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En las últimas semanas, específicamente desde principios del mes de abril, la oposición venezolana ha vuelto a tomar las calles con el supuesto fin de exigir un inmediato cambio de gobierno. Esto, cabe destacar, nuevamente le ha servido como excusa a los sectores más ultraderechistas de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), para intentar alterar y caotizar la estabilidad social de nuestra nación.

 

Con la reactivación de toda esta onda desestabilizadora, por cierto, también se ha encendido al máximo el clima de guerra mediática internacional contra Venezuela. La violencia que hoy día generan grupos terroristas y armados afines a la MUD, por ejemplo, es tergiversada fuera de nuestras fronteras para hacer creer que la actitud extremista de los manifestantes, ante la presunta «dura represión» del Estado, se produce en «legítima defensa».

 

Otro ejemplo de toda esta campaña de desinformación contra nuestro país, tiene que ver con el reciente llamado a un Proceso Nacional Constituyente, efectuado por el presidente de la República Nicolás Maduro. Un mecanismo legítimo, enmarcado dentro de nuestra Constitución Bolivariana, es reseñado de forma tendenciosa por diversos diarios privados como un «atentado contra la democracia».

 

«Maduro pisotea otra vez la democracia», titula una de las más recientes editoriales del diario español El Mundo. Con tono resabido, el autor del texto incluso se atreve a aseverar que «la única solución pasa por que los venezolanos se pronuncien en las urnas, en unas elecciones presidenciales adelantadas y supervisadas por organismos internacionales».

 

En la misma onda, pero esta vez desde el diario El País, se hace un llamado a la comunidad internacional a actuar contra el «régimen venezolano». «Tanto la OEA como la Unión Europea deberían advertir al régimen venezolano de las serías consecuencias (incluyendo la posibilidad de imponer sanciones, como la prohibición de viajar y la congelación de activos en el extranjero) a los que se exponen sus dirigentes si deciden seguir por ese camino». Esto, además de una amenaza, se entiende como una clara actitud injerencista.

 

Otros portales, como el ultraderechista ABC, caracterizado por su nula ética periodística, incluso se atreven a mofarse y a insultar al jefe de Estado venezolano. «Todos los días mueren venezolanos en unas manifestaciones que son ya el único camino que ese Nerón desquiciado les deja, para defender su libertad y su futuro», expresa el director del referido diario español en su más reciente artículo de opinión.

 

Todas estas agencias, como se evidencia, se hacen eco de la única versión de la realidad venezolana que se mueve al ritmo de sus intereses: la versión antichavista, antiobrerista, corporativa y, por ende, fascista. Para todas ellas, el llamado constituyentista de nuestro Primer Mandatario no es más que la consumación de un supuesto golpe de Estado.

 

«Maduro consuma el golpe y sitúa a su mujer en el proceso constituyente. La mitad de la nueva Asamblea, para reformar la Constitución, será elegida por las comunas y otros grupos chavistas», afirma una de las periodistas del diario ABC. Esta comunicadora obvia el llamado previo que realizara el presidente Maduro a distintos sectores políticos y sociales del país, incluyendo a los de la oposición.

 

Las garras afiladas de la canalla mediática, en definitiva, han vuelto a asirse con toda su saña de la patria de Chávez y de Bolívar. Las agencias informativas privadas, nacionales e internacionales, como ya es costumbre, hoy vuelven a erigirse como el brazo ideologizador y guerrerista más sutil del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Lo lamentable de todo esto es que el pueblo venezolano de a pie, el ciudadano más humilde y trabajador, es el que sale más afectado y es el que termina pagando las consecuencias.

 

(LaIguana.TV)

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