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Lo que ha destacado en las diferentes acciones de calle convocadas por la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), desde hace un poco más de 60 días, no ha sido precisamente el supuesto talante pacifista, como lo han querido proyectar sus dirigentes y, por supuesto, el andamiaje comunicacional opositor nacional y extranjero, sino por la cruenta violencia que ya ha segado la vida a muchos venezolanos entre funcionarios de seguridad, simpatizantes de la derecha y un número aún mayor de ciudadanos que no eran partícipes de las movilizaciones contrarrevolucionarias.

 

En este contexto, presentamos a continuación el fundamento teórico sobre el cual los sectores antidemocráticos del país han trazado su agenda de sedición con el objetivo de abrir camino a la andanada golpista que conllevaría al fin de la Revolución Bolivariana.

 

El Manual de las Pandillas Callejeras, elaborado en el año 2005 por Max Manwaring, asesor en el Centro de Estudios Estratégicos de Estados Unidos, establece una analogía entre estas bandas urbanas y los denominados insurgentes.

 

Asimismo, explica que aunque existen diferencias entre ambas, en términos de los motivos y modos de operación originales, «el común denominador que vincula claramente a las pandillas y a los insurgentes es que el objetivo final de las pandillas y los insurgentes es deponer o controlar los gobiernos de los países destinatarios».

 

Además, relata que en muchas ocasiones, las políticas de seguridad de un Estado no han prestado una debida atención al surgimiento de estas pandillas criminales, que, en definitiva, son actores políticos, por considerarlas -incluso- «como problemas de aplicación de la ley de bajo nivel».

 

Más adelante, sostiene «las actividades desestabilizadoras comerciales y políticas de las pandillas de tercera generación pueden caracterizarse como un juego de ‘Ajedrez Mágico’. En ese juego, los protagonistas mueven piezas silenciosa y sutilmente por todo el tablero de juego. Bajo la dirección estudiada de los jugadores, cada pieza representa un tipo diferente de poder directo e indirecto y puede llevar a cabo de forma simultánea sus ataques letales y no letales desde direcciones diferentes. Cada pieza se ensaña en contra de su enemigo y se prepara para sacrificarse con el fin de permitir la oportunidad a otra pieza de destruir o controlar a un adversario, o un jaque mate al rey».

 

(LaIguana.TV)