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Es natural que cuando las personas se dedican al negocio de la moda escuchen comentarios como que “la belleza no es para siempre” o “es algo momentáneo”, por lo que muchos deciden invertir de sus ganancias de la industria. Sin embargo, no todos corren con la misma suerte, como es el caso de Gustavo Vásquez, un colombiano que a sus 41 años vive en las calles de Cali añorando sus días como modelo de ropa interior en Alemania.

 

Vásquez ahora no es ni el retrato de lo que solía ser cuando era fotografiado para la marca Bruno Banani, y él mismo lo acepta. Cuenta que por 11 años vivió en Alemania y que tenía 30 a su regreso a Cali.

 

“Es duro vivir en Alemania, no solo por el frío, por todo, las personas, todo”, aseveró a un reportero colombiano quien ratificó que Gustavo ahora vive de la comida de refugios católicos y luce un aspecto de “narcodependiente”.

 

En esa época, el modelaje pasó a un segundo plano y decidió dedicarse al ejercicio y a fortalecer su cuerpo como físicoculturista. Pero una pena amorosa lo devastó y la estocada final que aumentó su dolor la tuvo cuando murió su madre adoptiva.

 

El hombre no indicó si decidió luego dedicarse a otra cosa o qué hizo con las ganancias que en algún momento tuvo. Asegura que ahora su hogar es la calle y sus amigos algunos extraños que se encuentra casualmente en su búsqueda por un lugar caliente para pasar la noche.

 

Aunque desde muy joven ha buscado a sus padres biológicos, Gustavo dice que no ha podido encontrarlos.  “Yo sé que hay personas que saben dónde están, pero no me dicen. Y sé que ellos también me pueden encontrar”.

 

Su cuerpo no es lo que era antes y los únicos halagos que ahora recibe son alguna que otra sobra de comida.

 

Dice que ahora encontró el camino de la tranquilidad con Dios y que se abstiene de consumir cuando va a algún templo sagrado. Parece paciente con lo que le ha tocado vivir, más no olvida sus años de oro.

 

(upsocl.com)

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