En entrevista exclusiva con LaIguana.TV, el historiador, teólogo, filósofo, profesor universitario y experto en asuntos zodiacales José Bernardo Gómez presentó su visión del año que se inicia, el cual estará, según su pronóstico, marcado por cambios profundos.

 

Gómez (Caracas, 1948) se define a sí mismo como “un hombre dedicado al estudio y comprensión del alma humana, en su dimensión individual y en su acción colectiva” bosquejó el período que comienza. Veamos algunos de esos grandes rasgos:

 

“2017 se presenta como un punto y aparte, el comienzo de un nuevo ciclo”.

 

“Coincido (con otros astrólogos) en que va a haber un cambio profundo, lo que no podemos decir es si ese cambio será hacia la izquierda, hacia la derecha, hacia arriba, hacia abajo. De lo que estamos conscientes es de que hay una profundización de los procesos que lleva a un punto y aparte, a un comenzar otra cosa”.

 

“En estos primeros días del año Mercurio, que representa las comunicaciones, está retrogradando, y cuando eso pasa, el diálogo y el entendimiento se hacen más complicados”.

“Hasta ahora, hemos vivido y presenciado un conflicto de poderes, sin que se haya producido eso que se llama el choque de trenes. En 2017 debe producirse ese choque. Desde mi punto de vista, habrá una salida no prevista, una situación inesperada que va a terminar el conflicto”.

 

“Yo creo que el trago más amargo lo pasó el presidente Maduro en 2016, porque él nació en los primeros momentos de la entrada del Sol a Sagitario, es decir, en los primeritos grados de signo (23 de noviembre de 1962), y allí estuvo instalado Saturno todo el 2016. Avanzó, retrocedió, pero siempre estuvo sobre su Sol. Ahora, como quien dice, lo está dejando en paz”.

 

“Dentro de las figuras presidenciables, de los políticos que han saltado al ruedo, no veo que ninguno de ellos, por sus mapas de nacimiento, los que conozco, corresponda a ese carácter de la nueva era que comienza políticamente. Por ahí viene una sorpresa, un ‘uranazo’, lo llamo yo (del planeta Urano), que es precisamente de esas cosas que uno no se imagina”.

 

“Creo que habrá una renovación del mapa político y, sobre todo, de los personajes de la política venezolana. Los que han estado actuando, en un bando y en el otro, no pareciera que tengan la opción de saltar al punto más elevado de la cabeza del país”.

 

“Económicamente, no creo que 2017 sea peor que 2016, pero tampoco es que crea que se puede pasar la página y todos volveremos a ser felices”.

 

“En cuanto al año nuevo chino (año del Gallo de Fuego, que comenzará el 27 de enero), combinando los dos grupos de características, las del gallo y las del fuego, no será para nada un año aburrido, sino de  mucho esfuerzo y de mucha fertilidad”.

 

“Para mí, la astrología es así como la poesía, y la ciencia es así como la matemática. Tú puedes ser matemático y poeta al mismo tiempo; y puedes ser científico y astrólogo al mismo tiempo”.

 

A continuación, una versión del diálogo completo entre el astrólogo José Bernardo Gómez y el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-Los astrólogos y numerólogos serios y dicen que 2017 será un año de final de un ciclo y de comienzo de otro. Señalan que será algo así como la última oportunidad de subirse al arca, antes del diluvio. ¿Comparte usted esa visión y, en cualquier caso, cómo ve el año que comienza?

-Sí, efectivamente, 2017 se presenta como un punto y aparte, el comienzo de un nuevo ciclo. Desde el punto de vista astral, precisamente hoy (29 de noviembre, día que se realizó la entrevista) es Luna nueva y ella representa lo que comienza. No es común que el primer día del año sea con Luna nueva. Es más frecuente que sea cuarto menguante, creciente o Luna llena, pero esta vez habrá esa coincidencia, y eso remarca el hecho de que se trata de un año de comienzo de ciclo. Eso es así también si se analiza el  nuevo año desde la numerología: si sumamos los dígitos de 2017, es decir 2 más 1 más 7, nos da 10, y este, sumado a su vez, 1 más 0, da 1. La numerología toma en cuenta los nueve números simples, del 1 al 9, y cada uno representa algo diferente. El 2016 daba 9, es decir que implicaba lo que se está terminando, y el 2017 da 1, por lo tanto es un tiempo de emprender, comenzar, arrancar una nueva etapa, un nuevo ciclo, de unos nueve años. Por último hay otro elemento astrológico importante, que son los llamados ciclos de Saturno. Este es un planeta que da una vuelta alrededor del Sol en aproximadamente 29 años y medio, y en este momento, hoy exactamente, está llegando a los 21 grados del signo de Sagitario, que es el mismo lugar donde estaba el 5 de julio de 1811, considerado la fecha de nacimiento de la patria. Esto significa que se está cerrando un ciclo de aproximadamente 30 años, y está comenzando un nuevo ciclo. Yo he estudiado muy bien la periodización de la historia de Venezuela y podemos afirmar que, desde el punto de vista político y social, han venido sucediendo grandes cambios, justo alrededor de 30 años, coincidiendo con cada vez que llega el planeta Saturno a esa especie de punto de partida. Hace dos ciclos, el 23 de enero de 1958, coincidió con Saturno, acompañado del planeta Marte, en ese mismo punto de 21 grados de Sagitario. Luego, el Caracazo, que es el punto de partida de todos los cambios recientemente ocurridos en el país, sucedió cuando se cumplía otro ciclo de Saturno. Ahora estamos con las puertas abiertas para un nuevo ciclo.

 

-Esa visión podría darles la razón a algunos de esos astrólogos a los que he calificado de “poco serios”, quienes hablan de un cambio profundo en la sociedad venezolana…

-Yo coincido en que va a haber un cambio profundo, lo que no podemos decir es si ese cambio será hacia la izquierda, hacia la derecha, hacia arriba, hacia abajo. De lo que estamos conscientes es de que hay una profundización de los procesos que lleva a un punto y aparte, a un comenzar otra cosa. Cada quien, desde su perspectiva, su postura ideológica, sus preferencias y simpatías políticas, económicas o teóricas, trata de agarrar la brasa para su propio beneficio. Hay un elemento básico que nos dice que estamos en un cambio significativo en el proceso social, económico y político que hemos vivido desde los últimos 30 años.

 

-Volviendo al 2016, vale la pena preguntarse ¿por qué pasó lo que pasó y por qué no pasó lo que parecía que iba a pasar?

-Precisamente porque era un año de cierre, no de comienzo. Era un año 9, numerológicamente hablando, que representaba un proceso de finalización. Hubo muchas expectativas y se hicieron promesas y propósitos, que si en seis meses, que si en ocho, que si por una vía o por otra más allá, sacando cartas debajo de la manga… se pretendía un cambio en una dirección específica, pero una fruta no cae si no está madura. Hubo una precipitación, dicho futbolísticamente, una posición adelantada, para tratar de llevar esas condiciones de cambio hacia un punto específico. Pero las cosas no son como nosotros queremos y deseamos, sino como el destino lo tiene así determinado.

 

-Estos primeros días del año, en Venezuela, son políticamente muy activos. En 2016 se produjo la instalación de la nueva Asamblea Nacional y la expulsión de los íconos del chavismo de la sede legislativa. En 2017, parece que vamos un poco en esa misma onda. Se instalará la nueva directiva de la AN y se ha anunciado la interrupción del diálogo gobierno-oposición. Parece que hay una configuración astrológica bastante compleja en estos primeros días. ¿Es así?

-El planeta Saturno representa simbólicamente las mismas características del dios romano Saturno: el ejercicio del poder, el tiempo, la madurez. Desde ese punto de vista, la posición protagónica que tiene Saturno en estos días, nos habla de esa confrontación por el poder. Unida a eso hay otras posiciones, como la retrogradación de Mercurio (que comenzó hace unas semanas y durará hasta el 8 de enero). Mercurio representa las comunicaciones y cuando está retrogradando, el diálogo y el entendimiento se hacen más difíciles. La zona del cielo donde está retrogradando es el signo de Capricornio y la Luna nueva cayó en conjunción con ese planeta. Eso nos dice que será difícil ponerse de acuerdo a través del diálogo. Hay una gran incertidumbre sobre lo que ocurrirá. El año pasado, la instalación de la nueva AN era, entre comillas, parte de la normalidad del esquema político y del ejercicio constitucional de la integración de los poderes. Este año, la nueva directiva se elegiría bajo la espada de Damocles de una Asamblea en desacato porque no se han desincorporado oficialmente aquellos diputados que la Sala Constitucional, como máxima instancia de interpretación de la Constitución, señaló que no debían incorporarse por razones de orden electoral. La Sala dijo que todo lo que provenga de esa AN con estos diputados incorporados será considerado nulo, no tendrá validez legal. Así, pues, el año pasado se constituyó una directiva dentro de la norma constitucional, pero este año, si se elige esa directiva, podría tener un vicio de deslegitimación por la “deuda” que hay para poner en orden todo eso. Además, ese era uno de los acuerdos a los que se había llegado en las mesas de diálogo. Entonces, efectivamente, los primeros días del mes, muy cerca de ese Mercurio retrógrado, hay una dificultad para llegar a un acuerdo que pueda permitir que los cinco poderes establecidos en la Constitución de la República Bolivariana, puedan ejercer sin interferirse unos a otros.

 

-Se afirma que, por la configuración astrológica, 2017 será de nuevo un año de polémica sobre la administración y la manipulación de la justicia. ¿Se podría prever que continuará el conflicto de poderes y el rol protagónico de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en la política nacional?

-Yo diría que sí y no a la vez. Lo que hemos vivido y presenciado es ese conflicto de poderes, sin que se haya producido eso que se llama el choque de trenes. En 2017 debe producirse ese choque. Hay dos fuerzas que están en tensión, opuestas,  incluso astrológicamente. Hay un triángulo entre Urano, planeta de los cambios imprevistos, sorpresivos, inesperados, que está actualmente en Aries, y estaba retrogradando, pero acaba de ponerse directo. Ese planeta está exactamente opuesto a Júpiter, que está en Libra, y es el planeta que representa la justicia. Urano y Júpiter forman un ángulo de 90 grados con otro planeta, Plutón, también en Capricornio. Plutón representa el fin, la terminación. Desde mi punto de vista, habrá una salida no prevista, una situación inesperada que va a terminar el conflicto que hay. ¿Cómo ocurrirá y qué es lo que va a terminar? Eso se lo dejo a nuestras propias decisiones y voluntad, las de los ciudadanos, pues en la astrología hay un axioma básico que dice: los astros inclinan, pero no obligan. Es decir, hay unas condiciones favorables para un cambio drástico que termine la situación de tensión, se encauce en una dirección o en otra. Y lo más probable es que no sea ni la una ni la otra, sino todo lo contrario, es decir, una tercera vía que no está prevista y que sería, tal vez, producto de la Mesa de Diálogo y de la intervención del Vaticano como facilitador de ese diálogo.

 

-El presidente Nicolás Maduro es sagitariano. Durante estos años ha estado resistiendo y alguna gente le atribuye esa situación al tránsito de Saturno por el signo, desde finales de 2014. Ese tránsito durará hasta diciembre de 2017. ¿Significa eso que al presidente le espera otro año sufriendo, aguantando, pasando el trago amargo?

-Yo creo que el trago más amargo lo pasó el presidente Maduro en 2016, porque él nació en los primeros momentos de la entrada del Sol al signo de Sagitario, es decir, en los primeritos grados de Sagitario (23 de noviembre de 1962), y allí estuvo instalado Saturno todo el 2016. Avanzó, retrocedió, pero siempre estuvo sobre su Sol. Ahora, como quien dice, lo está dejando en paz. Está dejando al presidente y se está ocupando del país, es decir, está llegando al Saturno natal de Venezuela. A finales de 2017 se va a dar una coyuntura muy importante, cuando Saturno salga, por fin, de Sagitario y entre en Capricornio. Lo hará el mismo día del Espíritu de la Navidad, del solsticio de invierno en el norte, por lo que habrá  una coincidencia entre Saturno, Venus y el Sol, y esa unión generará una gran cantidad de energía. La Luna nueva del 2018 va a producirse en plena llegada de Saturno a Capricornio. El primer día de 2018 habrá Luna llena, a diferencia de lo ocurrido en el tránsito entre 2016 y 2017, que no se ve la Luna. Y esa Luna llena del primero de enero de 2018 no será cualquier Luna llena, sino la más grande que se vaya a ver en Venezuela, pues coincidirá con el perigeo, es decir, su punto de máxima cercanía a la Tierra y va a ocurrir hacia las 9 de la noche. Será una Luna llena gigantesca. Entonces, mientras 2017 comienza en la oscuridad nocturna, el 2018 comenzará con el brillo de la Luna. Además, esa Luna llena estará a 13 grados del signo de Cáncer, que es donde está el Sol natal de Venezuela. No tengo ninguna duda de que para comienzos de 2018, que será un año, en teoría, electoral, con esa Luna superbrillante sobre el Sol de Venezuela, comenzará otro cuento, otra historia.

 

-Al margen de las cuestiones colectivas, ¿se ve en el horizonte astral una individualidad venezolana que pudiera tener algún significado en la lucha política que está por venir?

-Yo diría lo mismo que decía por allá por el año 96. En ese tiempo se veía la muerte política del presidente de aquel entonces, que no fue su muerte física, sino la muerte del puntofijismo, para decirlo en esos términos. Me preguntaban entonces quién iba a ser el nuevo personaje de la política y yo les respondía que lo único que podía ver es que era alguien inédito, es decir, que por su profesión, por su edad, por sus características, no iba a provenir del mundo político. Ahora, me atrevería a señalar algo parecido. Dentro de las figuras presidenciables, de los políticos que han saltado al ruedo, no veo que ninguno de ellos, por sus mapas de nacimiento, los que conozco, corresponda a ese carácter de la nueva era que comienza políticamente. Por ahí viene una sorpresa, un “uranazo”, lo llamo yo (del planeta Urano), que es precisamente de esas cosas que uno no se imagina. Como no tengo no tengo posibilidades de manejar los datos astrológicos de la gente desconocida, sorpresiva, no puedo decir si Pedro Pérez, Juan  Rodríguez o María Guzmán son los que están llamados a tomas las riendas o a ejercer el liderazgo. Pero sí creo que habrá una renovación del mapa político y, sobre todo, de los personajes de la política venezolana. Los que han estado actuando, en un bando y en el otro, no pareciera que tengan la opción de saltar al punto más elevado, a la cabeza del país.

 

-2016 fue catastrófico para la economía nacional y para la individual y familiar de cada uno. ¿Visto desde la astrología, esto mejorará, empeorará o seguirá igual en 2017?

-Yo soy optimista por naturaleza. Hay unos severos problemas, trabas, obstáculos, dificultades desde el punto de vista económico. Es el momento de dar un paso al frente y superar las dificultades. 2016 fue un año en el que a medida que pasaba el tiempo, todo se iba complicando más, enredando más el papagayo. Ahora, puede haber momentos duros, con decisiones difíciles, pero que van a abrir nuevos caminos y nuevas posibilidades. No hay que ser demasiado optimistas, pero uno de los elementos que pueden percibirse es la estabilización de los precios del petróleo y ciertas circunstancias que pueden mostrar una lucecita al final del túnel. No creo que 2017 sea peor que 2016, pero tampoco es que crea que se puede pasar la página y todos volveremos a ser felices.

 

-En el horóscopo chino llegará el año del Gallo de Fuego. ¿Qué significa esto para Venezuela?

-El gallo tiene tres características, y el fuego, otras tantas. Los chinos les atribuyen las cualidades de los animales a las personas que nacen en el período del signo. La gran diferencia entre el horóscopo occidental y el chino es que el occidental se basa en el Sol, y por eso el paso del Sol por cada signo zodiacal, marca una característica diferente y hay doce signos, igual que los meses del año. En tanto, en el horóscopo chino, se parte de la primera Luna nueva de ese año, que en realidad es la segunda después del solsticio de invierno, que siempre es entre el 16 o 17 de enero y el 16 o 17 de febrero. La de 2017 será el 27 de enero y allí es cuando termina el actual año del Mono y comienza el del Gallo. Volviendo al tema de las cualidades de cada animal, el gallo es vistoso, elegante, cacarea, se hace sentir, no admite discusiones sino que es peleón y tiene una gran fertilidad, todas las gallinas están a su disposición y todos los pollitos provienen de ese gallo. Esas tres condiciones: el orgullo, la vanidad, el sentirse fuerte; la capacidad para enfrentar los retos, los desafíos y luchar por ellos; y, en último término, la capacidad de crear cosas nuevas, la fertilidad en las ideas, en los hechos, en las soluciones de los problemas, van a ser características importantes de este año. En lugar de las morisquetas, las evasiones, las risas y las imitaciones del mono, vamos a tener un año de confrontación, de pelea, de imposición de la fuerza, propias del gallo. Por otro lado, los chinos le adjudican a cada animal uno de sus cinco elementos (tienen cinco, en lugar de cuatro). Habitualmente, al gallo se le atribuye el metal, pero en este caso no se trata de un gallo de metal, sino de fuego, pues el 2017 es un año de fuego, y como el metal se funde con el fuego, tenemos una situación de mucha energía, de disolución de cosas que se creían muy estables y seguras. Otro factor del fuego es la energía, la vitalidad, el entusiasmo. El tercero es que quema, pero para que las cosas renazcan. Es, entonces, un proceso de renacimiento, relanzamiento de algo. Combinando los dos grupos de características, las del gallo y las del fuego, este es un año que no será para nada aburrido, sino de  mucho esfuerzo y de mucha fertilidad.

 

-La astrología no tiene prestigio entre los llamados cientificistas. Sobre todo en el campo del marxismo genera muchas dudas y es considerada una especie de superstición, equivalente de la religión en cuanto “opio de los pueblo”. Una persona como usted ¿cómo le explica la pertinencia de la astrología a quienes tienen ese enfoque?

-La verdad es que hay quienes tratan de fundamentar a la astrología como una ciencia, para defenderla. Dicen que la astrología es científica. Eso no es cierto, la astrología no es científica, es otra manera de ver el mundo. Sí utiliza elementos de la ciencia, como la posición exacta de los planetas que nos da la astrofísica, y las estadísticas que nos permiten ver por qué cada vez que Saturno está en una posición determinada pasan tales o cuales cosas. Entonces, yo no voy a discutir con científicos porque es la misma discusión entre un creyente y un ateo. Si tú no crees en eso, no importa que no creas. Recuerdo un caso de un médico que fue a mi consulta, no por su interés o curiosidad personal, sino por su esposa. Ella se había hecho un estudio y quedó tan impresionada y me dijo que quería que su esposo también lo hiciera, porque tenía varios proyectos y le haría bien. El doctor fue y, de entrada, me dijo que no creía en nada de eso, que para él todo era charlatanería y que estaba allí por complacer a la esposa, para que ella no dijera que no había querido hacer el esfuerzo. Al terminar la sesión, le pregunté “¿y ahora, qué opinas?”, y el médico me respondió: “Yo sigo creyendo que es charlatanería, que en esto no se puede creer, pero de que funciona, funciona, porque todo lo que me has dicho, yo siento que efectivamente está relacionado conmigo. Es decir, hay una especie de sensación de que sí funciona, pero no tienes manera de explicarlo. La explicación más racional que he podido darle a la astrología proviene de la psicología, y específicamente de la teoría psicológica de Carl Jung, quien descubrió y difundió el principio de sincronicidad, mediante el cual dos sucesos, uno interno, subjetivo, y otro externo y objetivo, coinciden en un mismo momento. Por ejemplo, lo que ocurrió en diciembre de 1999, cuando se produjo el deslave de Vargas y otras zonas del país, el mismo día, se aprobó en referendo la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Lo primero fue un desmoronamiento físico de varias regiones del país y lo segundo fue el desmoronamiento del orden constitucional anterior, que databa de 1961, de la visión cuartorrepublicana. Esa sería una muestra de sincronicidad, según la teoría de Jung. Entonces, cuando yo nazco en un determinado momento, y el planeta Marte está en una posición y Venus en la otra, eso me hace ser más sentimental o más agresivo o más emprendedor y son “casualidades”, hechos que coincidieron en ese momento. Allí es donde podemos decir que los astros en esa posición influyen en la energía cósmica, de la que todos formamos parte porque el universo es un todo integrado. La clave para entendernos, el puente entre un evento y otro, es la simbología y por eso Jung le dio tanta importancia a la mitología. Él, que recorrió muchos países, estuvo en África, América del Norte y conoció toda la cultura antigua, encontró que había  mitos muy similares. En unos lugares llamaban a los dioses de una forma, y en otros, de otra, pero eran siempre las mismas fuerzas. A los antiguos estudiosos del cosmos se les ocurrió ponerles a los planetas los nombres de los dioses. Incluso, algunos tal vez creían que esas luces que lograban ver eran dioses. Empezaron a tomar notas de que cada vez que un planeta estaba en una determinada posición había crecidas o sequías o se casaba el rey o nacía un príncipe o había una guerra. Le fueron atribuyendo a esos planetas el poder de los dioses. Así nació la caracterización de la interpretación astrológica. Para mí, la astrología es así como la poesía, y la ciencia es así como la matemática. Tú puedes ser matemático y poeta al mismo tiempo; y puedes ser científico y astrólogo al mismo tiempo. La Iglesia católica al principio fue muy cercana a la astrología, incluso había astrólogos de la curia y de los papas, sin embargo ha rechazado la astrología y las predicciones, para no caer en la charlatanería o en eso de que personas pudieran manipular las mentes humanas. En el fondo, la ciencia se ocupa de la ciencia y está limitada a su visión del mundo, que es objetiva, científica, cuantificable y demostrable, mientras la astrología, como toda poesía, se deja llevar por la inspiración, por la intuición, en esa especie de sueños e imaginación. Es como un cineasta que crea una obra y describe cosas  través de su propia creatividad.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])

  

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