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Afirma que sólo está sacando el máximo provecho de su “apariencia e inteligencia”. Incluso alienta a otras mujeres a aprovechar lo mismo.

 

Tiene solo 25 años y vive en restaurantes extremadamente costosos, siempre tiene alguna fiesta en un yate que recorre la costa de Miami y le encanta comprarse bolsas de marcas de lujo sin esforzarse: así es la vida de Jeanemarie Almulla, una joven de Florida en Estados Unidos que vive a costas de hombres con mucho dinero.

 

Esta chica consigue todas estas cosas gracias a un sugar daddy (en español vendría siendo como un papi chulo) que le da todo lo que quiere: vacaciones de lujo de último minuto, un departamento frente al mar turquesa, e incluso mucho dinero, sin esperar nada a cambio, ya que asegura que no tiene sexo con ellos.

 

Ella insiste en que simplemente está usando su apariencia e inteligencia para conseguir esto – algo que insta a que otras mujeres también lo hagan-.

 

“No tengo problemas con trabajar duro, pero prefiero trabajar con inteligencia. Se supone que los hombres son proveedores y cuidan a las mujeres”. -Jeanemarie Almulla a DailyMail-.

Ella ha escrito un libro de autoayuda sobre el empoderamiento de las mujeres, trabaja con los refugiados palestinos y asiste a reuniones con chicas Scouts. Jeanemarie  habla 3 idiomas y estudio relaciones internacionales. Ella no cree que en su trabajo como “sugar baby” no existen conflictos de intereses con su trabajo con mujeres.

 
Así era su vida

Cuando llegó a Estados Unidos no tenía nada. Cuando tenía 15 años compitió en concursos de belleza y ganó el  Miss City Beautiful Teen y Miss Avaloq Park Teen USA. Cuando tenía 17, la enviaron a Los Emiratos Árabes a vivir con un tío para que se casara en Abu Dhabi, obligada a usar el Hijab y casarse con alguien a quién no amaba, volvió a Estados Unidos junto a su madre y estudió en la Universidad Estatal de Florida.

 

El mundo de las Sugar Baby

Después de divorciarse de un hombre en Miami y con una tremenda deuda en la Universidad, esta mujer decidió ser Sugar baby, aunque al principio no quería hacerlo: “Me acababa de graduar de la universidad estatal de la Florida, estaba endeudada y no sabía adonde ir.”

 

En su primera cita le pagaron mil dólares; así comenzaron las invitaciones a fiestas de lujo, grandes compras en el distrito de las marcas más prestigiosas de vestuario en Miami Downtown y consiguió un departamento en primera línea en Miami Beach.

 

“Mis amigos me recogen en su jet ski y me llevan a sus fiestas de yates, ¿cómo podría trabajar en una oficina después de eso?. Agregando que “Ser un sugar baby es simplemente saber que eres valioso.”

 

Asimismo afirma que no se trata solo se sexo, ya que muchas veces los hombres las invitan a salir solo para conversar: “Estos hombres no quieren sexo; Si lo quisieran contratarían una escort o una prostituta. Ellos quieren conversación, quieren alguien con quien puedan ir a cenar”. Explicó.

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(www.upsocl.com)

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