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La plataforma de televisión por internet  Netflix, emitió el pasado fin de semana un polémico documental en el que descose completamente todo proceso por el que tienen que pasar las jóvenes que aspiran participar en el concurso Miss Venezuela.

 

El documental lleva por nombre To be a Miss (Ser una Miss) y tiene como mensaje principal demostrar todos los excesos, sacrificios, operaciones estéticas y demás estereotipos a los que deben someterse quienes desean formar parte del reconocido concurso.

 

En 1 hora y 24 minutos,  Bethania, Kiara y Mirla, quienes son las tres venezolanas que protagonizan del documental dirigido por Edward Ellis, relatan lo que han hecho y están dispuestas a hacer para que finalmente el “Zar de la belleza”, Osmel Sousa, quien está al mando del concurso, les dé el visto bueno y las acepte.

 

Bethania, de 17 años y quien pesa 50 kilos relata que pasa más de cuatro horas en el gimnasio y que sus  amigas le dicen que “está loca” por no probar bocado cuando sale a comer con ellas. La joven argumenta que la organización se lo ha dejado claro: tiene dos meses para bajar de 8 a 10 kg. Si no lo logra, no podrá cumplir su sueño.

 

“No me importa hacerme todas las cirugías plásticas que hagan falta ni adelgazar todo lo que me pidan, si con eso logro ser Miss Venezuela”, cuenta a la cámara mientras su madre se siente orgullosa a su lado.

 

Kiara relata no sorprenderle que le exijan operarse los senos, que le hayan llamado “gorda” o acusado de “tener unas piernas feas”, eso forma parte de los descalificativos que les hacen.

 

Nariz, las lolas (pechos) y liposucción, son las operaciones “necesarias” a las que deben someterse las aspirantes, lo cual amerita que las chicas cuenten los suficientes ingresos para cubrir esos gastos.

 

A esto, Mirla enfatiza que para costear los gastos de las operaciones, es necesario buscar patrocinantes, que normalmente son empresarios dedicados al mundo de la televisión, banqueros y hasta políticos.

 

“El Miss Venezuela, para muchas, es la única vía de escape, aunque no se sepa a dónde y a qué. Bombardeadas por la televisión y la prensa con ese ideal de fortuna, fama y prestigio”, destaca en el documental Versuska Ramírez Miss Venezuela 1997.

 

La catedrática de la Universidad de los Andes, Nahirana Zambrano, quien participa en documental, asegura que Osmel es el rostro visible de una estructura empresarial estudiada a milímetro y que detrás de él está el conglomerado empresarial del Grupo Cisneros, que es dueño de Venevisión, el canal que transmite el concurso, y que también es dueño de la corporación Miss Venezuela.

 

Zambrano lamenta el desvío social de su país imponiendo canónes establecidos y declara que las mujeres que se niegan a aceptar este ideal reciben mucha presión a nivel familiar, social y laboral, ya sea porque no se maquillan o no se tiñen o alisan el pelo o no se afinan la nariz.

 

De esta manera, el documental resume qué hay detrás de la llamada fábrica de reinas, como es considerado el concurso en el ámbito internacional, donde la vanidad, los excesos, el patrocinio y a ilusión de las  jóvenes se conjugan en un solo sueño: Ser Miss Venezuela.

 

(LaIguana.TV)

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