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EE.UU. pronostica ola de disturbios porque ya pagó por ese trabajo .- Cuando el jefe de Inteligencia de Estados Unidos pronostica que en Venezuela van a producirse disturbios cuando se aproximen las elecciones parlamentarias, ¿es porque está muy bien informado o es porque ya pagó la factura por ese trabajo?

 

Conociendo la historia del imperialismo yanqui es fácil decantarse por la segunda opción y convencerse de que, en realidad, Estados Unidos ya ha decidido el plan de acción: Venezuela no debe llegar en paz a las elecciones parlamentarias. La estrategia esta vez consiste en adelantar la arrechera, para decirlo al modo de Capriles. En lugar de drenarla después de las elecciones, van a intentar que se haga antes.

 

Los gringos han diseñado un escenario en el que la campaña electoral se desarrollar en medio de guarimbas y denuncias internacionales sobre represión policial. Piensan que así les darán a sus ineptos lacayos un empujoncito, pero, más importante que eso, creen firmemente que tales circunstancias les permitirán crear previamente el clima apropiado para sus ya tradicionales y vacías acusaciones de fraude, en caso de que la maltrecha alianza salga una vez más derrotada. Con las calles “precalentadas” y la MUD diciendo que la robaron, estarán dadas las condiciones para cualquiera de las barbaridades que la superpotencia suele perpetrar contra países que reivindican su soberanía.

 

Pero generar desórdenes previos les servirá –según el boceto de los estrategas que piensan en inglés- incluso si la oposición gana esas elecciones. El ambiente de agitación callejera les dará autorización para asignarle al resultado una interpretación plebiscitaria (como soñaron hacerlo en diciembre de 2013, pero salieron con las tablas en la cabeza). En ese supuesto, dirán “ganamos las elecciones, somos la nueva mayoría y el rrrrégimen perdió el control del orden público, así que ahora el gobierno somos nosotros”. Un triunfo electoral, sumado a una atmósfera de inestabilidad es la condición para precipitar acontecimientos, para buscar la solución paraguaya, sin compás de espera, a brinco rabioso.

 

El presidente Nicolás Maduro y el diputado Diosdado Cabello han hecho bien en responder tempranamente al “pronóstico” de la inteligencia gringa. Sus enérgicas declaraciones son claras señales de que en eso que se llama el Alto Gobierno han calibrado con mucha precisión el alcance profundo y estructural de esta amenaza camuflada de profecía.

 

(Por Clodovaldo Hernández / [email protected])