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La atleta paralímpica, Greilyz Villarroel durante una entrevista que concedió a Noticia Al Día narró las situaciones difíciles que ha tenido que afrontar en su vida para salir adelante, convertirse en una muchacha valiente y ocupar un excelente puesto como gran deportista.

 

En un principio, la joven contó que fue abandonada por su progenitor, aunado a esto se presentaron diversos problemas de salud, entre ellos la dificultad visual.

 

Su madre, de nombre Gregoria Hernández, tuvo que afrontar los padecimientos de la niña a los 7 meses de vida, como el estrabismo, el glaucoma y la retinitis.

 

Al crecer, la niña fue perdiendo progresivamente la visión, sin embargo: “Cuando cumplí 15 años, me dio un puyazo en mi ojo derecho y luego sentí un fuerte dolor de cabeza que me devolvió la vista”, relató la joven quien en su infancia solo distinguía ‘bultos’ en movimientos.

 

Posteriormente, su profesor de educación física en la escuela notó que Grelyz poseía una capacidad incuestionable para correr; consecutivamente, Pedro Valera la instruyó en la selección nacional con la que logró su primera medalla.

 

Al presente la velocista ha obtenido dos medallas de bronce en los Panamericanos Toronto 2015 y para los Río 2016 clasificó para tres pruebas (100, 200 y 400 metros planos) adjudicándose un diploma olímpico en cada encuentro.

 

Su vida familiar

 

Cuando su padre se marchó la joven contaba los tres años de edad. “Desde ese entonces no supe nada de él, hasta que un día conseguí su número y decidí llamarlo. No podía creer que me contestara como si nada hubiese pasado”, describió la atleta.

 

No obstante, contó con el apoyo de un padrastro que le brindó amor. “La verdad es que Iván Reyes es mi papá, él me crió y me ha dado todo al igual que a mi hermano. Estuvo desde siempre: para mí él es mi apoyo y yo soy su adoración”, expresó Villarroel.

 

En cuanto a la casa donde habitaban indicó: “Mi mamá tuvo que invadir para darnos un lugar donde vivir. Ese ranchito en San Felipe, San Francisco, fue construido por mis padres; ahí soy feliz el tiempo que comparto con ellos”, manifestó la medallista que al presente habita en la Villa Deportiva del estado Zulia.

 

Creyente

 

Villarroel señaló que cree fervientemente en ese ser que le ha concedido todo lo que tiene. “Creo en Dios que me lo ha dado todo, él ha bendecido mi vida”, apuntó.

 

Su mamá

 

De igual manera al citar a su madre sostuvo: “Estaré eternamente agradecida por darme la oportunidad de vivir y luchar por mí. Ella me hizo una persona independiente”.

 

Finalmente, tras ser interrogada si su visión fuese perfecta, contestó: “Si no tuviera esta discapacidad no sería tan feliz, no me importa ver más”, concluyó la deportista.

 

(LaIguana.TV)

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