomó más de cuatro años poner de acuerdo al Ejecutivo colombiano con la guerrilla, el reto en ciernes será conciliar esa postura común con un nuevo actor que se ha negado, de plano, a darle participación política a las FARC.

 

Campañas diluidas

 

Entre los numerosos análisis después de la contienda electoral, uno de las causas que más resalta como determinante en el triunfo del ‘No’ es la heterogeneidad de mensajes que había en la campaña del ‘Sí’. La multiplicidad de voces, en vez de sumar, jugó en contra.

 

«Mientras solo el Centro Democrático defendió el ‘No’, 17 partidos y movimientos sociales defendieron el ‘Sí’ con campañas poco unificadas», señala la revista Semana. La dispersión en el mensaje confundió al electorado y permitió la consolidación del discurso del no, dicho sin cortapisas.

 

«No hubo campaña, hubo activismo ciudadano: un despelote que nos hizo creer que todo era posible», sostuvo por su parte el ensayista colombiano Omar Rincón en la revista Anfibia.

 

Encuestas dudosas

 

Las encuestas fallaron y no es la primera vez que se equivocan en Colombia. En 2010, en la víspera de los comicios presidenciales, los números hablaban de una «vuelta de tortilla» en favor del candidato Antanas Mockus por encima de Santos. El resultado está a la vista.

 

Caso similar ocurrió esta vez. Mientras todos los sondeos, con diferencias en el margen entre ambas opciones, daban como ganadora a la opción del ‘Sí’, la realidad dijo lo contrario. La burbuja de opinión pública explotó con un resultado adverso y dejó en evidencia una realidad aún más desconcertante: el nivel de abstención. 

 

«Las encuestas no solo reflejan opiniones sino que las crean»,escribió semanas antes del plebiscito el periodista colombiano Daniel Coronell, una de las pocas voces que en los medios de ese país dudó públicamente de los pronósticos sobre el plebiscito.

 

Víctimas por el ‘Sí’

 

Un fenómeno que delata lo intrincado de la situación política en Colombia es el resultado del plebiscito en las zonas más afectadas por la guerra. En las poblaciones que históricamente han vivido los horrores de 59 años de conflicto votaron mayoritariamente por la paz.

 

En Chocó, Cauca, Guaviare, Nariño, Caquetá, Vaupés, Meta, Putumayo y algunas zonas de Antioquia como Apartadó, el ‘Sí’ se impuso de manera contundente. En esos territorios, la historia se ha escrito con la sangre de sus víctimas.

 

En Bojayá (Chocó), donde el ‘Sí’ se impuso con una votación de 93%, ocurrió una masacre: 119 personas refugiadas en una Iglesia murieron luego que la guerrilla hiciera explotar una artefacto contra el edificio durante un enfrentamiento con grupos paramilitares. El Estado colombiano fue condenado por no proteger a la población civil a pesar de haber sido advertido del peligro inminente que corrían sus habitantes.

 

Los datos del Grupo de Memoria Histórica (GMH) revelan que el conflicto ha causado la muerte de más de 220.000 personas entre 1958 y 2012, de las que 81,5% correspondían a civiles, las principales víctimas de la confrontación armada.

 

Además de la violencia letal, cifras del Registro Único de Víctimas (RUV) señalan que hasta marzo de 2013 hubo 25.007 desaparecidos, 1.754 víctimas de violencia sexual, 6.421 niños, niñas y adolescentes reclutados por grupos armados y más de 5,7 millones de desplazados, un número que equivale a 15% del total de la población colombiana.

 

Sin embargo, el resultado de la consulta trunca -de momento- la posibilidad real de cerrar la herida que comenzó, a mediados del siglo pasado, por el despojo, el uso y la apropiación del campo en Colombia.

 

¿Plebisantos?

 

El mandatario colombiano, que ya candidateaba su nombre para el Nobel de la Paz, sufrió un revés importante para la alicaída popularidad de su gobierno. Pese a las esperanzas puestas en la paz, Santos enfrentó el plebiscito con un porcentaje de aprobación menor al 30%, según el diario El Heraldo.

 

Su estrategia pública fue estar al margen de la campaña por el ‘Sí’, cediendo el testigo a César Gaviria. Sin embargo, el plebiscito se convirtió en la carta más fuerte de su gestión y, en consecuencia, el resultado final «hizo que el referendo fuera sobre su gobierno y no sobre la paz», sostiene Rincón.

 

Para la revista Semana, esa característica de la consulta fue aprovechada por el uribismo porque hicieron que la votación fuera por las FARC y no sobre la paz, capitalizando el hecho de que solo 22% de los colombianos afirman que aceptarían que el grupo guerrillero participe en la política.

 

Si hace un mes se hablaba del fin del conflicto en Colombia, ahora solo reina la incertidumbre. El escritor Héctor Abad Faciolince, en su cuenta de Twitter, resume en buena parte el sentimiento colectivo: «Hoy era el primer día de la posguerra y estamos en el primer día del limbo, del pantano, de la confusión».

 

(RT)

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