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En pocas palabras esa es la lógica que impera en la política venezolana, desde la pretendida ocupación del sillón presidencial, hasta la elección para los representantes en una asociación de condominio.

 

El mundo al revés, donde lo importante para quienes se la creen al pretender ocupar la silla cueste lo que cueste, porqué siempre habrá algunos sumisos que lo apoyen de manera incondicional, intereses a quienes les convenga su figura, porqué para allá vamos pegados y cuándo resulte vencedor pasaremos factura para el acomodo en cargos, contratos del Estado, prebendas, informaciones privilegiadas, negocios a granel que le permitirán, no tal vez a quién salga elegido después de una costosa campaña para la cual se necesitan inmensos recursos que no salen de los bolsillos de los supuestos aspirantes, pero sí a esas figuras de tras tienda que usan sus recursos en las campañas políticas como una inversión, para luego recabar ingentes beneficios.

 

La política y las elecciones se convierten en una campaña publicitaria, o es que acaso se nos olvido aquel personaje que ejerció el poder político y luego resultó ser el más simpático de los actores del circo de la IV República.

 

Pero los programas no importa si se hacen o cuando  se promueven las más inverosímiles propuestas, para satisfacer a los adherentes a diestra y siniestra, buscando complacerlos a todos con tal de ganar el apoyo requerido para llegar a ocupar la tan ansiada poltrona.

 

Programa de gobierno para qué, dirán algunos, lo importante es apoderarse del coroto, luego ya haremos cuentas, de cómo repartir lo que queda después del desastre del gobierno anterior. Porque es así, no es cuento que el que se va tiene todas las responsabilidades de los males que el recién llegado, supuestamente resolverá por completo.

 

Pocos funcionarios rinden cuenta pública de sus actos, algunos ni siquiera tienen que demostrar la riqueza acumulada, por aquello de que los nuevos ricos deben ser ostentosos para que se les reconozca su nuevo status afortunado.

 

La lógica del programa primero y después por un concurso nacional ampliamente democrático, como se realiza por ejemplo en los concursos abiertos entre los ejecutantes de la música o los directores de orquestas, que deben ser sometidos a un riguroso proceso de selección, para llegar a una lista corta, donde se le somete a duras pruebas ante jurados calificados, y de allí saldrá el mejor ejecutante de una pieza o el mejor director de una agrupación musical. Es por ello, que sinceramente le sugerimos a esa cantidad de aspirantes que ya empezaron a aparecer en la palestra pública que compitan con las dotes de la mejor partitura, ello como para empezar a creerles en serio.

 

Por supuesto, no es lo mismo el ejercicio de la carrera musical al de la labor de un dirigente político que opta al cargo de administrador de la Hacienda Pública, cuando de repente no ha administrado ni siquiera los recursos que le corresponden como padre de familia.

Igualmente el liderazgo no se vende como habitualmente se dice ¨en botica¨, se construye como el que ha emanado de los grandes figuras políticas de la humanidad, y para ello sobran las menciones en cuanto a la mediocridad, por un lado, como por el otro, al del más honesto ejercicio de la función pública, demostrando al salir por ese procedimiento tan simple de la ¨renta presunta¨ que no fueron capaces de tomar un céntimo de lo que son los recursos públicos.

 

Pero es que hoy en día se mezclan los negocios con la función  pública, y basta darse una vuelta por el universo en el continente americano de norte a sur para identificar personajes que ejercen o ejercieron esa doble función, la del enriquecimiento personal, familiar, grupal, con el mayor desparpajo y cinismo.

 

Discutir a fondo en concurso público las propuestas generales y específicas, como ¨programa de gobierno¨, ¨programa de gestión¨, es una condición necesaria para elevar la calidad del debate político venezolano, no solamente, por supuesto, mediante esos shows mediáticos que llegan a dar vergüenza por quienes lo organizan y pena ajena por parte de los que participan en esa especie de ¨pan y circo¨ del Siglo XXI.

 

Pero porqué resaltamos como prioridad los programas de lo que se pretende hacer en el período que les correspondería actuar como delegados, en determinado papel, porque de ello depende al final lo que se ofreció y lo que se cumplió, en una especie de balance de gestión, asumida de manera crítica constructiva, sacando lecciones de la experiencia para los que vengan traten de no cometer los mismos errores, así como el resaltar los logros alcanzados en buena lid, y como dicen a través de un ¨fair play¨.

 

Pero de lo que estamos hablando no es el simple torneo de ¨un quítate tú para ponerme yo¨, no es eso lo que queremos, de lo que se trata es de la construcción de una sociedad que supere los males, las contradicciones, los límites de la sociedad capitalista, esta que tiene como fundamento la lógica del metabolismo del capital, que de paso se encuentra sumergida en una crisis estructural, que afecta a la totalidad de los casi ocho mil millones de seres humanos que habitamos el planeta Tierra, ese mismo que quieren destruir los gobernantes, inclusive los actuales del proceso bolivariano, con su propuesta del abominable ¨Arco Minero del Orinoco¨, por demás inaceptable ni hoy, ni menos mañana, para las futuras generaciones de venezolanos, que estoy plenamente convencido, lo condenarán como ¨un crimen de lesa humanidad¨.

 

Qué no nos vengan a decir sobre el ¨Plan de la Patria¨, quienes se burlaron del mismo y lo maquillaron hasta hacerlo un monigote de las ideas esenciales que dejó el Comandante Chávez en su la última victoriosa campaña electoral de octubre de 2012.

 

Lo que nos interesa señalar en este breve artículo es la responsabilidad que debe tenerse ante el hecho político electoral, y la necesidad de proponer antes de lanzarse como supuestos candidatos, es a la discusión seria, sostenida, sin ánimo de retórica clientelar, a la discusión de una propuesta estratégica que permita primero salir del laberinto en que nos encontramos, de superar la agravada crisis de hegemonía que cunde en Venezuela, de superar los escollos que este mismo gobierno ha generado, que se dice bolivariano, y que utiliza la figura del Comandante Chávez hasta la saciedad con el objeto de ganarse la voluntad de un pueblo que ya los conoce a suficiencia y que sin poner una eficaz direccionalidad primero, con un cálculo apropiado de la viabilidad, de lo que se propone, continúen recorriendo el país para marcar terreno en sus aspiraciones personales.

 

Es por ello, que deberían gastar más energía primero, en aclarar dichas propuestas antes de estar, en campaña, por demás extemporáneas a los cargos que pretenden ocupar por el período que señala nuestra Constitución y las leyes que rigen la frecuencia de los períodos establecidos en ella.

 

Debemos dar el ejemplo de que los quince años de gobierno con el Comandante Chávez hasta su inmolación y siembra definitiva, el 5 de marzo de 2013, no fueron en vano, y dejemos las aspiraciones, por demás legítimas, de cada quién en particular para ser empleadas en el beneficio de las mayorías y en la construcción de una lógica del metabolismo social basada en el trabajo, y no en el capital.

 

Ello no es más que la elaboración, la búsqueda, con la identificación de los desafíos y retos que presenta la actual realidad venezolana y mundial, para transitar hacia una sociedad socialista.

 

Por Jorge Giordani

 

(Aporrea)