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Claudio Fermín aspira a un país donde todo el mundo pueda tener espacios para coincidir, pero no deja de hacer sus observaciones acerca de reclamar un mejor liderazgo de los partidos políticos y enseriar la política.  

 

“Los ciudadanos tienen derecho a reclamar un mejor liderazgo, pero no digo reclamo en términos pendencieros, sino que cuando sientan que no lo hacen bien, no los sigamos”. 

 

Está activo en la política. Anda de gira por Venezuela, y tiene amigos regados por todas partes que le organizan la agenda, entre los que confiesa hay copeyanos, masistas y hasta chavistas. 

 

En sus recorridos está transmitiendo un mensaje de pluralismo y de convivencia, consciente de que hay que repensar el país; sin embargo, mantiene una posición crítica cuando habla de la Mesa de la Unidad Democrática, a la cual le cuestiona que no solo atomizó el descontento, sino que también se fracturó. 

 

El carismático político, que fue alcalde de Caracas, constituyente y  dirigente de AD, tiene palabras de admiración hacia Rómulo Betancourt, a quien considera que era como un armador de esa colcha de retazos que se llama Venezuela. “Tengo la impresión de que fue un político con un sentido universal del país y no partidista; aunque es conocido como fundador de un partido, su visión no era la de un hombre encerrado en un partido”, recordó.   

 

“Los partidos políticos hacen mal en monopolizar sus decisiones. Con su lejanía de la sociedad civil están perdiendo su propia legitimidad. Deberían más bien enriquecer sus instancias con grupos que representan intereses reales de la sociedad. Eso es lo que hacían los partidos políticos antes”.

 

“Voy a hablar de AD que es el que más o menos conozco. En AD había una secretaría de educación, donde se discutían los problemas educativos, al igual que una secretaría de profesionales, juvenil y agraria. Y después de todos los debates se tomaba un criterio político. Hoy no, hoy hay jefes políticos y las secretarías son meros rellenos a las que dan instrucciones”, aseveró. 

 

El jueves último visitó la sede de Notitarde, como invitado al Desayuno en la Redacción, donde hizo una serie de análisis sobre el momento actual de la política, con la presencia de Gustavo Rízquez, director; Jorge Chávez Morales, subdirector; Karín Rivero, editora-jefa; Pamela Mendible, editora-jefa de la Revista del Domingo; los periodistas Sauli García y Jesús Galea;  el reportero gráfico Alejandro Ladera, y Marlene Piña, quien presenta el siguiente foro.

 

“Creo en los partidos -admite  Claudio Fermín-, son el modelo de organización social en Venezuela que cada día se ha ido vulnerando más. Chávez tuvo 14 años en Miraflores y hubo críticas muy severas en cuanto a su continuismo en el poder. Pero lo curioso es que muchos de los voceros de esas críticas tienen tanto o más tiempo al frente de sus partidos. Cuando la gente observa esas inconsistencias hace que se pierda credibilidad en el mensaje. Y luego dentro de los partidos se ha ido creando una especie de discrecionalidad en la asignación de funciones. Atrás quedaron los preciosos años en que de los plenos juveniles salían las directivas de la juventud. O de las consultas a las bases salían los secretarios de organización de los municipios y parroquias. Eso se ha ido extinguiendo por la vía de la intervención ejecutiva de los cogollos partidistas que nombran y quitan, y que terminan teniendo verdaderos batallones incondicionales. Hay un culto a la personalidad peligroso en los partidos políticos. Es muy triste; al menos en mis recorridos por Venezuela desde hace años, veo en todos inmensos valores. En AD, PJ, UNT, VP, Causa R, MAS, Copei, y en las demás organizaciones, hay mucha gente buena, y ese capital humano se está dilapidando porque el personalismo ha impedido que se desarrollen muchos de esos talentos”. 

 

“Los partidos están hambrientos de federalismo en el sentido de que realmente tomen en cuenta los recursos locales. Esos partidos han sido también vulnerables no solo frente a los problemas de personalismo y caudillismo que se han extendido por más años de los que Chávez tuvo en el gobierno, sino que se han utilizado armas bajas como es la judicialización de las acciones políticas, y un ejemplo fue lo que les pasó a MIN-Unidad y a Copei, y todas están en la picota. Y ahora por si faltaran problemas para los partidos  tenemos esta disposición del CNE que pretende llevarnos hacia la ‘nicaragüización’ de las elecciones venezolanas, que no es más que una especie de disfraz del partido único, que pretende eliminar los partidos políticos. Los partidos con un mínimo de seriedad no deberían atender a esa norma, sino hacer una gran presión nacional, porque es un derecho no de los partidos, sino de los ciudadanos, tenerlos. Hasta los independientes nos merecemos tener partidos como opciones. Hay que recordar a la dirección del Psuv que la principal bandera del ex presidente Chávez era la democracia protagónica y participativa. Si de verdad se cree en esa tesis, se tiene que defender el derecho de asociación. Yo hago un llamado respetuoso a los venezolanos que militan en el Psuv para que levanten sus banderas de la Venezuela protagónica y participativa y defiendan el derecho de asociación. Sí creo que estamos en una crisis seria de los partidos políticos, pero esa crisis tiene remedio. Los partidos aunque son conformados por sus militantes y simpatizantes son una herramienta cívica de todos los ciudadanos, seamos o no militantes”. 

 

Considera que el diálogo en el país es urgente. Planteó que el hecho de que la primera experiencia de diálogo haya sido fatal no quiere decir que es malo. “Algún error se cometió, bien en los interlocutores, en la agenda o en la manera cómo se abordó, pero no se puede renunciar al diálogo, mucho menos los demócratas. Hay que repensar el país. La política no es simplemente pegar afiches, ni pegar gritos. Y yo siento que es un desafío que tenemos por delante”. 

 

-¿Cómo describir lo que acaba de mencionar como la colcha de retazos que se llama Venezuela?

 

-Porque nuestro país está demasiado fracturado. Tenemos problemas económicos muy severos, de conflictividad muy grave, de inseguridad que nos agobia y problemas sociales, pero hay un problema visional; por eso hablo de la colcha de retazos que reclama del liderazgo una visión distinta, más humana. En Venezuela los adecos andan con adecos, los justicieros con justicieros, los de Copei con Copei, los chavistas con chavistas, los sindicalistas con sindicalistas y empresarios con empresarios. ¿Es que perdimos un país? Eso se llama en sociología y antropología segregación, y fue lo que Mandela enfrentó. Tenemos que ir a una sociedad más humana, más avanzada. Por eso hablo de que hay que hacer un esfuerzo por tejer esa colcha de retazos. ¿Por qué los justicieros no pueden andar con los chavistas o con los adecos? A mí me parece que es algo muy doloroso. No es una nación. Hay que hacer un esfuerzo por una política más universal. Con mentes pequeñas y gente sectaria no se puede armar el país. 

 

“La política es una cosa muy seria, es el arte de tomar decisiones públicas. La política no es el arte de gritar, ni de ofrecer más que el otro, ni de maltratar al adversario. Con todo respeto, los problemas de Venezuela no se resuelven con una marchita, ni con una bandera, ni con un afiche. Se resuelven con decisiones de mejor calidad y amplitud. Yo siento que los ciudadanos tenemos que reclamar a cualquier gobierno, bien sea nacional, regional o municipal de cualquier momento histórico, pero también reclamarles a nuestros partidos mejor liderazgo. Tenemos derecho a ello. Por eso soy tan crítico de estos líderes que se apropian de las organizaciones políticas y las convierten en una extensión de sus familias, y son jefes por 15 ó 18 años de un partido. Es una extensión de sus intereses personales que puede ser muy loable, pero un partido es una cosa pública”.

 

Balance político de 2016

 

Claudio Fermín hizo un balance político del año 2016 tanto en el Gobierno como en la MUD. “El presidente Maduro empezó en enero gobernando con un decreto de emergencia económica. Lo prorrogó tanto como pudo, y después el 15 de mayo, como no podía prorrogarlo más, lo convirtió en un estado de excepción. Y con una u otra herramienta administrativa jurídica gobernó todo el año con plenos poderes. Por cierto, en un buen año petrolero, porque si tomamos en cuenta que en estos momentos la cesta OPEP está en 52 dólares, en Venezuela estamos hablando de 49 dólares cada barril, lo cual es un buen precio petrolero. Como ciudadano uno dice: ‘A ver, ¿cuál es el producto de esta acción?’. El aumento de la gasolina y unas bolsitas Clap”.

 

Desde su óptica, el final de año desde el Gobierno fue muy lamentable, porque aumentó la conflictividad. “En los estudios de opinión, cada quien con sus matices, donde el Gobierno sale menos golpeado, entre el 85% y 86% opina que estamos bajo una administración deficiente. Si antes en una venta de empanada o en el terminal de pasajeros se escuchaba a alguien quejarse o protestar, se decía: ‘Ése es de oposición’, o el chavista decía: ‘Ése es escuálido’. Pero si se escucha hoy a alguien protestando en la calle, no se sabe si es de oposición o simpatizante del chavismo, porque ya el descontento hizo metástasis. Ya no es un sentimiento que tiene que ver con categorías partidistas de oposición o Gobierno. Es una expresión de malestar nacional”. 

 

“Hablando del otro referente -en alusión a la MUD-, ¿cómo se explica que aumentado el descontento en dimensiones inesperadas, se haya reducido el radio de acción de la Mesa de la Unidad? Que en vez de tener más capacidad de convocatoria, la tiene muchísimo menor, y nos entrega un descontento nacional más fracturado, más dividido, una oposición más atomizada”.

 

“Si el objetivo de la MUD era unificar, promover coincidencias e integrar esfuerzos para mostrar una propuesta alternativa y procurar un cambio político, económico y social, el resultado también es precario. Comenzaron siendo hace seis años 26 ó 27 partidos, y en vez de ser el semillero  de una gran convocatoria nacional con asociaciones de productores, cámara de industriales, sindicatos, gremios profesionales, intelectuales y grupos minoritarios que representen intereses específicos, se fueron encogiendo como esas telas de mala calidad, y ellos mismos se autodenominan el G-4, sin percatarse de que ésa es la confesión de su ineptitud. ¿Y ahora por llevarlo al G-9 pretenden que sea una conquista? Ellos se conformaron como una coalición electoral y las coaliciones son una expresión de acuerdos, pero de modo alguno no es sinónimo de unidad como proceso abierto de incorporación, de sumatoria o de crecimiento del cambio político”. 

 

Concepto de unidad va más allá de la alianza

 

Sostuvo que el concepto de unidad es más ambicioso que una mera alianza, independientemente de que pueda ser exitosa en un período o en momentos electorales. 

 

“El que se haya conformado una alianza y superado ciertos dimes y diretes es un paso que hay que reconocer, pero se quedaron en el mero inicio del camino, porque, repito, tenía que ser el semillero o la placenta de otra criatura política mucho más grande que interpretase el descontento nacional y que promoviese cambio. Así que lo que titulan -en referencia a Notitarde-  que la reestructuración de la MUD es una especie de maquillaje, son muy generosos al poner especie, porque no es más que un maquillaje. Y observándolo con la mayor objetividad, esa alianza de la Mesa de la Unidad pareciera que como alianza puede buscar algún tipo de permanencia en el tiempo, pero como espíritu unitario tendrá que buscar respuestas mayores que incluyan a otros venezolanos que tienen demandas comunitarias, económicas, sociales y administrativas muy serias. Es decir, búsqueda de las comunidades y que no se ven interpretados en el mero juego diario de las alianzas”.

 

“Creo en la unidad porque es fundamental, pero la unidad de todos los venezolanos, no solo de la oposición. Digo que la Mesa es necesaria, lo malo es que los compañeros que hoy la dirigen creen que es suficiente. El año pasado no solo el descontento se atomizó en la Mesa de la Unidad, sino que se fracturó. Había que buscar maneras de integrar acciones, lo cual no se hizo. Y creo que se derrochó ese triunfo electoral de diciembre de 2015, porque por jugar a la inmediatez y por ofrecer salir de Maduro ya, se eludió lo que realmente estaba en la agenda que eran las elecciones de gobernadores, las cuales debieron celebrarse el pasado 11 de diciembre. No hubo presión, y el Gobierno hizo una de sus marcas de arbitrariedades”.

 

Es partidario de que las elecciones de gobernadores tienen que ser el elemento para canalizar todos los esfuerzos, aunque observa dificultades con las que tendrán que toparse, entre ellos con los que juegan al todo o nada y terminan frustrando a la gente. “Esos mismos extremistas, pero con poco fundamento argumental, le dirán al país: ‘¿De qué vale un gobernador si sigue gobernando Maduro?’. Son razonamientos absurdos, pero que son pegajosos”.

 

“El cambio del Presidente de Venezuela va a ser en diciembre de 2018. No sé por qué le ha costado tanto a la dirigencia de la oposición hablar con la verdad. Pareciera que admitiendo algo que es obvio, porque es la fecha para cambiar al Presidente de la República, se sienten con menos carga emotiva. A lo otro que ha llevado es a la frustración y a las decepciones. Ofrecer una salida con una marcha, que es en seis meses, que es en 30 días, y todo ha sido un engaño. Ojalá que AD, Primero Justicia, Voluntad Popular, UNT, Vente y otros partidos que están en la Mesa de la Unidad Democrática logren enderezar el rumbo y mantener su alianza; eso es positivo como alianza, pero el país necesita que además de esa alianza u otras alianzas, de esos esfuerzos y otros esfuerzos, se converja en una gran unidad de cambio nacional que es distinto a una alianza política”. 

 

Un gran proyecto de país 

 

Propuso que se discuta un gran proyecto de país que vaya más allá de una alianza electoral con la incorporación de sindicatos, gremios, asociaciones de productores, intelectuales, políticos, amas de casa, estudiantes y otros sectores. “Ese gran proyecto quedó reducido en una ñinguita que se llama la Mesa de la Unidad”. 

 

-¿Qué piensa de la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente?

 

-La primera observación es que la experiencia histórica, sumada a la realidad de la política en Venezuela hoy día, indica que una Asamblea Nacional Constituyente, por loables que sean sus intenciones y extraordinarios sus propósitos, solo puede convocarse desde el poder. La última la convocó Hugo Chávez una vez que ganó las elecciones, y fue su triunfo electoral en las proporciones que lo obtuvo lo que hizo que se violara la Constitución de 1961. Yo sí creo que cuando ocurra este cambio de Gobierno, como consecuencia de un gran debate nacional, debemos plasmar en una nueva Constitución un nuevo proyecto que extinga lo que tiene la actual. La otra observación es que es imposible convocarla desde la oposición. Allí están llamando a recoger no sé cuántos millones de firmas; sé que lo hacen con una buena voluntad y honestidad, pero están timando al pueblo. ¿Qué van a hacer con esas firmas? ¿Quién organiza la convocatoria de una Constituyente? Es un espejismo. A la gente hay que hablarle con la verdad. En una situación donde el Gobierno tiene a la opinión pública en contra en un 90%, no es sinónimo de que tenga solo el 10% de la población, son dos hechos distintos. 

 

“Hay que tener mucho cuidado. El Gobierno puede tener al 90% de la opinión pública como crítica, pero puede tener capacidad de convocatoria sobre un 30% ó 35% de la población. ¿Se va a hacer una convocatoria en un momento de tanta división nacional? Tengo un buen concepto de la Asamblea Nacional Constituyente, pero tengo observaciones por lo inoportuno de convocarla en estos momentos”. 

 

-¿En algún momento se sintió como el “delfín” de AD?

 

-Nunca me sentí como “delfín”, ni como escogido, ni heredero. La vida es un continuo desafío. Mis padres no solo fueron fundadores de AD, sino que también lo fueron del Partido Democrático Nacional, que es el que antecede a AD. Yo aprendí a querer a esa organización. Digamos que entré por la puerta del cariño, pero después me quedé sentado por convicción. Allí están mis raíces, mis aprendizajes y mis afectos. Yo amo a AD. Hubo diferencias, pero fueron como líos domésticos. Fui expulsado del partido y todavía no me han dicho por qué. Pero tengo muchas cosas que agradecer. Fui candidato a la Alcaldía de Caracas, la gané por una elección de base, y luego tuve la fortuna de ganar la Alcaldía. Pero no tengo ningún sabor amargo en mi paso por AD. Solo que soy una persona comprometida siempre con las elecciones de base en contra de los cogollos, comprometido con la descentralización y en contra de los líderes perpetuos en un cargo.  

 

-¿Presentaría su nombre para una Gobernación en caso de que se lo lleguen a proponer?

 

-En los últimos años he estado de gira, pero no he presentado mi nombre. Cada cosa en su momento. Si algo ocurrió en 1989 con el ex presidente Carlos Andrés Pérez, acompañado de otros partidos en el Congreso Nacional, es que los gobernadores de estado son los representantes del mandato de su estado. Fui alcalde de Caracas, y solo podría ser alcalde de Caracas o gobernador de Barinas nada más, porque soy oriundo de Barinas, y porque soy caraqueño como somos tantos orientales, llaneros, zulianos y guayaneses que fuimos con nuestros huesos a parar a Caracas.

 

La pasión de Claudio Fermín

 

El centro del estado Barinas fue el lugar de nacimiento de Claudio Eloy Fermín Maldonado, en el año 1950. Sus padres, creadores de partidos políticos de derecha, fueron involucrándolo desde la infancia en la formación de esta actividad que se ha convertido en el centro de su vida, a la que actualmente define como “la ciencia de tomar buenas decisiones”, esclareciendo que no es el arte de gritar más fuerte o pegar más afiches en la calle. 

 

Los pasos formales en esta ciencia los dio en la capital venezolana, donde vivió por largo tiempo en la parroquia San Agustín. Realizó estudios profesionales en la Universidad Católica Andrés Bello, donde se graduó de sociólogo. Aunque ha visitado otras casas de estudio para seguir educándose, la Ucab sigue siendo su sitio predilecto, entrando en los salones donde fue estudiante, pero que ahora visita como docente de la cátedra “Cambios sociales en Venezuela”. 

 

El profesor -ex candidato presidencial- también realizó estudios de postgrado en la Universidad de Nueva York, y fue invitado por un año a dar clases en la prestigiosa Universidad de Harvard. Hecho que demuestra su gran capacidad de enseñar, lo que exige una constante lectura “para preparar sus clases y mantenerse actualizado”, dice.  El libro más reciente que pasó por sus manos fue la crónica “El pasajero de Truman”, escrita por Francisco Suniaga. 

 

“Magallanes es el equipo más viejo de los caraqueños”

 

Además de amante del chocolate que se produce en estas tierras, el barinés se declara magallanero 100%, pero comenta que la fundación de este equipo fue en la sede de su eterno rival Leones del Caracas, justo cerca de donde vivía, “pasando por una calle angosta hasta llegar al Estadio Cervecería”, donde viendo los primeros partidos del conjunto albiceleste se hizo fiel fanático, “aunque a los caraquistas no les guste esta historia”, dice el político en tono de broma.

 

En el ámbito profesional, también es admirador de varios personajes que contribuyeron a la construcción de Venezuela, entre ellos el llanero José Antonio Páez, quien con su característica valentía y coraje hizo posible que este territorio tuviese nacionalidad. 

 

Del siglo XX, el general Eleazar López Contreras también fue un presidente que Fermín reconoce por su talento administrativo, así como por iniciar la modernidad en el país, realizando la primera gran reforma de Estado y la creación de importantes instituciones como el Banco Central de Venezuela. Aunque señala que “no fue un hombre que instauró la democracia”, como sí lo hizo Rómulo Betancourt, a quien admira por crear un ambiente de igualdad y convivencia. 

 

La pasión de Fermín por construir una Venezuela mejor lo mantiene de gira nacional realizando conferencias en las que predica sus ideas, con las que cree se podrá lograr un diálogo conciliatorio entre los habitantes del país.

 

(Notitarde)