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La familia del desaparecido cantante Juan Gabriel ahonda sobre las 24 horas tras la muerte del Divo de Juárez y por qué este fue cremado tan rápidamente.

 

Shock. Prensa por doquier. Atónitos familiares. Paparazzi motorizados al acecho. Personas saltando cercas y tratando de colarse en una mortuaria.

 

Conversaciones sobre el deseo —expresado a ellos en vida— del cantante de ser cremado y no fotografiado una vez muerto. Un guardia de seguridad que no lo dejó solo en el cuarto frío de la funeraria día y noche para cumplir ese deseo. Todas estas alucinantes escenas fueron vividas por la familia del desparecido cantante mexicano Juan Gabriel en las horas siguientes a su muerte en Santa Mónica, California, en agosto, a sus 66 años.

 

“Llegamos a la casa [en Santa Mónica], la policía estaba allí, el equipo de seguridad que tenemos para sus shows estaba allí, gracias a Dios lo protegieron para que no fuera fotografiado”, comparte Simona Aguilera, la esposa del hijo mayor del cantante, Iván Aguilera. “Ese era su mayor preocupación. [En vida nos dijo] ‘No dejen que me fotografíen’. Hasta dijo: ‘Ellos solo quieren una foto para ponerla en Facebook’. A él no le gustaba ni que lo vieran enfermo”.

 

Agrega Iván de ese fatídico domingo, 28 de agosto: “Muchas cosas estaban pasando a la vez”.

 

Entre ellas, llevar el cuerpo de su padre a la mortuaria donde sería cremado, no sin antes ser perseguidos en su auto por miembros de la prensa en las calles del sur de California. “Entiendo como murió Diana, fue horrible”, recuerda Simona, haciendo alusión a cómo los paparazzi persiguieron a la fallecida Princesa de Gales el día de su muerte en París. “Estaban forzándonos a salir de la carretera para tratar de tomarle una foto, agresivos a un punto más allá de ser peligroso. El equipo de seguridad estaba llamando a la policía [diciéndoles]: ‘Tienen que hacer algo, alguien se va a morir, van a atropellar a alguien”.

 

Las cosas no mejoraron al llegar a la mortuaria. Según la familia del cantante, personas saltaron las vallas del lugar y trataron de entrar al mismo —que no tenía otro servicio pendiente ya que el cuerpo de Juan Gabriel era el único allí. “Alguien se quedó con él toda la noche para proteger a mi suegro”, continúa Simona. “El día siguiente, varias personas llenaron papeles falsos diciendo que eran familiares que estaban allí para ver o reclamar otro cuerpo. El médico forense y la mortuaria apresuraron todo porque vieron como la gente estaba tratando de colarse”.

 

Y agrega Simona, llorando, sobre la reacción del público ante la cremación del cantante: “Como Ivan me dijo: ‘Que nos odien, hicimos lo que él quería’. Ese era nuestro padre, no solamente Juan Gabriel. No es justo que se digan cosas horribles cuando no saben la verdad, no saben que gente quiso forzar la entrada. Si lo supieran, ¿no quisieran progerlo también? ¿No harían lo mismo? ¿Todo el mundo no haría lo mismo por su ser querido? Ese fue su único deseo: ‘Al final, protéjanme’”.

 

Si sus fans y la prensa se molestaron o se sintieron burlados, no fue la intención ni de Juan Gabriel ni de su familia, aseguraron estos en una extensa  entrevista en la casa del cantante en el sur de la Florida realizada para una historia de portada en la edición de marzo de People en Español, a la venta ya. Y piden comprensión por lo vivido y su decisión de honrar los últimos deseos de su padre. “No quisimos decepcionarlo”, dice su hijo Jean Aguilera.

 

 

(peopleenespanol.com)