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El consultorio de un sexólogo es muy parecido al confesionario de un sacerdote, pues están presididas por el secreto. La sexóloga Celeste Hirschman comenta que no hay recetas para todos los problemas eróticos pero que es importante que la pareja abra su mente para contemplar el sexo desde un punto de vita diferente.

 

Aquí algunas de las cosas que más preocupan a la parejas que piden ayuda a un sexólogo:

 

1) “El deseo sexual se ha esfumado”:

 
Son las mujeres casadas las que más señalan la pérdida de ganas de compartir un momento de intimidad. La causa que genera este tipo de problema de cama tiene que ver con la diferencia de expectativas de cada uno de los miembros en la cama.

 

Los hombres piensan que tener buen sexo es sinónimo de un espectacular rendimiento y un orgasmo formidable. En tanto, el deseo de las mujeres es más complejo.

 

Muchas mujeres piensan en el sexo como una energía que puede ser expresada de diferentes maneras, no sólo a través de los genitales. Para recuperar el deseo y el placer , comenta la sexóloga, es necesaria la comunicación recurrente entre la pareja.

 

“Afronta las conversaciones sin juicios previos y sé muy explícito acerca de qué es lo que te pone como una moto”, señala Hirschman.

 

Por lo que no basta con decirle a la pareja que tiene que ser más apasionado. Sino que hay que enseñarle que es para nosotros ser más apasionado.

 

Una vez recuperado el placer, muchas parejas tiende a dejar atrás aquellos prejuicios que los coartaban.

 

2) “Mi pareja es un obseso sexual”

En el otro lado se encuentra el problema del compañero al que le resulta complicado controlar sus impulsos más elementales.Mi enfoque para abordar este hecho comienza con el examen de los factores desencadenantes, como el control del estrés, los conflictos familiares o el abuso de drogas y alcohol.

 

El tratamiento incluye establecer límites, gestionar los impulsos, reorientar las fantasías y aconsejar en las relaciones», indica el psicólogo Mark D. Ackerman.

 
3) “Mi chico no dura lo suficiente en la cama”:

 

El principal problema de los hombres en la cama no es la disfunción eréctil sino la eyaculación precoz.Esta preocupación suele ser muy desgastante para los varones que la sufren, esforzándose en controlarla a través de métodos prácticos como el “comenzar-parar”.

 

La solución en primer lugar es no centrarse exclusivamente en la penetración. También podrían considerar satisfacer primero a su compañera, jugar con diversas posturas sexuales, ya que estás inciden mucho sobre el ritmo y la excitación del género masculino.

  

4) “Soy infiel porque no tengo sexo”:

 

Aunque la infidelidad se sigue viendo como un acto reprobable y e muchos casos puede significar el final de la elación, «pero la infidelidad puede ser un magnífico catalizador o un aviso que puede llevar a las parejas a volver a hablar, tras años de estancamiento».

 

Aunque la infidelidad es muy dolorosa para quien la sufre, la madurez a la que se puede llegar ante este acto es la aceptación que l persona que la lleva a cabo no lo hace con el propósito de dañar a su compañero. “Es posible recuperarse de una infidelidad y encontrar otra vez un lugar de confianza honestidad y conexión. Son necesarios mucho amor y empatía para pasar del dolor a una profunda comprensión del otro”, cometa Hirschman.

 

 5) “No conecto sexualmente con mi compañero”:

 

La sexóloga Linda E. Savage apunta: «Cuando oigo que las parejas han perdido la conexión sexual, empieza el trabajo: a través de un curso de varias semanas, los deberes que les mando para casa se centran en crear una sensación de seguridad.

 
Las tareas se focalizan en experiencias táctiles que permiten a la pareja volver a encajar. En cuanto estén completamente relajados y conectados, sin una agenda que los interrumpa, desde allí, gradualmente, podrán orientarse en expandir el placer de formas completamente nuevas, incluyendo incluso prácticas sexuales conectadas con lo espiritual, si así lo desean”.

 

6) “El sexo se ha convertido en algo monótono”:

 

Cuando tenemos una pareja nueva somos capaces de hallar pequeños detalles que lo cambian todo. Este es, sin duda, el punto en el que las parejas consolidadas tienen que trabajar más para que el sexo deje de ser un acto convencional.

 

Más que el hecho en sí, lo que va a despertar las ganas son los pequeños toques fetichistas, el lenguaje, experimentar con el tacto o las sorpresas inesperadas.

 
El psicólogo Ian Kerner propone crear en la pareja lo que el llama “ventanas para el deseo”: un periodo de veinte minutos donde ambos se comprometen a crear situaciones físicas, sicológicas o de ambos tipos para permitir que surja algo.

 

De tal forma que las acciones como «Besarse, abrazarse, bailar como locos, masajearse mutuamente, ver películas pornográficas, leer novelas eróticas juntos y muchas otras cosas», con importantísimas para salir de la monotonía.

 

(Panorama)