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La mayoría opositora en la Asamblea Nacional de Venezuela calificó de «injerencista» el comunicado del 20 de enero en el que la Cancillería rusa alertaba del peligro de una revolución de colores en el país latinoamericano.

 

Lavrov recordó al respecto que la diplomacia rusa había reiterado más de una vez que la comunidad internacional no debe inmiscuirse en los procesos internos de Venezuela sino, por el contrario, ha de contribuir al desarrollo del diálogo en el marco constitucional.

 

«(Parece) Algo extraño que un parlamento opositor al Presidente, tras haber rechazado el diálogo, llamado a la desobediencia cívica y tomado rumbo a la escalada del conflicto con consecuencias potenciales muy graves, acuse a Rusia de entrometerse en los asuntos internos de Venezuela», dijo Lavrov tras reunirse en Moscú con la ministra venezolana de Exteriores, Delcy Rodríguez.

 

Lavrov hizo hincapié en que «nadie dijo nada» cuando hace unos meses el entonces vicepresidente de EE. UU., Joe Biden, sugirió celebrar en Venezuela antes de finalizar el año 2016 un referendo para revocar el mandato de Nicolás Maduro.

 

«Conocemos bien el doble rasero de quienes organizan las llamadas revoluciones de colores pensando solo en sus pretensiones geopolíticas, sin preocuparse en absoluto por el pueblo del país en cuestión, y las consecuencias que ello implica», subrayó el jefe de la diplomacia rusa.

 

El 4 de febrero, el Ministerio de Exteriores reafirmó el rechazo de Rusia a los intentos de injerencia destructiva desde fuera en los asuntos de Venezuela y manifestó su firme apoyo al gobierno legítimo que busca fomentar el diálogo nacional.

 

(Yvke Mundial)

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