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Una fábrica de válvulas, abandonada por sus propietarios en 2003, y que ahora es operada por trabajadores con la tutela del Ministerio de Industrias Básicas, Estratégicas y Socialistas, permitió ahorrarle a Venezuela 123 millones de dólares durante el año 2016 al reconstruir y mantener este tipo de componente industrial para empresas como PDVSA, Venalum y Bauxilum, entre otras.

 

Asimismo el centro de produccion, ubicado en los Altos Mirandinos, ha logrado los más elevados niveles de calidad a tal punto que las válvulas reconstruidas tienen un tiempo de vida útil de 15 años adicionales. Paradójicamente las válvulas originadas, que deben ser importadas, sólo tienen una vida útil de 10 años.

 

Este jueves (ayer) el ministro Juan Arias Palacios, titular del despacho de Industrias Básicas, Estratégicas y Socialistas, visitó la sede de la Inveval, donde analizó con los trabajadores los logros alcanzados y la ruta a seguir para consolidar el proceso productivo.

 

Los datos sobre los logros, expresados en números, incluyen un salto del 467 por ciento en los referente a las tareas de reparación y mantenimiento de válvulas el año pasado. En cifras absolutas se pasó de 149 unidades en 2015 a 697 en 2016. Mientras que la fabricación de nuevas piezas alcanzó las 2 mil 695 unidades contra 1 mil 607 el año anterior.

 

Esto se ha logrado gracias a la articulación con algunas empresas del mismo Estado que tienen una alta demanda de este tipo de componentes como PDVSA, en sus distintos centros y áreas producticvas, y algunas de las empresas básicas como Bauxiven y Venalum.

 

Actualmente hay contratos abiertos con Bariven (que como filial de procura de PDVSA arropa un conjunto de requerimientos de la estatal petrolera), PDVSA Gas y la refinería El Palito, donde Inveval logró la más alta calificación (92,5 puntos sobre un máximo de 95) en el marco de un plan de renovación que incluyó una parada de planta.

 

Asimismo destaca, en el caso de las empresas del aluminio, la reconstrucción de válvulas para el manejo de fluidos altamente corrosivos como una modalidad líquida de la bauxita. Estas tareas además han permitido que Inveval desarrolle competencias propias de diseño con la incorporación de jóvenes ingenieros egresados de la Unefa.

 

Institucionalmente la empresa se ha fortalecido y desde el 2016 ha sido capaz de cubrir sus costos de operación, especialmente el pago de nómina, con los ingresos de sus ventas, asi como asegurar el mantenimiento y actualización basica de sus maqunarias de producción.

 

Asimismo ha permitido el crecimiento de la plantilla de trabajadores, que ha pasado de 53 en 2015 a 90 en 2017. El 70 por ciento es personal operativo, aunque también se ha fortalecido la fuerza laboral responsable de los aspectos administrativos y especialmente de comercialización y cobranza.

 

La marca de los últimos dos años

 

El saldo que se exhibe hoy es producto, básicamente, del impulso que recibió la empresa en los últimos dos años desde los más altos niveles del gobierno. Por una parte, en noviembre de 2014 el presidente Nicolás Maduro creo el Sistema de Empresas Recuperadas, Ocupadas y Nacionalizadas (RONCA), al frente del cual colocó como comisionado presidencial a Juan Arias, el actual ministro. Y por la otra parte la designación del vicelmirante Alcibíades Paz, (exinspector general de la Armada Bolivariana) como presidente de la compañía.

 

Ambos funcionarios, recordaron ayer, como coincidieron en el mes de marzo de 2015 en una visita de Arias a la planta y la llegada de Paz como presidente. El encuentro marcó el reinicio de un conjunto de tareas que permitirían en breve plazo estabilizar la empresa y darle viabilidad operativa y financiera.

 

Además de la estabilización y normalización de procesos a lo interno de Inveval, el otro elemento fundamental ha sido asegurar el rol de proveedor seguro para las empresas del Estado y específicamente para las tuteladas por el ministerio a cargo de Arias.

 

El proceso, desarrollado como parte de conflicto generado por la “guerra económica” y la reducción de los ingresos petroleros, permitió que las distintas empresas publicas reconocieran sus capacdades y potencialidades productivas y las interacciones que se debían generar entre todo ese conglomerado.

 

Muchas de los rubros que producían no tenían demanda porque las mismas empresas los adquirían a proveedores privados o en el exterior del país en forma directa o indirecta.

 

Sólo en el caso de Inveval, muchas de las válvulas recuperadas de mayor tamaño, tienen precios de importación que superan los 500 mil dólares. De no haberse reactivado la planta y establecido las articulaciones con los actuales clientes, las válvulas habrían sido sustituidas a traves de las importaciones con la consiguiente erogación de divisas que justo en 2016 no estaban disponibles.

 

Una industria abandonada por los “amos del valle”

 

La actual Industria Venezolana Endógena de Valvulas (Inveval) fue hasta 2004 la Constructora Nacional de Válvulas (CNV), propiedad de Andrés Sosa  Pietri, perteneciente a la acaudalada e influyente familia Sosa Rodriguez, considerada como parte de la oligarquía caraqueña conocida como “los amos del valle”.

 

Su padre fue Carlos Sosa Rodríguez, quien llegó a ser Contralor General de la Republica y presidente de la Asamblea General de la ONU. Uno de sus tios fue el ingeniero petrolero Julio Sosa Rodriguez, quie fue ministro de Hacienda y fundador de Industrias Venoco, el principal productor de derivados de petróleo del país en algun momento.

 

Sosa Pietri llegó a ser presidente de PDVSA en 1990, designado por Carlos Andrés Pérez, impulsor de un plan económico neoliberal que en febrero  de 1989 provocó una explosión social cruelmente reprimida.

 

Durante su gestión, el empresario fortaleció el rol de la CNV como proveedor seguro de la estatal petrolera, garantizándose ventajas competitivas. También adqurió para PDVSA la hacienda La Estancia, que pertenecía a su familia, que actualmente es un centro cultural a cargo de la industria.

 

(latabla.com)